El mundo conocido está dividido en tres reinos, el mundo humano, el cielo habitado por los dragones celestiales y los zorros inmortales, mientras que entre ambos reinos se encuentra el reino de las bestias demoníacas. El gran dragón celestial tiene tres hijos, dos príncipes y una princesa consentida.
Fue prometida a un matrimonio al que se niega rotundamente. Ella, Yareli, única princesa y gran comandante de los ejércitos celestiales que lideró varias batallas consiguiendo muchos logros. Siendo respetada por todos sus méritos y grandes logros, ahora se veía en la obligación de casarse con alguien que mi siquiera conoce.
¿Qué pasará con ella cuando logré escaparse?
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Cap #9
Suibian se sentía molesto por la impertinencia de Cixi, quien lo estaba tocando y acariciando sin su consentimiento.
-Cachorrito malhumorado, cálmate-
Ella seguía con sus toques ahora bajando por su barriga. Él se sentía fastidiado por aquel atrevimiento.
- ¿Qué acaso no tienes conciencia? Demasiado cerca, no no, ahí no. ¡Esto es un ultraje!- se quejaba mentalmente al ser consciente de dónde estaba tocando Cixi.
Su conciencia estaba casi quemando sus neuronas por la vergüenza que sentía, pero su instinto lo hacía hacer otra cosa, porque ahí estaba él, se encontraba con las cuatro patas para arriba dejando que Cixi le de caricias mientras él lo disfrutaba como un buen cachorrito.
- Que buen cachorrito eres Suibian. Ves, ya se fue el malhumor-, Cixi reía molestando al zorro.
Ella siguió molestando un poco más al zorro blanco, pero luego pensó en lo que debería hacer a partir de ahora.
- supongo que ahora que tengo este cuerpo, debería ocuparme de la vida de esta niña y cobrar venganza para ella. De lo contrario su perturbada alma no descansará. De alguna manera debo pagarle el hecho de estar usando su cuerpo para recuperarme-, habló para sí misma mientras seguía tocando al zorro.
El zorro al escuchar aquello lo confirmó;
- lo sabía, sabía que había algo extraño. Ella debe ser alguna deidad. Tengo que averiguar quién es-, sonrió mentalmente el astuto zorro, porque si era alguien de estatus superior, podría tener ayuda para evitar el matrimonio arreglado.
Antes de dejar su palacio, él había escuchado a sus padres hablando sobre que estaba comprometido.
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Recordando...
- es hora de que se case. Él debe hacerlo, es su deber-,
- pero querido, no deberíamos obligar a nuestro hijo a un matrimonio arreglado, si él no está de acuerdo-.
- es la única manera en la que él puede sentar cabeza de una buena vez-,
- pero el estatus de esa dama-,
- el estatus no importa esposa, mientras él pueda madurar. El compromiso será dentro de tres meses, mañana iré a hablar con él-.
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En sus pensamientos, la mujer con la que planean comprometerlo es una de bajo rango, y si consigue el favor de alguien de estatus alto...
-puedo pedirle que me devuelva el favor interviniendo a mi favor y romper el compromiso, ¿no es así?-, volvió a sonreír astutamente el zorro porque definitivamente se quedaría al lado de esa humana para averiguar más sobre ella.
- ¿Por qué tu cara tiene esa mueca rara?-. Ella vio una expresión rara en el rostro del zorro quien se encontraba perdido en sus pensamientos.
Cixi se levantó, y al verse se dio cuenta de que así, con esa ropa no podría solo regresar a casa. Cualquiera que lo viera entraría en pánico. Estaba llena de sangre y el vestido estaba roto. Maldijo a las personas que le hicieron eso a la pobre niña. Suspiró por un momento pensando en algo, no podía conseguir ropa nueva en ese bosque, pero al menos podría tratar de lavarla y quitarle la sangre.
Miró al zorro que estaba en el suelo con una pata lastimada, así que cuidadosamente lo levantó. Iría a buscar algún río o lago donde pueda lavarse y lavar la ropa para quitar toda la sangre.
- eso es humana, así debes servirme-, mentalmente hablaba el zorro al ser cargado. No tenía que caminar, ahora tenía alguien, para servirle.
Cixi caminó por un buen rato buscando agua, hasta que logró llegar a un pequeño lago. Bajó al cachorro en la orilla y ella procedió a quitarse la ropa para entrar y lavarse.
- espera, ¿qué haces?. ¿No te das cuenta de que estás frente a un hombre?- El zorro nuevamente fue sorprendido por las acciones de Cixi. Él estaba muy avergonzado y trató de cubrirse los ojos con sus patas.
Al terminar su baño y lavar la ropa, que aunque seguía toda rota ya no tenía sangre en ella, se las volvió a poner y esperaría un rato hasta que esté más o menos seco, antes de dirigirse a la mansión de su ahora familia.
- ¿Cómo crees que reaccione esa arpía cuando me vea?-. Ella suspiró mirando el cielo estrellado algo pensativa.
- Esa familia está podrida, en nombre de Cixi, y para no aburrirme, me divertiré con ellos. ¿Qué te parece, vienes conmigo Suibian?. Te prometo que nos divertiremos y que te cuidaré-, habló con una sonrisa en el rostro mientras miraba al zorro sentado a su lado.
El zorro le pasó una pata, como señal de que estaba de acuerdo y ella solo sonrió ante ese gesto.
- Puedes entenderme bien, definitivamente eres del clan de los zorros, seguramente eres alguien que está tratando de cultivar para mejorar su rango, ya que solo tienes una cola. Y, es probable que ya tengas un nombre, pero para mí serás siempre Suibian-,
Cixi sonrió y acarició la cabeza del zorro quien en sus adentros se estaba quejando de nuevo por las palabras de la mujer...
- ¿Zorro de bajo rango? ¿Solo una cola?. No cabe dudas, ¡eres una tonta! Soy un zorro de nueve colas, único en su tipo y el más hermoso de los tres reinos. Empiezo a dudar de que seas alguien de estatus alto-, se molestó el cachorrito con una mueca de disgusto.
Ya era de madrugada, Cixi levantó al zorro en su regazo y empezó a caminar para salir del bosque. Necesitaba llegar fuera de ella y a partir de ahí podría ir a la mansión. Era un camino un tanto largo, pero sabía cómo llegar y definitivamente lo haría.
Mientras iban caminando el silencio reinaba entre ellos, solo se escuchaban los ruidos propios de aquel bosque. Cualquier dama tendría miedo en aquel lugar y más por la noche, pero ella estaba bien con eso. Cuando por fin llegaron a las afueras del bosque ella habló rompiendo el silencio,
- cachorrito, es hora de poner patas arriba la mansión del general-
Una sonrisa maliciosa se vio en su rostro, y el zorro se quedó viéndola,
- esa sonrisa, me pone los pelos de punta-, pensó y escondió su rostro en los brazos de Cixi.