Mi Cielo... Mi Infierno

Me detuve deslizando la puerta corrediza, di un paso hacia a fuera, las miradas de estas personas se enfocaron en seguida en mi. Lo cierto es que se sentía una lealtad a mirar a cada uno de estas personas que nunca había visto en este lugar.

Willow: Buenas noches.

Nahir: Buenas noches cariño, tendrás la carta.

Valentina: Yo un buen whisky

Daemon: Eso es todo, lo que necesita mi mujer.

Sonreí un poco nerviosa, miré a cada uno recordando a algunos que se les conocía en el mundo de las leyes.

Bastian: Igual un whisky.

Santino: Wiski para todos.

Iba anotando su pedido, las que se veían un poco exigentes eran las mujeres, pero mi atención se fue hacia uno de los hombres que no hacía más que ver a la que me imagino que era su novia, pasó su brazo por el respaldo de la silla acercándose a ella. Sonrió coquetamente, pero él no apartaba la atención sobre esa mujer.

Mavie: Me traes vino tinto.

Santino: trae una botella de whisky, debes tener en este lugar el The Macallan

Sonreí asintiendo con la cabeza, era de los mas caros y claro que muy pocos lo pedían por el precio tan elevado, pero si lo estaban pidiendo es por que tenían el suficiente dinero para pagar por una botella de esas.

Bastian: una botella de vino Romanée Conti 1945 que sea del año por que si no va para atrás.

Sonreí mirando al Fiscal más prometedor en el país, era impresionante admirar a tantos hombres tan guapos en esta mesa. Miré hacia el otro hombre que ni había hablado.

Willow: ¿Usted?

Levantó su mirada tan fría, levantando una ceja en forma de no estar conforme que le dirija la palabra, tragué saliva dando un paso hacia atrás, no necesitaba hablar ese hombre para decir que estaba sobrando en este momento aquí.

Willow: Con permiso. ¿Algo más?

Renata: Máximo Rizzolli, hasta lindo se pronuncia tu nombre.

El hombre solo sonrió negando con la cabeza, la chica tomó su mano apretando ligeramente, cosa que estaba entendido que ella era la pareja de ese hombre.

Máximo: Corte de carne para todos a ¾.

Willow: ¿Algo más?

Máximo: ¿Qué estaba discutiendo con ese hombre afuera?

Entreabrí mis labios viendo que todos pasaron su atención hacia el tal Máximo para terminar mirándome, sonreí cortésmente, ellos sonrieron negando con la cabeza, pero a su novia o la mujer que estaba a su lado no le había hecho mucho en gracia que tenía que mirarme de pies a cabeza.

Willow: Con permiso, voy por su orden.

Me di la media vuelta escuchado removerse una silla, deslicé la puerta entrando.

Mavie: Niña. No escuchaste que te hicimos una pregunta.

Máximo: SIEN-TA- TE.

Miré a la mujer que tenía una severa arrogancia, pero terminó por sentarse a la orden de ese hombre, deslicé la puerta mirando aun estas personas. Me di la media vuelta, no sé que pensaba ese hombre en preguntar ese tipo de cosas cuando por lo que se nota ni son de los que se puedan preocupar por los demás por el contrario, solo son los que intentan hacer de menos, claro sin contar al señor Fiscal y la señora Fiscal que siempre se hablaba bien de ellos de la mejor manera.

Caminé hacia el área de los pedidos, arranqué la hojita poniendo en espera.

Dalia: Querida. ¿Qué tuviste problemas con Darío?

Willow: Termino de atender la mesa de afuera y voy a su departamento, creo que tendríamos que hablar y no dejar las cosas sin explicación.

Dalia: Te entiendo pero no comprendo la actitud de Darío, nunca lo había visto así.

Solté un gran respiro cuando el mesero tomó mi nota registrando la orden. Miró hacia afuera viendo a las personas que tenía que atender.

Gilli: Vaya, te tocó una buena mesa. ¿Los conoces?

Willow: solo al Fiscal Bastian Bonnet y su esposa Renata Nunier, los demás ni idea de quienes sean.

Los tres asechamos mirándolos bien. Sentimos un ligero golpe en nuestras cabezas mirando hacia el gerente que negó con la cabeza.

Gerente: Cuidado niñas, esos hombres no son para ustedes.

Willow: sin contar al señor Bastian y la señora Renata, por que los demás son arrogantes y pedantes.

Gerente: Esos hombres Willow son los que pagan nuestas facturas.

Di un paso hacia atrás chocando con una de las camareras que tenía un montón de bebidas, traté de sostener su charola, pero era imposible mantenerlas cuando todas terminaron por irse al piso.

Denia: Willow.

Willow: Lo siento… perdón, perdón. No te vi.

Las tres nos pusimos de cuclillas levantando partes de los cristales que estaban regados por todos lados, otra de nuestras fue por los utensilios de limpieza, cerré mis ojos con fuerza l ver que me hice una pequeña cortada con uno de los cristales.

Gerente: Willow, no es tu día.

Levanté mi mano viendo la sangre recorrer por mi mano, me ayudó a ponerme de pie caminando hacia el despacho de Roberto, siempre contábamos con un botiquín por cualquier cosa, aunque nunca lo usábamos, hoy sería el primer día.

Gerente: Willow, estás muy distraída.

Abrió la puerta entrando él de primero, rápidamente se fue hacia donde estaba el botiquín. Miraba la herida, era un profundo corte, pero nada que no se pudiera curar.

Willow: Termino de atender a las personas esas y voy a ir a ver a Darío.

Gerente: ¿Para que?

Willow: No quiero malos entendidos, estoy a dos meses de casarme y no me gustaría que él tenga en estos momentos pensamientos errados.

Asintió con la cabeza, sacó varias cosas empezando a limpiar la herida.

Gerente: Vaya, es profunda.

Willow: Solo con una gasa y una venda, no creo necesitar puntos.

Gerente: Cuando veas a Darío le dices que fuiste para que te los diera.

Sonreímos de manera divertida, viendo de esa manera, tenía el pretexto perfecto, pasaba la venda con mucho cuidado dejando terminado el vendaje.

Willow: Entonces esas personas son los dueños de este lugar.

Gerente: Si, ya se habían tardado mucho en venir. Tras muchos problemas con los fiscales se les miraba menos en cualquiera de sus negocios.

Asentí con la cabeza, prefería no indagar sobre esas personas que no eran de importancia al menos no para mi. Abrí la puerta.

Gerente: Willow, puedes irte.

Willow: Gracias.

Salí cerrando la puerta, en mi mente tenía que formar las palabras correctas para hablar con Darío. Di la media vuelta chocando con alguien, me tambaleé sujetándome de la pared, resintiendo el dolor de la herida que empezaba a manchar un poco la venda.

Mavie: Vaya, eres un peligro, lastimas a tu compañera y luego intentas lastimarme.

Willow: lo siento. No me di cuenta que venía.

Cruzó sus brazos, ella me estaba dando una barrida, pasé a su lado pero ella solo dio un paso hacia atrás, obstruyendo mi paso. Me detuve, no quería hacer daño y tampoco hacerme de palabras y ahora que sé que ellos son los dueños, menos.

Mavie: No te atrevas a volver a ignorar a mi esposo.

Willow: ¿Disculpe?

Mavie: si te habla, solo respondes y listo, así es esto.

Willow: Mi vida personal no puede interferir en mi trabajo.

Mavie: ¿Qué tal y si te quedas sin empleo?

Dalia: Willow, tu orden.

Cerré los ojos respirando con un agradecimiento, esta mujer solo buscaba dar picones y ella si que tenía todo para hacerlo, negó con la cabeza sonriendo, la miré al momento que ella me dio unas ligeras palmadas en el hombro. Empezó a reírse caminando hacia el baño, rodé los ojos, ser pretenciosa le quedaba muy bien, llegué a la barra viendo las charolas, sostuve la charola de las botellas, las hieleras, caminé apresurándome, ya con el permiso de Roberto, quería aligerar todo.

Dejé las hieleras y las bases deslizando la puerta, todos quedaron en completo silencio, sostuve las bases abriéndolas, dejé encima la charola, tomé las botellas poniendo cerca del Juez Bsatian y del otro hombre que era su gemelo, ya que ellos se lo repartieran. Saqué el destapa corcho, el hombre se puso de pie extendió su mano, le entregué el destapa corcho.

Santino: Es momento de brindar y que mejor que sea quien abra una de las botellas de mi producción.

Willow: ¿También es dueño de estos vinos?

Pequeñas sonrisas se podían escuchar de las mujeres, di un paso hacia atrás, bajando la mirada.

Nahir: Mi esposo Santino Carlucci, es el creador de este magnifico vino. ¿gustas probarlo?

Willow: No, claro que no.

Máximo: Una copa no te afectará.

Valentina: Eres muy malo Máximo.

Máximo: ¿Yo?

El hombre llamado Máximo, tenía una sonrisa tan divertida, miró hacia la entrada que se puso de pie, era demasiado alto, acomodó el asiento hacia la mujer rubia.

Me retiré del lugar, no quería interrumpir su momento de reunión de negocios o de lo que sea. Corrí llegando a la charola de la comida.

Willow: Me voy, necesito mi tarjeta para chequeo.

Gilli: ahora te la entrego, ve, lleva la cena.

La sostuve, esta tuve que hacerlo con más cuidado, estaba muy pesada, entré hacia el lado mirando hacia el hombre Santino, se veía con una presencia muy elegante y prometedora. Así me vería con Darío entre poco. Dejé la charola…

Santino: Estamos a nada de la proclamación de las células…

Se detuvo, levanté mis manos en forma que podía seguir, pero claro que solo en mi mente pasaba que estas personas hablarían de sus asuntos frente a mi, tomé los platillos entregando en el lugar de cada uno de las chicas. No por nada pero la señora Renata, la de cabello castaño que es la esposa del señor Santino y la otra mujer que estaba junto al otro hombre fueron muy amables y agradecían. Sostuve el ultimo platillo me acerqué a la chica que solo me sonrío, dejé el plato donde me sostuvo con fuerza la mano que estaba lastimada. Mordí mi labio inferior tratando de apartar mi mano.

Mavie: Dejaste sangre en mi corte.

Miré hacia el corte y no tenía nada. La señora que estaba Junto a ella se puso de pie acercándose hacia el corte.

Valentina: Ay Mavie, no tiene nada.

La mujer me soltó, sostuve mi mano viendo que ya estaba sangrando más de la cuenta.

Nahir: ¿Te encuentras bien?

Willow: si.

Caminé hacia los demás platillos de ellos, la señora se puso de pie llegando hasta mi lado.

Nahir: Deja, se los entrego.

Willow: No hace falta.

Nahir: Ve, ve a lavarte que entonces si dejarás huella.

Tragué saliva, solo faltaba que me fueran a reportar cosa que no quería, solo quería cumplir con mi trabajo, pero era verdad, ya con la sangre más prominente podía meterme en problemas, asentí con la cabeza mirando hacia la mujer que daba un bocado sin apartar la mirada de mi. Las demás ni en cuenta, solo esa mujer que de rubia natural no tenía nada. Deslicé la puerta cerrando por completo, caminé hacia la barra, Gilli me entregó mi tarjeta, agradecí por que ya era momento de salir y saber que estaba ocurriendo con Darío. Corrí hacia el checador.

Gerente: ¿Listo?

Willow: si. Ya están servidos.

Gerente: Cualquier cosa no dudes en llamarme.

Willow: Lo haré.

Metí mi tarjeta, marcaba las 12: 50 am, así que ya debería estar bien dormido, pero no pensaba en dejar las cosas de esta manera. Me apresuré a cambiarme, tomé mis cosas saliendo a toda prisa del bar. Tenía el tiempo pues no medido pero conociendo a Darío él podía dormir sin escuchar ni un solo ruido. Abrí la puerta de mi auto, metí mis cosas dejando en el asiento de copiloto, cerré la puerta encendiendo mi auto, ahora si, tenía muchas cosas para hablar con Darío.

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Willow