En el antiguo jardín de la mansión, la mesa de té estaba meticulosamente dispuesta para dos, mientras el sol de la tarde bañaba el escenario con suavidad. El hombre, impecable en su apariencia pero distante en su mirada, apenas prestaba atención a la dama frente a él. Sus cabellos rubios danzaban con la brisa, pero su expresión reflejaba tristeza y resignación. Con voz serena pero cargada de pesar, ella deslizó un documento sobre la mesa, diciendo: "Espero que encuentre a alguien que lo ame en la medida en que usted no lo considere una molestia."
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Capitulo 20
En la mansión Everglen, el Marqués preguntó por Edith al mayordomo, quien informó que había salido al pueblo. La Marquesa, que estaba compartiendo té con el Marqués, expresó su disgusto al enterarse.
- Marquesa: ¿Cómo es posible que haya salido sin mi permiso?
El Marqués, un tanto molesto, respondió.
- Marqués: Edith no es una prisionera. Tiene libertad para salir cuando quiera.
Mientras tanto, el Marqués reflexionó sobre la lista de posibles candidatos a prometidos que había considerado para Edith. Suspiró con pesar, cuestionándose cuál sería la elección adecuada para su hija.
Mientras tanto, en el carruaje, Edith, aún avergonzada por el encuentro con Cedric, se desplomó. La doncella que la acompañaba la observó con curiosidad. Edith, impaciente, apuró al chófer para llegar al lugar donde se encontraban las carpas del circo, buscando una distracción para alejar sus pensamientos.
En la posada, Cedric respondió a la pregunta de Logan con una seriedad gélida.
- Cedric: Es la futura Duquesa de Beamount.
Logan abrió la boca con incredulidad.
- Logan: ¿La futura Duquesa? ¿Intenta establecer relaciones con el Duque por ello le ha hablado a esa mujer?
Cedric arqueó una ceja, y su tono se volvió irónico.
- Cedric: oh sí, tal parece que el orgulloso Duque está muy interesado en relacionarse con un plebeyo.
Logan borró su expresión de curiosidad a una seriedad, entendiendo la ironía de Cedric, pero aún así no podía evitar pensar en la reciente acción de su maestro.
- Logan: Pero entonces, ¿por qué...?
Antes de que Logan pudiera terminar de formular su pregunta, Cedric lo silenció con una mirada fulminante, dejándole claro que había un límite en cuanto a lo que podía preguntar.
Cedric, aparentemente concentrado en la conversación con Logan, tenía su mente vagando por los recuerdos del encuentro con Edith. Pequeños fragmentos del episodio vivido se repetían en su cabeza como imágenes vívidas. Recordaba cómo Edith tomó el dobladillo de su vestido y hizo una reverencia, mostrando una delicadeza que lo había sorprendido. También recordaba cómo levantó un poco su rostro y pudo ver un ligero rubor en sus mejillas por debajo del ala de su sombrero. Pero también la persistente imaginen, de la opacidad en sus ojos y la leve hinchazón bajo sus ojos, evidencia de que había estado llorando, lo perturbaban.
Cedric, cruzando los brazos y aparentando molestia, parecía ausente en la conversación. Logan, notando la actitud de su maestro, se calló y luego preguntó con cautela.
- Logan: ¿Pasa algo, maestro?
Cedric lo miró con intriga, tratando de ocultar su distracción, y preguntó de vuelta.
- Cedric: ¿Nada, por qué?
Logan respondió, sin creer del todo en la respuesta.
- Logan: Parece distraído desde hace un rato... Creí que algo de lo que estaba diciendo no era de su agrado.
Cedric se dio cuenta de que en verdad había estado ausente y no recordaba exactamente lo que Logan había estado explicando. Intentó disimularlo y respondió.
- Cedric: En absoluto, continúa, que se hace tarde.
Logan, sin convencerse del todo, lo miró con sospecha y murmuró para sí mismo.
- Logan: Está bien...
Luego, retomó lo que había estado explicando, mientras seguían adelante con su conversación.
Edith finalmente llegó a la función del circo, y la escena que se desplegaba frente a ella la dejó sin aliento. El aire estaba impregnado de una mezcla de aromas, la vista era excéntrica con animales exóticos. Las luces de colores parpadeaban y la música alegre llenaba el aire, creando un ambiente vibrante y emocionante.
La carpa estaba decorada con brillantes telas de colores y adornos relucientes. Malabaristas lanzaban pelotas y aros al aire, acróbatas realizaban piruetas en el trapecio y payasos hacían reír a la multitud con sus travesuras. Edith observaba todo con los ojos bien abiertos, fascinada por la magia y la maravilla que se desarrollaba ante ella.
Nunca antes había experimentado algo tan emocionante y nuevo. Cada acto la dejaba boquiabierta, y su corazón latía con entusiasmo mientras absorbía cada momento con asombro y deleite. La risa y los aplausos de la audiencia llenaban el aire, creando una atmósfera de alegría y emoción.
Para Edith, aquel circo representaba un mundo completamente diferente al suyo, lleno de aventura y fantasía. Era como si hubiera sido transportada a un lugar mágico donde todo era posible. En ese momento, se olvidó de sus preocupaciones y se dejó llevar por la emoción del espectáculo, sumergiéndose por completo en la experiencia única que le ofrecía el circo.
Edith, de vuelta a la mansión Everglen, parecía haber logrado temporalmente despejar su mente de preocupaciones al recordar las cosas fantásticas que había presenciado en el circo. Sin embargo, esa sensación despreocupada no tardó en desvanecerse.
Mientras caminaba por la sala principal de la mansión, de regreso a su habitación, algo en la mesa entre los sillones llamó su atención. El titulo que encabezaba la lista la llenó de desesperación, "Posibles Prometidos para Edith".
El corazón de Edith se hundió mientras leía los nombres de los hombres que su padre había considerado como posibles esposos para ella. Una oleada de aversión la invadió, pero no pudo evitar leer los nombres con una mezcla de curiosidad y angustia.
La lista era un recordatorio cruel de la realidad que enfrentaba. Con el sabor amargo de la verdad, Edith se retiró a su habitación y pidió no ser molestada. Incluso ignoró las ofertas de las doncellas para servirle la cena.
Cuando las luces se apagaron en la mansión y el silencio se hizo más profundo, los pensamientos de Edith sobre Lucian la atormentaron. Con lágrimas en los ojos, se dio cuenta de que estaba más lejos que nunca de Lucian, el hombre al que amaba profundamente.
Un cosquilleo de dolor recorrió su cuerpo, y un suspiro pesado y devastado escapó de sus labios.
- Edith: [Han pasado tres meses, y ni siquiera has intentado contactarme... Es obvio que soy la única que se está lamentando]
Una risa sin alegría escapó de sus labios mientras se secaba las lágrimas. Murmuró para sí misma en voz apenas audible.
- Edith: ¿Qué estoy haciendo? Fui yo quien decidió alejarse, pero aún así no puedo dejar de extrañarte...
Edith, invadida por una desesperación y rabia repentina, luchó por contener sus gritos mientras se sentaba en el borde de su cama.
- Edith: ¡Definitivamente me olvidaré de ti, Lucían! ¡Definitivamente quedarás en el olvido!
Sus palabras resonaron en la habitación, cargadas de frustración e impotencia. Sabía que estaba diciendo eso por el nuevo compromiso que se cernía sobre ella y por la falta de contacto de Lucian. Una lágrima solitaria se deslizó por su mejilla mientras su voz se iba apagando.
- Edith: ¿Es que estos cinco años no han significado nada para ti? ¿Simplemente fui yo quien se desgastó de este modo?
La respuesta parecía evidente, y la tristeza la envolvió mientras se acurrucaba en una esquina de su cama.
Sin poder conciliar el sueño y sumida en su tristeza, Edith fue invadida por una idea loca en medio de la madrugada.
- Edith: ¿Quién dice que tengo que casarme con quien mi padre escoja? Solo debo casarme con alguien que tenga los mismos intereses que yo.
Se levantó de su cama, decidida.
- Edith: No quiero amor, no quiero ilusiones, no quiero algo que no puedo tener... solo una vida tranquila. Como un negocio. Solo debo encontrar a alguien que vea el matrimonio como a un negocio.
Edith se atrevió a imaginar a alguien así, y por alguna razón, la única persona que vino a su mente fue Cedric Blackwood.
Y si es cierto que se dice que con la clase se nace y en algunas ocasiones se hace...¡Usted, francamente desertó de las dos!.🤨😒