ENTRE LAS SOMBRAS

MARATON DE VIERNES 3/4 💖

MELODY

No consolaba las palabras que escuchaba salir de la boca de la mujer que me dió la vida, ya no sé si llamarla mamá. Todo esto fue demasiado lejos, he soportado años de maltrato físico y psicológico de su parte, trabajo duro para que tenga siquiera un techo sobre su cabeza, un lugar para dormir y un plato de comida caliente pero para ella parecer que nunca es suficiente.

Está vez pensaba que sería diferente, en realidad siempre tengo esa esperanza pero después me terminó dando cuenta que es lo mismo, ella nunca cambiará. Yo quería que ambas nos reconciliamos y que fuera a rehabilitación, poder tener un poco del amor que me daba cuando papá vivía. Extraño esos tiempos.

No me di cuenta en el momento en el que comencé a llorar, me limpie las lágrimas con el torso de la mano y la mire, ella estaba de pie frente a mi mirándome como si le hubiera contado el mejor chiste de su vida. Era tan cruel, ella misma era cruel con su propia hija, me dió la vida y ahora me la está arrancando.

—No puedes decir eso, ¡no menciones a papá! —Solloce.

Me dolía, me quemaba siquiera recordarlo, era revivir todo lo que una vez tuve.

Lo extraño tanto.

—¿Que te sorprende, querido Des? ¡Es tan gratificante saber que la hija del gran Joseph Parker es una prostituta! —Dijo con desprecio. —Aunque... Bueno, ¿sabes que? No necesito darte explicaciones, sigue creyendo que tú infancia fue la más dulce al lado de ese pobre e inocente hombre... Pero ahora, mira como acabaste, siendo bailarina de un bar de dudosa reputación.

—Y su esposa acabo siendo una drogadicta de mierda que lo único que la hace feliz es destrozar la vida de su propia hija. —Mi mirada se dirigió al dueño de esas palabras, Dominic seguía de pie frente a mi madre, dió dos pasos hacía atrás y me acerco a él y depósito su mano en mi estómago, brindándome apoyo.

No pude decir nada, porque tenía razón, era indefendible lo que ella estaba haciendo en ese momento.

Mi pecho subía y bajaba a una velocidad impresionante, solloce.

—Vete de aquí y no te quiero volver a ver jamás. —Le dijo, ella carraspeó.

—¡Fue una perdida de tiempo venir! —Dijo girándose hacia la puerta. —Realmente no voy a necesitar nada de lo que está aquí.

Ella comenzó a caminar y una vez que paso enseguida de Colin se volvió a girar y la miro.

—Espero que tú vida sea tan miserable como la mía, Melody. —Dijo con desprecio. —Y espero que un día me busques y tengas que suplicar que te perdone.

Cuando Cristina ya no estuvo en el departamento me desplome en el sofá y comencé a llorar con más fuerza, abrace el almohadón que descansaba a mi lado y lo apreté hacia mi. Dominic acariciaba mi espalda mientras me refugiaba en su pecho, los latidos de su corazón eran rápidos pero el parecía estar muy tranquilo.

—Tranquila, aquí estoy. —Murmuro sobre mi cabello.

—No es justo, yo-yo pensé que... —No pude terminar, me sentía muy dolida.

—Sh. —Me cayó. —Descansa un momento.

—Melody, no tuvimos el mejor comienzo pero quiero que sepas que también tienes mi apoyo.

Las palabras de Colin me descolocaron, si bien el había sido un descarado y salvaje cuando nos conocimos, ahora cambiaba de opinión y parecía más comprensivo conmigo. Me agrado.

—Ahora nos tienes a nosotros. —Siguio.

—Tiene razón. —Dijo Dominic. —Tu y yo hablaremos después. —Lo señaló, este fruncio el ceño.

Mi corazón comenzó a latir desesperado en mi pecho como si acabará de correr un maratón de muchísimos kilómetros y realmente no lo culpo, más bien agradezco que no me dejarán sola en este momento. Sé que debo responder, los cuatro ojos no dejan de mirarme, Colin intrigado y Dominic comprensivo, siquiera debo darles las gracias. Espero calmarme un poco para darles una respuesta.

—Gracias. —Murmuro aún contra el pecho de Dominic.

Que vergüenza, ya moje su camisa.

Me levanto un poco y me aliso el cabello pues mi moño despeinado ya comenzaba a soltarse.

—Es mi momento de irme. —Avisa Colin. —Llámame cuando puedas.

Dominic asiente.

Él se marcha y nos quedamos solos los dos, yo suspiré aún con mi nariz congestionada, había dejado de llorar hacia un poco de tiempo.

—¿Te sientes mejor? —Asentí.

—Termine de entender que mi madre no es una buena persona. —Dije mirándolo a los ojos. —Hasta el árbol genealógico se poda, ¿cierto? —Frote mis muslos lentamente. —Entendí que ella jamás va a cambiar y el que ella haya tomado la decisión de dejarme es reconfortante, había querido hacerlo desde hace mucho tiempo... —Tome una ligera pausa para pensar lo que diría y seguí. —Creía que me seguiría a todas partes, que nunca me dejará y ahora que lo hizo, creo que puedo comenzar a seguir mi vida.

—Tómalo con calma. —Dominic puso su mano sobre la mía y la cubrí con mi mano desocupada.

—¿Por qué eres tan bueno conmigo? —Pregunté. —Yo pensé que tú no eras así.

—No juzgues a un libro por su portada.

&Te subestimé.

—Lo importante es que nos estamos conociendo, bonita.

Me acaba de llamar bonita, ¡Dios!

—Ya no quiero hablar más de mi madre. —Añadí limpiando los últimos rastros de lágrimas que había en mis mejillas. —Lo superaré.

—Confió en que así será. —Me ánimo. —¿Qué quieres hacer? Necesitamos cambiar un poco el tema, te sentirás mejor.

—Conocerte, en realidad conozco muy poco de ti.

—Ya hablamos de eso... aún no.

—No me refiero a eso, quisiera conocer tus gustos... El juego, preguntas rápidas ¿lo conoces? —Negó. —Preguntamos cosas fáciles de responder y ya, simple.

—Yo comienzo. —Dijo. —¿Color favorito?

—Blanco, ¿el tuyo?

—Negro.

—¿Comida favorita? —Dije.

—Hamburguesas, ¿la tuya?

—Waffles con pollo frito. —Sonreí levemente imaginándome un gran plato.

—¿Cuál es tu recuerdo favorito?

Suspiré, sabía esa respuesta.

Los mejores momentos de mi vida fueron con él, si tan solo siguiera vivo mi vida fuera tan distinta a lo que es hoy. Quizá mi madre no estaría perdida en las drogas y yo no fuera bailarina de un sucio club de hombres... pero tampoco hubiera conocido a Dominic.

...*RECUERDO DE MELODY*...

—¡Corre Melody, alcanzame!

—¡Papi es injusto, tu eres mayor! —Grite entre risas mientras intentaba alcanzar a papá.

—¡Pero tú eres fuerte y puedes alcanzarme cuando quieras!

Asentí, corri tan rápido que pude alcanzarlo y me colgué de su pierna, el siguió moviendola con dificultad y yo reía.

—¡Haz perdido, haz perdido! —Decía.

—¡Me rindo! -Bufo graciosamente. —Mi niña preciosa ha ganado, siempre lo hace.

Se inclinó hacia mi y tomo ambas mejillas para acobijarlas en sus manos que eran gigantes, me encogí de hombros lentamente agraciando su agarré.

—Eres la princesa más bonita del mundo, Melody. —Siguio él. —Eres mi princesa

Beso ligeramente mi nariz y yo rei, su barba me daba cosquillas.

—¡Teeeeee aaaaamooooo! —Dije lentamente alargando las vocales y haciendo muecas en el proceso. Era nuestra forma.

—¡Teeeeee aaaaamooooo maaaaas! —Siguió él, mirándome.

—¡Chicos, ya está lista la comida! —Escuche decir a mamá, la mire.

Estaba tan bonita, su vestido azul cielo caía sobre su cuerpo y llevaba un delantal blanco que ya estaba un poco manchado de restos de comida, su cabello rubio estaba agarrado en una coleta despeinada y tenía una sonrisa radiante. Le sonreí.

—¿Vamos a comer? —Dijo papá tomándome en brazos.

—¡Ya soy grande, tengo seis! —Chille dramatizando la escena. —No puedes llevarme en brazos.

—Aunque tengas cuarenta, siempre tendrás a papá para que te lleve en brazos a dónde quieras.

...*FIN DEL RECUERDO*...

—Jugando en el patio de mi casa, con mi padre. —Le dije mirándolo a los ojos, los míos ya estaban cristalizados.