La Intrusa

Capítulo 9

Después de un viaje de diez horas en tren desde Paris, Federico llegó a su destino, todos sus viajes anteriores habían sido por negocios o por vacaciones familiares. Pero esta vez había vivido en esas emblemáticas ciudades, estaba más relajado y hasta cierto punto tranquilo. Su hermano había manejado su ausencia como un tema sobre su salud, un retiro temporal. Todo era especulaciones, en la empresa y en la sociedad. Así Federico lograría estar fuera del radar de los medios.

Tomó un taxi para que lo llevara directo al centro de Madrid, ahora con la tecnología era más sencillo ubicarse en cualquier lugar. Minutos más tarde había llegado a su destino, había elegido una zona muy concurrida. El departamento estaba sobre la cafetería llamada Mocay, había oficinas y restaurantes al rededor. Le gustaba la ubicación.

Entró para instalarse, el inmueble estaba limpio, él tomó un baño y se sentó en el balcón a leer un rato antes de irse a Dormir. Desde ahí se podía escuchar la vida nocturna de la ciudad. Por un momento recordó a sus hijos, en especial a Damián. Había prometido a su pequeña hablar con el, pero aún no se sentía capaz.

Mientras tanto en México sus hijos discutían todo el tiempo, sobre todo Damián y Marbella. José Luis se desesperaba con ambos, tenían el mismo carácter fuerte y ruin.

—Basta los dos. ¿Pero qué diablos les sucede?.—preguntaba alterado José Luis

—Nada, que estoy cansado de que Marbella me coloque piedras para que tropiece.—respondió Damián

—No sé de qué hablas, lo que sucede es que tú nunca has estado aquí, aún no sabes cómo funciona la empresa, eres un improvisado.—respondió Marbella

—Es increíble que se comporten así, son hermanos. Deben apoyarse, mientras no esté aquí su padre.—les decía José Luis

—No tío, lo que pasa es que tú le diste la vicepresidencia no por mérito, si no para tenerlo aquí, él no le importa nada. Solo le importa tomar, divertirse y despilfarrar. Tengo toda mi vida al lado de mi padre, llevando esta empresa a la cima. Me hacen a un lado solo porque no soy hombre, mil veces agradezco ser mujer que una inútil como Damián.—sacaba Marbella toda la frustración.

—No, no es por que seas una mujer. Es porque no tienes liderazgo y toda esta rabieta, es a causa de tus caprichos, de que siempre quieres ganar.—le decía Damián

—Vete al diablo, hagan lo que quieran.—respondió Marbella y salió de la oficina furiosa.

—Damián, sé que no quieres estar aquí, pelear con Marbella no te ayudará. Algún día serás el presidente, mira.—le mostraba José Luis las revistas donde hablaban de él, como el futuro CEO de telecomunicaciones Faberman

—Tío, mi hermana está más capacitada y es verdad que ha pasado la mayor parte de su vida aquí trabajando para hacer crecer esta empresa.—dijo Damián

—Si, pero nuestros clientes, nuestros socios y todos los aliados de tu padre. Saben quién llevará esta empresa cuando Federico se retire, sé que es una gran responsabilidad, por eso tu padre se esforzó y peleó contigo para que te formes. Has a tu hermana tu aliada y no tu enemiga.—le daba consejo José Luis

—Ahora mi padre ni siquiera me habla, tiene casi tres meses en Europa, ni por error me ha buscado. Lo busco yo, simplemente me ignora. Yo no sabía que tenía una relación con esa mujer, si no me quedé callado es porque mi padre no se merece que esa arribista se burle de él.—dijo Damián

—Dale tiempo no solo es lo sucedido con esa mujer, es tu comportamiento y lo difícil que se pone Marbella, te acabas de dar cuenta. En fin cualquier duda o cosa que requieras consúltalo conmigo, hablaré con Marbella.—dijo José Luis de inmediato fue a buscar a Marbella

—Si vienes a reprenderme por todo lo que dije, no me arrepiento.—respondió Marbella a la defensiva

—No, quiero contarte algo importante, sé que siempre has luchado por la aprobación de tu padre, créeme que él sabe lo importante que eres para esta empresa. Pero al igual que él y yo, solo puede haber un presidente. Aún en este tiempo hay personas que les da estabilidad que haya un hombre al frente y más de una empresa como esta. Cuando Damián sea el presidente, tú serás su mano derecha desde la vicepresidencia.—dijo José Luis

—Damián no quiere estar aquí, solo quiero una oportunidad para demostrarles que puedo seguir llevando esta empresa, como si mi padre siguiera al frente.—decía Marbella

—Siempre he confiado en que puedes hacerlo, pero a veces nos toca ser el apoyo para que se logre todo. Ayuda a Damián, sé que cuando seas la vicepresidente lograrás cosas increíbles.—dijo José Luis

Marbella se calmó un poco, su tío tenía el toque para terminar cualquier desavenencia en la familia, aunque Marbella se sintiera frustrada debía ayudar a su hermano.

Al día siguiente Federico salió a correr, como su rutina diaria. Después fue a hacer sus compras, no había querido ni seguridad y tampoco personal de servicio durante su viaje. Disfrutaba mucho de su soledad, nunca había experimentado el ser una persona sencilla y común. Estaba en la fila para pagar sus víveres, cuando una hermosa mujer rubia y elegante, no le quitaba la mirada de encima.

Pero él ya había aprendido la lección, mujeres rubias estaban fuera de su lista. Después de terminar sus compras fue directo a su departamento, antes de subir decidió probar el café que vendían en Mocay. Siempre estaba concurrido, por eso decidió probarlo, no había duda era el mejor café que había probado, subió a darse un baño. Después prepararía su desayuno, de pronto lo llamó Marbella. Se escandalizó porque en México era de madrugada.

—Hija ¿Qué pasa?¿Esta todo bien?.—preguntó Federico

—No, no estoy bien me haces mucha falta. Regresa por favor.—respondió Marbella, había pasado tiempo desde que su hija de en medio le expresaba sus sentimientos.

—Marbella también te extraño, ¿Qué te pasa hija?.—preguntó Federico

—Necesito tu cariño, tus abrazos y sobre todo a mi jefe, por favor vuelve ya.—respondió Marbella

—Hija tú eres una mujer fuerte, valiente y decidida, no voy a volver por lo pronto. Ustedes me han demostrado que no me necesitan, Marbella debes de dejar ser tan caprichosa.—le dijo Federico

—Lo siento papá, pero yo si te necesito, pero está bien. Esperaré a que regreses cuando tú consideres que sea el momento.—dijo Marbella más tranquila.

—Te amo hija, y confío en que todo está bien porque tú estás al pendiente. Ahora ve a dormir, te envío un fuerte abrazo.—dijo Federico

—También te amo papá, cuídate si.—respondió Marbella y colgó

Federico sintió un profundo dolor, no esperaba esa reacción de su hija. Pero se sentía feliz al mismo tiempo ya que tenía muchos años sin que le dijera palabras de cariño.

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