Querido, Gavin

La frente de Yaya se frunció ligeramente. Arrojó su teléfono celular a la cama después de darse cuenta de algo.

Maldito hermano. Lo maldijo. ¿Se atrevió a bloquear su número? La chica todavía no podía creerlo. Se sintió emocionada, cómo pudo su hermano tratarla así. De repente sonó su celular. Rápidamente cogió el teléfono que aún estaba en su gran cama y miró quién la llamaba.

Al principio, Yaya estaba bastante contenta porque pensó que era su hermano quien llamaba, pero la sonrisa en su rostro se desvaneció instantáneamente al leer el nombre de la persona que llamaba.

¿Bintang?

Las cejas de Yaya se alzaron. ¿Bintang la llamaba? ¿Para qué? Tampoco era horario escolar.

Aunque no quería contestar, lo hizo. Recordando que Bintang era el mejor amigo del chico que le gustaba. Quién sabe, tal vez el chico tenía algo importante que decirle.

"¿Hola?", saludó sin aliento.

"¿Dónde estás?", preguntó Bintang desde el otro lado.

"En casa."

"Prepárate rápido y ven a la casa de Gavin ahora mismo". Al escuchar el nombre de Gavin, Yaya se puso contenta. Además, le dijeron que fuera a la casa del chico de sus sueños.

Pero espera... ¿Para qué ir a casa de Gavin? ¿Había algún evento?

"¿Para qué ir a su casa? ¿Hay algún evento?", preguntó curiosa.

"Vamos, ¿para qué preguntas? ¿Qué evento? Tu cerebro siempre piensa en divertirse. Vamos a hacer el trabajo en grupo, ¿no lo has olvidado? Date prisa y prepárate. Te enviaré la dirección de la casa de Gavin".

Bintang colgó inmediatamente mientras Yaya todavía estaba aturdida donde estaba.

¿Para el trabajo en grupo? Entonces no era la única invitada, esas chicas arrogantes también vendrían. Ellas eran su grupo. La chica exhaló un suspiro de alivio. No importa, lo importante es que pudo volver a ver a Gavin hoy en lugar de seguir pensando en su hermano. La chica sonrió para sí misma y comenzó a prepararse.

Yaya tardó bastante en llegar a casa de Gavin utilizando las indicaciones que le dio Bintang. En realidad, quería pedirle a su chófer que la llevara para poder llegar más rápido y ahorrar dinero de sus ahorros, pero como estaba castigada por su padre, el chófer no se atrevía a llevarla, por miedo a ser despedido. Así que tuvo que esperar un taxi que tardó mucho en llegar. Maldito conductor, maldijo Yaya en su mente por lo molesta que estaba.

Su mirada se dirigió hacia adelante, hacia una casa grande y lujosa que no era muy alta. La casa de Gavin era un poco más grande que la suya. Casas de gente rica en general. Poco después, un guardia de seguridad abrió la puerta y la invitó a entrar amablemente.

"¿Por qué tardaste tanto en llegar?", espetó Bintang cuando vio aparecer a Yaya junto a uno de los ayudantes de Gavin, que la acompañó a la sala donde todos estaban reunidos.

Gavin también miró a la chica por un momento y volvió a concentrarse en su libro, mientras que Yasmin y Clara, que habían estado allí desde antes, pusieron una cara de hostilidad pero Yaya no les prestó atención. Era agotador lidiar con personas insignificantes como ellas.

"El taxi tardó mucho", respondió mirando a Bintang y eligiendo sentarse junto a Gavin, donde había un asiento vacío.

"Hola Gavin, estás cada día más guapo", dijo seduciendo a Gavin, e incluso sin vergüenza le pellizcó la mejilla derecha. Bintang chasqueó la lengua con admiración al verla. De hecho, sólo Yaya se atrevía a hacerle eso a su amigo, y Gavin parecía estar acostumbrándose a ello. La prueba era que no regañaba a la chica en absoluto, mientras que antes cualquiera que se atreviera a tocarlo siempre se ganaba su ira. Pero Yaya tuvo suerte, o tal vez Gavin ya estaba cansado de lidiar con una chica salvaje como ella.

"Oye, eres una chica muy barata, ¿sabes? ¿No ves que Gavin está ocupado con nuestro trabajo?", gritó Clara bruscamente.

No le gustaba que Yaya aprovechara la oportunidad para acercarse a Gavin. Yaya incluso la provocó más tomando el brazo del chico y apoyando la cabeza en el hombro de Gavin mientras sacaba la lengua hacia Clara a propósito para burlarse de ella.

"¿Puedes dejarme en paz por un momento?", esta vez fue Gavin quien habló con su profunda y plana voz. Su mirada bajó a Yaya. Yaya apartó rápidamente la cabeza y se apoyó en el sofá. Respetaba a Gavin; si el chico se sentía molesto, por supuesto que Yaya no le molestaría por el momento. Gavin no parecía enfadado, pero sentía que su trabajo se veía interrumpido por la chica.

Mientras tanto, Bintang se divertía observando a la pareja. Si lo mirabas bien, hacían buena pareja. Uno era guapo y la otra guapa. Sólo que la belleza de Yaya estaba un poco oscurecida por su comportamiento loco, en su opinión.

Yasmin y Clara se rieron de Yaya al unísono. Se sentían satisfechas. Pero como de costumbre, a Yaya no le importó. Su atención se dirigió a toda la habitación.

Había algo que le llamaba la atención. Su mirada se dirigió hacia delante y se detuvo en un cuadro. Era sólo una pintura de una casa y un grupo de personas. La pintura era sencilla, pero la persona que la pintó utilizó una emoción tan profunda que Yaya pudo sentir lo que el artista quería transmitir en su extraordinaria obra.

La pintura significaba una profunda añoranza a los ojos de Yaya. La chica estaba hipnotizada. Sus ojos no se movieron ni un centímetro del cuadro.

"¿Por qué miras la casa de Gavin así? Estás celosa porque eres pobre. Acéptalo, si eres pobre, eres pobre. No eres apta para ser rica con esa cara demacrada", se burló Yasmin con desprecio.

Yaya puso los ojos en blanco. No tenía sentido, estaba mirando un cuadro y lo que ella decía no tenía nada que ver.

"Si todas habéis venido aquí para pelear, será mejor que os vayáis ahora", espetó Gavin con frialdad. Miró a Yasmin y Clara por turnos y luego a Yaya, que estaba sentada a su lado. La chica parecía tranquila y no parecía ofendida por el insulto que Yasmin acababa de lanzar.

"Me sorprende que vosotras tres siempre estéis peleando. ¿No podéis llevaros bien ni una sola vez?", esta vez habló Bintang. Yasmin y Clara se quedaron calladas, no querían llevarse bien con una chica rara como Yaya.

Gavin siguió la mirada de Yaya. La chica llevaba un rato observando algo que tenía delante con mucha atención. Era la segunda vez que Gavin veía a Yaya con la mirada fija en algo. Intrigado, el chico siguió la mirada de Yaya y se dio cuenta de lo que la chica estaba mirando.

una pintura...

Era una pintura que hizo cuando echaba de menos a su difunto abuelo. Cuando era pequeño, vivía con su abuelo, pero desde que éste murió, volvió a casa de su madre y su padre. Pero, ¿por qué Yaya miraba el cuadro con tanta atención? Incluso parecía que no quería apartar la vista de él.

"Eh, chica rara, es tu turno de tomar notas", dijo Clara, dejando caer bruscamente el cuaderno delante de Yaya.

Gavin lanzó una mirada aguda a Clara. No le gustaban las chicas groseras.

Yaya volvió a centrar su atención en Gavin y en los demás. Miró a Clara con aire desafiante.

"A nadie le gusta una chica grosera, wleee", se burló y luego cogió el cuaderno que le había ofrecido Clara. Clara apretó las manos con el rostro enrojecido por la rabia contenida. Maldita sea esta chica. La maldijo en su mente. Miró a Yaya con rabia. La chica a la que miraba fingió estar ocupada escribiendo mientras silbaba. Intentaba molestarla. Menos mal que Gavin y Bintang estaban allí, de lo contrario ya le habría tirado del pelo.