Después de llevar una vida de mafiosa, Camila Núñez muere en su mundo y despierta en otro diferente, siendo una mujer que está destinada a morir joven.
Cómo ya sabe el destino que le espera, ella no se quedará a esperar que la muerte le llegue por segunda vez.
Si en su primera vida no se dejó intimidar por alguien, en ese mundo menos, que cuenta con el poder y la magia.
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Quejas
Ahora que ellos dos están allí, ella por fin dejará en claro cómo serán las cosas a partir de hoy.
—Ya que estamos hablando del tema, me gustaría saber ¿Cómo es que ustedes gastan más dinero que la emperatriz de este imperio? Además de que tu hija no solo se mete en mi palacio como si ella fuera la dueña, sino que encima ustedes creen que soy tonta, ¿Me quieren ver la cara de pendeja?— pregunta ella y aquellas dos personas se asustan.
No creyeron que su sobrina se atrevería a sacar ese tema.
Por lo que con toda la desvergüenza que pueden llegar a tener, tratan de cambiar la situación a su favor.
—No se dé que te quejas, si durante años hemos recibido esa cantidad de dinero mensual, no se cuál es el problema ahora— dice su tío sin sangre en la cara, ese señor no tiene sentido de la vergüenza.
—No puedes quitarnos ese dinero, no ahora que lo estamos necesitando— le grita la esposa de su tío y Yadira se enciende como una antorcha.
—Ustedes a mí no me dices que tengo que hacer y que no, soy la emperatriz de este imperio, y nadie me manda en mi palacio, y en cuanto a lo recibido cada mes, será mejor que vayan pensando cómo devolver el dinero que le he dado de más, una cosa es darle algo de dinero cada mes, y otra es recibir una fortuna, y se lo vuelvo a decir, no pisen el palacio sin mi autorización — le grita la emperatriz y los dos mayores se ponen de pies enojados. Su ambición no lo deja ver más allá.
—Yo soy tu tío y me debes respeto, no pienses que solo tú puedes ser la emperatriz. Con ese carácter que tienes, tu esposo no te amara nunca— le gritan también el tío y su esposa está de acuerdo.
—Tu tío tiene razón, debes de cambiar, para que tu esposo te ame, si mi hija tiene un hijo, te quitará tu lugar como esposa— le dice también aquella mujer y Yadira en vez de enojarse sonríe con burla. Al reír apaga sus llamas.
—Yo soy la única hija de mis padres, y por lo tanto su heredera, ustedes no tienen derecho al trono y lo saben muy bien. Que un enclenque como ese me ame es una vergüenza, él y esa desvergonzada se supieron juntar, son una puta y un pelele, no veo nada beneficioso en algo como eso. Además que ellos tengan un hijo no es mi asunto, un hijo de los dos no será nada, Aurelio aquí no tienen ninguna autoridad, y menos su hija, ahora fuera de mi oficina o los mando a sacar a ambos—
Le grita Yadira con una voz demandante y ambos salen corriendo asustados de allí. Sin saber que en su cuerpo llevaban un par de escarabajos de sombras.
Cuando se fueron, ella se comenzó a reír, mientras que Yami y el general, estaban enojados porque le pidieron no meterse.
—Tenías que dejarme matarlos, dos ratas muertas no harían daño a nadie— dice Yami y el general también protesta.
—Esa gente me cae mal, déjame eliminarlos por ti, y salgamos de ese problema — dice de mal humor Oliver y Yadira se niega a aceptar
—Nada de eso, no se metan en mi diversión, ambos harán solo lo que yo les diga, sospecho que está situación se pondrá aún más divertida— dice ella con una sonrisa maliciosa y los dos hombres no dicen nada.
Tal como dijo Yadira, la cosa se pondrá divertida y la diversión comenzó ese día, cuando su tío y su esposa se fueron a quejarse a casa del ministro de salud, padre de Aurelio.
Ambos fueron a hablar mal de la emperatriz.
—Esa niña ingrata cada día está peor, no sé cómo mi hermano tuvo una hija como esa, ahora no pide devolver parte de lo que no ha dado cada mes— se queja aquel hombre nada más tomar asiento.
—Es una malagradecida, somos su familia y nos trata como a un perro, no nos quiere ayudar con los problemas que tenemos — también se queja aquella mujer y el ministro y su esposa deciden unirse.
—No se que le ha pasado a esa mujer, debemos exigirle que corone a Aurelio mi hijo como emperador, de nada me sirve que él esté en el palacio de adorno, la cosa no está saliendo como deberían, algo debemos hacer— expresa el ministro y su esposa no se queda callada.
—Ya nadie me invita a tomar té, nuestra reputación está cada día peor, esto es horrible— se queja aquella mujer.
—No se que haremos, pero tenemos que ejecutar un plan rápido— dice el tío de Yadira y el ministro de salud manda a buscar a su secretario y le pide escribir unas cuantas cartas para sus aliados donde los convoca para el día siguiente. Tienen que buscar una solución cuánto antes.
Después que el secretario se fue, le ordena a una sirvienta traer algunos bocadillos para todos.
La cosa va para largo.
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*Nota
Nos vemos el jueves, espero que está semana haya iniciado bien para todos