Angelo Stromboli aceptó el compromiso sin conocer a su futura esposa, pero tal como se la imaginó; así era Gina, y a pesar de decir que nunca se iba a enamorar de una mujer como ella, tarde se dió cuenta que no podía vivir sin su amor.
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Capitulo Nueve
🍇 𝓖𝓮𝓸𝓻𝓰𝓲𝓷𝓪 🍇
—Hola, Gina, gusto en conocerla. Yo soy Angelo, y él es mi papá Antuan. —Angelo parece amable.
«Pero la verdad es otra, y Angelo sonríe, pues todo es actuado».
«Ella se ve tan inocente que me da pesar del engaño al cual está siendo sometida», piensa Angelo.
Se levantan de sus sillas para saludarme. El señor Antuan me da la mano y el tal Angelo fue aún más atrevido; pues se acercó y me dio un beso en la mejilla que me hizo sonrojar.
—El gusto es mío, señores. —No sé qué más decir. Angelo corre como todo un caballero a mi silla de la mesa, luego ellos se sientan y empezamos a almorzar. Hago miles de oraciones para que no me pregunten cosas personales que me puedan delatar.
—Gina, ¿y ya conocías Roma? —me pregunta Angelo.
—Sí, he viajado algunas veces. —Eso se supone que ha hecho la verdadera Gina.
—¿Y qué le ha parecido? —sigue preguntando.
—Muy interesante. —Trato de responder lo menos posible.
—¿Y conoce Florencia? —Dios mío, qué preguntadera.
—Sí —leí que los Pastori tienen unos terrenos ahí. Recuerdo que se llama "La Simblia". —Mi papá tiene ahí unos viñedos, es muy bonito.
—Perfecto. La próxima semana quiero que me acompañes a "La Simblia". Necesito empezar a producir, por lo que estaré en ese lugar por aproximadamente un mes y dejaré todo organizado con mi personal. ¿Te parece? —se queda esperando mi respuesta.
—Sí, está bien. —Solo respondo eso.
—Gina, sé que sabes que ese terreno fue negociado por tu papá para que fueras mi esposa. Pero la verdad es que quiero que nos conozcamos más; quién quita que algo surja entre los dos y este se convierta en un matrimonio verdadero. —Lo miro sorprendida, y me quedo callada. Pero es mejor que sea sincero y de una vez sepa para dónde va el agua del molino.
¿Es broma? ¿Este hombre que está como para chuparse los dedos me está diciendo que quiere que este matrimonio sea verdadero? Oh por Dios, ¡qué bola de nieve en la que me metí! Yo no soy la verdadera esposa, ¿y aún así él quiere conocerme más?
¡Santa Pacha, líbrame de este lío en que me metí!
🍇 𝓐𝓷𝓰𝓮𝓵𝓸 🍇
Con lo que le acabo de decir, me mira como si me hubiera salido otra cabeza, y se ponen sus mejillas enrojecidas.
—¿Qué cosas dice, señor Angelo? Eso no es posible. Yo firmé un contrato donde se prohibía vivir como esposos, y no quisiera pagar esa millonaria multa. —contesta nerviosa.
«Uy, sería muy afortunada que este guapo hombre se fije en mí. Pero no está en mis planes incumplir un contrato así no sea yo la verdadera Gina Pastori. ¡Qué loco!», piensa Georgina, amedrentada por la mirada de Angelo.
—Gina, no me digas señor. Eres mi esposa y no está bien tanta formalidad. Dime, Angelo, o mi amor, como prefieras. Y lo del contrato, no hay problema, se hace una anulación y listo. —Me encanta que se ponga así de colorada por mí. Trataré de disfrutar el conquistar a la gordita. Será muy divertido, y lo del contrato no será ningún impedimento.
—Está bien... —Dice con voz suave.
—¿Qué te parece si esta semana nos dedicamos a salir como pareja para que nos conozcamos mejor, visitando los sitios más turísticos de Roma? —Necesito ganar confianza con ella, que me conozca y me vea con otros ojos.
—Está bien, Angelo. —Solo contesta eso y se queda mirándome.
«Este hombre está como para chuparse los dedos. Es muy amable conmigo; no sé por qué me lo imaginé igual de amargado que los que trabajan para él. Su papá está callado mirándonos hablar, no dice nada», piensa Georgina mientras los mira a los dos.
Mi papá termina su almuerzo, excusándose con nosotros, diciendo que está cansado por el viaje y que se va a ir a su habitación. Yo aprovecho y me acerco a Gina para hablar más cerca de ella, tomando suavemente sus dos manos.
—Gina, yo sé que estabas en una relación, pero quiero que sepas que lo mejor fue dejar ese hombre que es un vividor. Yo te aseguro que conmigo las cosas son distintas. Quiero que lo olvides, él no te conviene, y quiero que a mí me des una oportunidad. Conmigo no te faltará nada. Puedes seguir estudiando los semestres que te faltan para terminar tu carrera. En Florencia está la sede de L'Universitá Telematica Degli Studi; nos podemos quedar allí hasta que la termines. Puedes tener tu propio auto, lo que necesites lo puedes tener aparte de la mensualidad que dice en el contrato. —Se ve confundida, es demasiada información. —¿Qué piensas de lo que te dije?
—Que está bien. —Esta mujer es de pocas palabras.
Mientras tanto, Georgina pensaba:
«¿Qué más le voy a decir? Son muchas cosas al mismo tiempo. Me va a poner a terminar la carrera que estudiaba Gina Pastori, y yo a duras penas terminé la secundaria. La ventaja es que yo en Sermoneta trabajaba en una fábrica de vinos y aprendí lo más que pude sobre enología con mis jefes. también me habla de tener mí propio auto y yo ni en bicicleta se montar»
🍇 𝓝𝓪𝓻𝓻𝓪𝓭𝓸𝓻 🍇
Georgina y Angelo compartieron juntos toda la semana en Roma. Visitaron el Anfiteatro Romano, la Fontana di Trevi, el Coliseo de Roma, la Capilla Sixtina y fueron al Vaticano.
Georgina trataba de no excederse en comentarios que pudieran poner en peligro su farsa. A Angelo esto le parecía algo normal, pues se imaginaba que era una mujer tímida y que además se estaba adaptando a esa nueva vida de casada y de dejar a su novio.
Mientras tanto, ella disfrutaba de las atenciones que le daba Angelo, y él, en su misión de conquistarla, no escatimaba en gastos y en hacerla sentir bien. Era detallista con ella y estaba pendiente de sus gustos y de que se sintiera bien. Georgina todo lo agradecía con una sonrisa; era una mujer cauta y trataba de que Angelo se sintiera bien con su presencia.
Cuando llegaban a la mansión, ella lo atendía como toda una esposa a su marido. Le ayudaba a la cocinera a servir la cena. Cuando él terminaba de cenar, iba al despacho y le servía su copa de vinotinto preferido, como a él le gustaba, mientras revisaba los documentos que le enviaban en la tarde desde la empresa. Cuando él hacía eso, ella preparaba su baño, le alistaba la pijama y su cama. De ahí ella se iba a su habitación para bañarse y dormir. Al otro día se levantaba temprano para hacer su desayuno, como le indicaba Aghata y la cocinera que le gustaba a Angelo. Luego él salía a trabajar en la mañana y al mediodía llegaba para almorzar juntos y salir nuevamente a pasear por Roma.
Estos pequeños detalles le encantaban a Angelo, y se alegraba de que su esposa los tuviera con él, pues esto indicaba que iba por buen camino en su conquista a la gordita.
Ya faltaba poco para que ella cayera en sus redes; aún no habían avanzado en su relación, pero según sus cálculos, muy pronto daría el siguiente paso y era conquistar sus labios... y quién quita llegar a algo más.