La vida está llena de sorpresas, alegrías, gozo, pero también hay momentos donde todo se vuelve un torbellino sin salida que nos sume en una oscuridad inmensa. Está es la historia de Alexander y Samanta, cuyas vidas se unen en un camino de pasión, deseo, pleitos, rencores, amistad, entrega, dedicación y sobretodo amor, un amor tan sublime que se vuelve una utopía entre ambos, los amores prohibidos desencadenan los más bajos instintos del ser humano, tanto para los que lo viven, como para los que lo desprecian por la sola idea de saber el motivo por el cual se vuelve imposible.
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Capítulo 9 Te lo Advertí
Narra Alex
Me encuentro en la oficina solucionando un problema con la apertura de un hotel nuevo, me siento estresado y un poco iracundo, decido ir a tomar un trago a mi bar favorito, me siento en la barra, volteo para ver que hay para la cacería y lo que veo es a Samanta con su amiga Elena, me fastidia estar en el mismo lugar, pero no me iré y menos por darle gusto, me quedo tomando dos copas más y sin darme cuenta alguien me da un beso en la mejilla desde mi espalda, volteo sorprendido y es la bella Aria
- Hola guapo – me saluda
- Hola hermosa – le coqueteo
- Me quede esperando tu llamada – me dice
- No me gusta llamar, soy un hombre más de acciones que de emociones – le digo con un guiño
- ¿Y quieres acción o emoción esta noche? – me pregunta juguetona
- ¿Qué me ofreces? – le pregunto
- Ambas – me responde tomándome de la mano y llevándome hasta el mismo baño de la otra vez
Cerramos la puerta y ella se agacha mientras recoge un poco su cabello, desabrocha mi pantalón y saca mi enorme dureza, pero antes de meterl* en su boca, lo acaricia de arriba abajo en perfectos movimientos, luego observo como con dificultad se lo introduce, le ayudo con unas estocadas, pero sin querer veo un reflejo en un pequeño espejo que hay en una, de las paredes, puedo ver que es Samanta, se queda contemplando la escena por un buen rato, no sé por qué eso me enciende aún más, saber que ella me está observando mientras otra me da placer me prende como fuego, cierro mis ojos para dejar salir mi 3yaculac¡*n, pero no termino de llegar cuando siento un estruendo, de inmediato me acomodo los pantalones y salgo para que paso, al verla en el suelo me hago como el que no la había visto, observo que se lastimó un pie en la caída, así que la levanto en brazos y la llevo hasta mi auto, mientras que Aria sale detrás de nosotros furiosa preguntando estupideces, le dejo claro que no hay nada entre nosotros y que si no le gusta lo que le ofrezco bien se puede ir, acomodo a samanta en auto y ella me dice que Elena está adentro, cosa que también sabia, le escribo un mensaje a juan el chofer de papa para que venga a recogerla, subo a mi auto y conduzco en silencio hasta casa.
Llegamos y al abrir la puerta esta papa parado en el recibidor y se asusta al verla en mis brazos, lo tranquilizo diciéndole que solo es una torcedura de tobillo y que con un buen masaje sanara, subimos a su cuarto y la acomodo en su cama, salgo para tomar de mis cosas una crema caliente para el dolor, luego tomo una silla y me siento en frente suyo, cojo su pie con fuerza haciendo que se le desacomode el vestido, ese movimiento deja ver un color blanco en sus bragas, ella se molesta lo suficiente
- Con cuidado – me grita acomodando su corto vestido
- No te preocupes, no tienes nada que me interese – le digo
- Tú tampoco – me responde enojada
- ¿lo tengo pequeño? – la interrogo sorpresivamente y escucho su silencio sorpresivo, sé que no esperaba que yo la descubriera
- No sé de qué hablas – me responde con una mentira
- Sé que me viste en el baño con Aria y también sé que le aseguraste a Elena que lo tengo del tamaño de una almendra – le digo sin alzar mi mirada
- Yo no vi nada, además no me importa tu tamaño, eres un troglodita – me dice furiosa
- Para no importarte nada, te quedaste espiando mucho tiempo y no creo que la estuvieras viendo a ella – le digo, pero esta vez alzo mi rostro y veo como se sonroja de la pena
- Te digo que no sé de qué hablas – me niega
- Yo solo espero haber calmado tus dudas y espero que no vuelvas a hablar lo que no es – le digo desafiante
- Maldita sea Alexander te dijo que no sé nada de lo que hablas, eres un imbécil, prepotente y energúmeno que no sabe de modales, eres un pordiosero sin nombre, ni apellido – vuelve a insultarme aun después de ver mi preocupación y cuidado por ella, la levanto como pluma y me siento en la cama mientras ella grita, la pongo con fuerzas en mis piernas, dejando su espalda descubierta para mí, le levanto el vestido en la parte de su redondo trasero, ella forcejea con gritos cargados de furia, yo solo me limito por contemplar su blanca piel por unos segundo y luego me dispongo a darle unas fuertes nalgadas que la dejan roja, me levanto abruptamente cuando siento venir una reacción, ella cae al suelo adolorida y con sus ojos llorosos
- Te odio, te detesto, ojalá te mueras – me grita con llanto mientras yo le doy la espalda para cubrir mi bulto
- Te lo advertí Samanta Jones, te dije que te enseñaría a respetarme, además deberías agradecerme por cuidar de ti, en cambio, me insultas, creo que unas palabras amables no te costaban mucho – le digo dándole la espalda y saliendo de su habitación
Me dirijo rápidamente para la mía y me doy una ducha de agua helada para bajar la calentura, no sé qué me paso en ese momento, en mi cabeza deseaba castigarla por su mal comportamiento y porque esa niña de verdad necesitaba una lesión, pero en el momento de ver su lindo trasero, se me vinieron un montón de deseos a mi cabeza que ocasionaron una reacción en mi cuerpo, salgo de la ducha y me acuesto sin nada, pues así me gusta dormir, así de libre, me tapo con una manta y sin querer vuelven las imágenes de ese momento, me imagino verla desnuda tocando todo su cuerpo, como serán sus sonidos de placer, en ese instante se me viene a la mente que quizás en el momento de pen3trarl* ella comience a insultarme, pero solo pensar en eso me excita, oh cielos, me encantaría tenerla debajo de mi mientras lanza maldiciones, me he convertido en un imbécil, que me pasa, porque estoy pensando en estas cosas, me remuevo en mi cama intentando dispersar esas ideas descabelladas hasta que no sé en qué momento me quedo dormido.
no concibo tal verdad....
por favor, que Sam no sea hija de Robert 🙏🏻
llegará la tormenta?