Raquel Castellano es una adolescente de 15 años, muy dulce y noble.
Le encanta montar a caballo y practica equitación en su hacienda.
Vive con su papá, su mamá y su hermana Laila que es 3 años mayor que ella.
Tobias Lombardi es un magnate de la industria alimentaria, le gusta tener el control de todo lo que le rodea.
Es amargado, tiene un corazón frío, manipulador y despiadado.
Es caprichoso y tiene el Ego por las nubes.
Tobias conocerá a Raquel y quedará enamorado a primera vista, al ser Raquel tan joven tendrá que esperar 3 años para poder hacerla su esposa.
Su matrimonio no empezará de la mejor manera y eso dejara cicatrices emocionales en Raquel.
(El contenido de está novela fue editado, las personas que la lean por primera vez pensaran que algunos comentarios no coninciden con lo que dice en el capítulo, eso es porque tuve que editarla para que no la quitaran de la plataforma)
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Para porfavor.
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Tobías estaba más que furioso al ver ese vídeo, se toma media botella de whisky que está en el despacho y sale a buscar a su esposa.
Cuando la encontró la tomó de la muñeca con mucha fuerza.
— Me lastimas. — Trataba de liberarse.
— Sube a cambiarte, nos vamos.
— ¿ A dónde vamos?.
— ¿A dónde crees?.
Raquel se libero, subió a su habitación con su madre, cambió de ropa y bajo con sus maletas.
Se despidió de su familia y amigos.
Después salieron para el aeropuerto y tomaron el Jet privado de Tobías.
En la madrugada llegaron a Estados Unidos.
Subieron a un auto que los llevó a la villa Lombardi.
Tobías la tomo en sus brazos, la subió a la habitación nupcial y la aventó en la cama.
Después empezó a desvestirse.
— ¿Qué estás haciendo?. — Dijo asustada mientras sus ojos empezaban a cristalizarse.
— Es nuestra noche de bodas, ¿que cres que voy a hacer?. — Había odió y deseo en sus ojos.
Se sube encima de Raquel y comienza a quitarle el vestido.
— Suéltame. Por favor, no quiero hacer esto. — Gritaba con miedo mientras trataba de apartarlo.
— ¿Porqué no quieres?, yo soy tú esposo.
— Suéltame. Tú sólo eres un esposo de papel. Yo no te amo. No siento nada por tí.
— Entonces haré que lo sientas. — Le rompió el vestido.
— No por favor. Déjame. No quiero.
— ¿No quieres?, lo hiciste con Justin pero conmigo no quieres.
— No se de qué hablas. Yo nunca hice nada con Justin.
— No mientas.
— No estoy mintiendo.
— De eso me voy a dar cuenta ahora. — besa sus labios con brusquedad.
— Por favor no hagas esto, no estoy lista. —Trata de quitárselo pero no puede el es muy fuerte.
— A mi me dices que no estás lista. Pero a él no le dijiste nada cuándo te cogió.
— Por favor detente. Te juro que nunca estuve con el. — Gritaba asustada, con la esperanza de que se detuviera.
Tobias no le hizo caso.
La despojó de toda su ropa, mordió cada parte de su cuerpo, Raquel seguía gritando pero Tobias la silenció tapando su boca con una mano.
Raquel empezó a llorar pero a él no le importó, empieza a penetrarla muy fuerte. No puede contener el deseo que siente de poseerla, entra y sale de ella con mucha brusquedad.
Raquel sigue llorando y gritando hasta que se desmaya por el dolor que está sintiendo.
Tobias no se detiene hasta que se cansa.
Se levanta de la cama.
Y ve sangre, eso lo llena de dolor y frustración. Se da cuenta de que Raquel no le mintió. La cubre con una sábana y se mete a la ducha, una vez adentro empieza a golpear la pared hasta que sangre escurre de sus manos.
Lamenta haber sido tan agresivo con la mujer que ama.
...Al día siguiente....
Raquel despierta muy adolorida, ve la sangre en la cama y no puede evitar llorar.
Se envuelve con una sábana y entra al baño tambaleando.
Se mete a la ducha, sus lágrimas se confunden con las gotas de agua, ella enjuaga su cuerpo una y otra vez.
Después de bañarse por más de 1 hora se observa en el espejo y ve moretones en su cuello, sus brazos, sus piernas, sus pechos y su abdomen.
Se cubre con una bata, sale del baño y ve a Tobias. Entra de nuevo y cierra la puerta con seguro. No sabe si está temblando de frío o de miedo.
— Te espero abajo. — Se escucha el ruido de la puerta al cerrarse.
Raquel se asoma y al no verlo sale y se cambia, después saca unas pastillas de su maleta y se toma una.
No baja al comedor, está muy adolorida cómo para andar subiendo y bajando escaleras.
Genoveva una empleada le lleva el desayuno. Tobías subé a la habitación para ver cómo está.
— Lamento mucho lo de anoche. — Hay arrepentimiento en su voz. — Por favor perdóname.
Los ojos de Raquel se cristalizan.
— Tú no te detuviste anoche. Por más que yo te lo pedí. No tienes derecho a pedirme nada.—Aparta su mano de un jalón y le da la espalda.
— Tienes razón. Me porté cómo un animal. Lo siento mucho.
— Tú arrepentimiento no sirve de nada. Éso no va cambiar lo que pasó anoche. — Sus ojos se llenan de lágrimas. — Déjame sóla.
Tobias decide irse a trabajar a pesar de que ahora debería estar en su luna de miel.
Raquel se queda encerrada en su habitación todo el día, sus padres la llaman pero ella no los atiende, ahora no tiene ánimo de hablar con nadie.