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LA DUQUESA SIN CORAZON

LA DUQUESA SIN CORAZON

Status: Terminada
Genre:Matrimonio contratado / Amor tras matrimonio / Traiciones y engaños / Venganza de la protagonista / Completas
Popularitas:38.5k
Nilai: 4.9
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

En esta historia, se encontrarán con Ángel, una niña que fue abandonada al nacer y creció en una abadía, donde un grupo de religiosas le ofreció amor y cuidado. Sin embargo, a medida que Ángel va creciendo, comienza a sentir un vacío en su interior: el anhelo de tener un padre, como los demás niños que la rodean. A pesar de su deseo, no se atreve a manifestar sus sentimientos por miedo a lastimar a quienes la han criado, y su vida tomará un giro inesperado una noche fatídica.

Una enigmática mujer aparece y le revela a Ángel un oscuro secreto: es una heredera y debe buscar venganza por la muerte de su madre. Así inicia su transformación en la Duquesa Sin Corazón, una niña destinada a cumplir con un legado de venganza que no es suyo. ¿Qué elecciones hará Ángel en su camino? ¿Podrá encontrar su verdadera identidad en medio de la oscuridad que la rodea?

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CAPÍTULO 7. EL CORAZÓN EN LLAMAS

CAPÍTULO 7. EL CORAZÓN EN LLAMAS

La bruma matutina no aliviaba la inquietud que Ángela experimentaba en su pecho. Se encontraba sentada en el carruaje, con las manos firmemente entrelazadas sobre sus piernas. Sus dedos, cubiertos con guantes, temblaban ligeramente. Su vestido de terciopelo gris perlado, adornado con hilos plateados, parecía más una armadura que un atuendo apropiado para el viaje. Un sombrero decorado con encajes cubría parcialmente su cara, sin ocultar sus ojos, donde se reflejaba el terror de una madre sumida en la incertidumbre.

El camino de tierra, encharcado por las lluvias, sacudía el carruaje en cada bache. Ángela apenas sentía los impactos. Su pensamiento estaba en otra parte.

"¿Y si ella me rechaza? ¿Y si no me perdona por no haberla buscado antes? ¿Y si no me reconoce? "

De repente, el sonido de las ruedas se detuvo en seco.

—Mi señora —dijo el cochero, saliendo con prisa—. Algo está sucediendo…

Ángela se bajó sin esperar asistencia. Una densa y oscura nube de humo se alzaba en el horizonte, oscureciendo el cielo.  En un instante, comprendió lo que ocurría. Su rostro se volvió pálido.

—La abadía…

Y salió corriendo.

El vestido se enredaba en sus piernas y el barro salpicaba sus botas, pero no se detuvo. Cruzó los campos hasta que la imagen de la abadía apareció entre las llamas como un infierno en la tierra. El caos reinaba: parte del techo había colapsado, las columnas ardían, y las monjas, cubiertas de hollín, corrían con cubos de agua, intentando apagar un fuego imposible. Algunas gritaban, otras lloraban. El aire tenía un fuerte olor a cenizas y desesperación.

—¡La niña! —gritó Ángela al entrar en el recinto en llamas—. ¡¿Dónde está mi hija?!

Su voz atravesó el aire como un golpe. Nadie respondió. Siguió avanzando entre las brasas, esquivando escombros, con los ojos llenos de lágrimas y humo.

—¡¿Dónde está?! ¡Mi hija! ¡¿Dónde está mi hija?!

—¡Señora, no! —Sor Magnolia la vio y corrió tras ella, respirando con dificultad—. ¡No hay nadie adentro, por favor, puede morir!

—¡No me importa! ¡Necesito encontrarla!

Sor Magnolia la alcanzó justo cuando una viga en llamas cayó a pocos centímetros de ellas. La sujetó de los brazos y la hizo retroceder.

—¡Por favor, escúcheme! Ya no hay nadie ahí dentro. ¡No hay nadie!

Ángela se debatía, abrumada por la situación.

—¡Mi hija! ¡Ella estaba aquí! ¡La estaban cuidando en esta abadía!

Sor Magnolia se quedó paralizada. Su expresión se transformó. Miró a Ángela con sorpresa.

—¿Su hija…? ¿Una niña? ¿No se está refiriendo a una de las novicias?

—No —sollozó Ángela, llena de angustia—. La niña que dejaron aquí hace años.

Un denso silencio envolvió el ambiente. Sor Magnolia retrocedió un paso.

—Entonces… usted… usted es su madre.

Ángela solo pudo asentir, incapaz de decir una palabra.

—Ella ya no está —comentó Sor Magnolia, con voz temblorosa—. Cuando esos hombres llegaron, corrí a buscarla… pero había desaparecido. Creo que la abadesa la mandó a un lugar más seguro.

—¡Llévame con ella! —suplicó Ángela—. ¡Por favor!

Sor Magnolia no respondió verbalmente. La tomó del brazo y la llevó rápidamente a la capilla, una de las pocas áreas que aún no había sido consumida por el fuego.

Dentro, entre el humo y las sombras, las novicias heridas recibían atención con vendajes improvisados. El altar estaba cubierto con mantas. En el centro, la abadesa, con su hábito quemado y su rostro ennegrecido por el hollín, estaba aplicando ungüentos y bendiciendo en silencio.

—Abadesa… —llamó Sor Magnolia—. Esta señora la necesita.

La abadesa levantó la vista. Su mirada se enfocó en el vestido bordado, en la postura recta y orgullosa de Ángela… y luego en sus ojos, tan semejantes a los de Ángel.

—Sígueme —dijo con suavidad.

Salieron al patio, donde aún se podía sentir la brisa. Ángela notaba que sus piernas apenas la mantenían en pie.

—Sé por qué ha venido —afirmó la abadesa directamente—. Pero su hija ya no está bajo mi cuidado. Su madre se ocupa de ella.

—Mi madre no me dirá dónde se encuentra —susurró Ángela, su voz temblando—. Solo quiero verla. Sé que no la merezco, pero necesito verla.

La abadesa la miró con compasión. Sus ojos eran firmes, pero no crueles.

—No sé a dónde la llevaron. Fue por su seguridad. Cuando esos hombres llegaron, ella ya se había ido. Ni yo tengo información sobre su paradero.

Ángela bajó la vista. Lagrimas silenciosas caían por sus mejillas.

—Tengo miedo… miedo de que me odie. De que no me perdone por no haberla buscado antes.

La abadesa le tomó las manos con una calma firme.

—Ángel tiene un corazón bondadoso. Nunca la odiará. Ella conoce el amor, porque ha crecido rodeada de él. Vaya con su madre, habla con ella. Y reza. Dios unirá sus caminos si así lo quiere.

Ángela asintió con un nudo en la garganta. Se quedó un momento más, observando el humo ascender hacia el cielo como una súplica silenciosa. Luego, sacó de su bolso una pequeña bolsita de cuero y se la entregó a la abadesa.

—Para las reparaciones. Lo siento. . .  por todo esto.

La abadesa hizo una leve inclinación, aceptando sin palabras.

De regreso al carruaje, Ángela sintió que su alma se movía entre la ira y la esperanza. Douglas. No necesitaba pruebas para entender que él estaba detrás de todo. Y si había puesto en peligro a su hija, no quedaría sin castigo.

La próxima vez que lo mirara a los ojos, ya no sería la duquesa resignada. Sería una madre dispuesta a todo… incluso a la guerra.

LA ABADESA.

ANGELA EN LA ABADIA, BUSCANDO A ANGEL EN MEDIO DEL FUEGO.

1
Maria Garrido
ojalá no le pase nada a los campesinos.
L.N.A
Que manera más sublime de narrar la primera noche de bodas, de dos almas que se amaron antes de que ellos mismos lo supieran. Simplemente Perfecto!
Liliana Barros
Una hermosa historia de resiliencia y amor. Amé el personaje de Angel y toda su trayectoria hasta encontrar la paz, el amor y la familia. Posees un don especial para narrar y te agradezco mucho por compartir esta historia tan bella. Felicitaciones autora 💐🎁
Liliana Barros
Bueno, él tiene razón 😂😂😂😂
Liliana Barros
Que hermosas palabras de la Reina. Una madre que ama a su hijo más que a los títulos y la hipocresía de clase. Juana por fin puede ver que tiene el apoyo para dar un salto de fé
Liliana Barros
Juana le ganó al conquistador con su rebeldía y renuncia. Espero que el príncipe pueda convencerla que es digna de ser su esposa
Liliana Barros
Un hermoso comienzo luego de tanta tristeza. Un amor que creció de a poco y fue afianzándose hasta lograr su fruto, sus hijos 🥰
Liliana Barros
Que hermoso. Ya casi no tienen piedras en el camino y reciben una noticia maravillosa
Liliana Barros
Son tal para cual 🥰😍😍😍
Liliana Barros
Los idiotas de Avernak solo aceleran su destrucción al seguir los planes de Douglas
Liliana Barros
Juana tiene razón. Nada le asegura que no sea solo un capricho o un interés pasajero
Liliana Barros
Me encanta la personalidad de Ángel. No se volvió fría de corazón, quizás porque recibió amor de las monjas en su infancia. Y ahora puede reconocer lo que siente por su esposo
Liliana Barros
Isabel solo quiere venganza de lo que ella misma propició. Hubiera podido hacer algo antes 😡😡😡
Liliana Barros
La va a tener difícil Louis con Juana. Y va a tener problemas con Angel si no se comporta 😂
Liliana Barros
Jajajajajaja el príncipe fue por otra cachetada. Es masoquista 😂😂😂😂
Liliana Barros
Maldita infeliz hipócrita, como si en algún momento se hubiera preocupado por su única hija. Dejó que sufriera sola con sus pequeñas, el tormento de convivir con un monstruo como Douglas. 😡😡😡😡😡
Liliana Barros
Es coherente que todavía no se demuestren sentimientos porque estos tardan en madurar, prácticamente recién se conocen.
Liliana Barros
Hubiera querido estar ahí para ver la cara de Douglas 😂😂. Me encanta que ellos estén incómodos por la noche de bodas, porque significa que los muros que ambos erigieron, están comenzando a fracturarse.
Liliana Barros
Hermosa escena, delicada y sutil. Ambos encontraron lo que no buscaban. Un sentimiento que nace a pesar de ellos 🥰
Liliana Barros
Está muy bien presentada la personalidad de Ángel. Obvio que no confía en su prometido porque aún no lo conoce. Y a pesar de su molestia, tiene un atisbo de esperanza en él. Molestia que es entendible porque ella no le pidió defenderla.
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