Amor Sobre Ruedas

Valeria no le prestó mayor atención a lo que él decía, su concentración ahora estaba en lo que acababa de leer en su celular.

"Tienes dos días para darnos el dinero o tu hermanito va a pagar las consecuencias, esto es un pequeño adelanto de lo que te haremos"

Una foto en la cual su hermano está completamente golpeado, ella parecía un león enjaulado. Caminando de un lado a otro, tratando de encontrar una solución a su problema.

¿De dónde iba a sacar ese dinero? Acababa de empezar a trabajar con Maik, y no sabía cuando le iban a pagar, y un adelanto, con que cara lo iba a hacer, ya había hecho mucho por ella.

Su respiración comenzó a ser errática, su cuerpo comenzó a temblar, las manos le sudaban, se golpeaba constantemente la cabeza con la mano, como si de esa manera fueran a fluir las ideas para conseguir el dinero.

Moto ya no tenía para competir, estaba entrando en un ataque de pánico, meses sin haber sentido uno, ahora le llegaba y no solo eso.

- Cálmate, te va a dar algo.

Sus ojos por fin se fijaron en Maik, hasta ahora se daba cuenta de que él se encontraba en el taller.

- Suéltame.

Respiraba con más dificultad que antes, sentía miedo de perder a su única familia, de que por ella él muriera, o que ellos fueran por ella y la deuda se la pasarán a su hermano.

Él era inocente en todo esto, de solo eso su cuerpo empezó a sentir temblores al punto de perder el equilibrio y comenzar a caer.

- Cálmate, respira Valeria te va a dar algo si sigues así.

Los brazos fuertes de Maik la sostenían en el piso, ambos estaban sentados, mientras él comenzaba a hacer círculos en su espalda, Maik tampoco sabía que hacer.

Lo único que se le ocurría era que tenía que calmarla para evitar que pasará algo más grave.

- Inhala, exhala por favor concéntrate en mi voz.

Si voz era suave y dulce, algo que a Valeria le parecía reconfortante de alguna manera, nadie nunca la había calmado de sus ataques. Solo Alan sabía cómo hacerlo, pero ahora él no estaba ahí, estaba sufriendo una golpiza por culpa de su ex.

- Ya estás más calmada.

La respiración de Valeria comenzó a calmarse, su cuerpo dejo de temblar sus manos lentamente se fueron abriendo, mostrando las heridas que se había hecho.

Si cabeza estaba apoyada en el pecho de Maik, sus latidos del corazón la relajaron, al punto que olvidó por completo lo que acababa de pasar. Quería quedarse en ese lugar por más tiempo, pero tenía que volver a la cruel realidad. Tenía un problema y había que solucionarlo.

- Gracias. - sus palabras eran un susurro, una voz bastante dulce.

- ¿Por qué?.

- Por no salir corriendo y ayudarme.

- No creas que esto va a cambiar algo entre nosotros.

- Lo sé, no me creo tan especial para pensar eso.

- Se puede saber que paso, para que te pusíeras en ese estado.

- Solo es un pequeño problema que tengo que resolver.

Con mucho cuidado, Valeria se levantó y volvió a tener el control de si misma, y ahora se daba cuenta de las heridas en sus manos, tenía sangre en dónde las uñas se enterraron.

Camino lentamente hasta el lavabo y comenzó a limpiarlas, con lo que no contaba era con que Maik se puso detrás de ella y tomo sus manos para ayudarla.

Que era lo que le pasaba, eso nunca lo habría hecho con nadie ni siquiera con su novia de tantos años.

En su mente Valeria tenía la mente donde su hermano, pero también la tenía en ese instante en dónde la conexión era inevitable.

- Necesito saber que es lo que pasa. - su voz era una melodía al oído de Valeria. Eso la estremecía mucho. - Todos mis mecánicos deben estar en un buen estado emocional y físico, mis carreras no se van a ganar si alguno falla.

Y todo se fue a la mierda por ese comentario, a él solo le importaba su maldita carrera, su estúpido auto. Se regañaba mentalmente por pensar que por una vez en su vida a Maik le importaba alguien más que no fuera el mismo.

- Estaré bien, sé que dentro de un par de días tiene la contra reloj, mañana puede practicar en la pista.

Sin mirar atrás ella salió del taller cabizbajo, tomo el celular e hizo la llamada a aquella persona que la atormentaba cada mes.

- Música para mis oídos.

- No tengo el dinero, necesito al menos un mes más.

- No soy plazos pequeños, si no tienes el dinero de estos dos meses ya sabes que tienes que hacer.

- Mi hermano déjalo fuera de esto.

- Claro que sí, solo cuando cumplas con tus obligaciones.

- Está bien, nos vemos en dos días, me envía por favor la dirección.

Ella no espero a que James contestara y colgó, sabía a dónde tenía que ir al ver la dirección en el mensaje.

Ahora tenía que ir a ver a su hermano, verificar que estuviera bien y que los golpes no le hubieran causadoayor daño, la carrera estaba cerca y ella no se iba a sentir bien, sabiendo que por su culpa no pudiera participar.

Al llegar a casa, encontró a Alan en la sala colocándose hielo en su hermosa cara, él quería poner su mejor cara, Pero sabía que su hermana no se lo iba a creer.

- Lo siento mucho.

- Ellos...

- ¿Estás bien para competir?. - no quería escuchar lo que esos bastardos le hicieron, le dolería más el corazón de lo que ya lo tenía.

- Si no fue mucho.

- Espero que te vaya bien en la contra reloj, no podré ir ese día.

— No me digas que vas ir a…

- Esto es un asunto que tengo que resolver yo solita.

- Eso no es verdad, yo.

- Tú vas a la pista y yo a solucionar ese problema, te quiero.

Con un beso en la frente ella se va a su habitación, para poner en orden sus pensamientos. Que corren como locos de lado a lado.

Para pagar la deuda de solo los intereses ella se tenía que acostar con James. Solo iba a ser una vez, eso era lo que ella pensaba.

Pero conocía a estos hombres muy bien y James no se iba a quedar de brazos cruzados, iba a pedir más y más.

El problema ya no era pequeño, se estaba convirtiendo en algo más grande, ¿tenía opciones?, no.

No le iba a decir a Maik que le adelantará el sueldo, eso era abrir otra puerta a otra deuda más.