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Gritos De Esperanza

Gritos De Esperanza

Status: En proceso
Genre:Matrimonio arreglado
Popularitas:4.3k
Nilai: 5
nombre de autor: KeliindA RojanO C.

Viviana es la menor de tres hermanas, su vida da un giro inesperado cuando se ve obligada a tomar el lugar de su segunda hermana para casarse con un Despiadado multimillonario y así poder salvar la vida de toda su familia, tras el matrimonio forzado Ares Grey la hace vivir un infierno por venganza... Acompáña a Viviana en esta historia desafortunada.

NovelToon tiene autorización de KeliindA RojanO C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Una Salida

Subí a mi habitación y me di una larga ducha, salí envuelta en una toalla con mi cabello húmedo, me apliqué mis cremas corporales con esencia a coco y vainilla, eran mis favoritas.

Me vestí con un conjunto que me hacía sentir segura y atractiva. La falda corta esponjada color beis y el crop top del mismo color me daban un toque elegante y juvenil Me puse unos botines blancos que complementaban perfectamente el outfit. Mi cabello, todavía estaba húmedo, lo peiné para que estuviera arreglado y caído hasta la parte baja de mi espalda, me aplique un poco de maquillaje en mis ojos para resaltar mis facciones.

Justo cuando terminé de arreglarme, Ares entró en la habitación. Su mirada se posó en mí y me observó de arriba a abajo, su rostro estaba serio y pensativo.

—¿Por qué te vestiste así?—me preguntó, con su voz un poco ronca. Me encogí de hombros, intentando parecer despreocupada. —Me pareció que estaba bien, Siempre me visto asi— respondí, mientras me aplico mi loción.

Ares se acercó a mí, con su mirada todavía fija en mi ropa. —No vas a una fiesta, Viviana—dijo —Vas a recoger un celular donde tus padres. ¿No crees que estás un poco... Sobre vestida?— Me sentí un poco incómoda bajo su escrutinio, pero intenté mantener la calma.

—Me gusta cómo me veo Ares—, respondí, —Siempre me he vestido así, soy joven, ¿lo recuerdas?— Ares me miró durante un momento, luego asintió con la cabeza. —Está bien—, dijo. —Pero recuerda, solo vas por un momento. No te metas en nada más— Asentí con la cabeza, sintiendo un poco de alivio de que no insistiera más en el tema.

—Adiós— le dije a Ares mientras tomaba mi cartera, sin darle mucha importancia a su comentario sobre mi ropa.

Me di la vuelta y salí de la habitación, bajando la escalera con paso firme. Llegué a la entrada de la casa y vi que los guardaespaldas ya me estaban esperando junto al auto. Me subí al vehículo sin dirigirles la palabra, ignorándolos deliberadamente.

Me senté en el asiento trasero y miré hacia adelante, esperando a que arrancara el motor y comenzara el viaje a casa de mis padres. Los guardaespaldas se subieron al auto y cerraron las puertas, pero no dijeron nada, simplemente se limitaron a cumplir con su trabajo. El auto arrancó y nos pusimos en marcha, dejando la casa de Ares atrás.

Me sentí aliviada de poder salir de la casa de Ares, el paisaje que se desplegaba ante mis ojos mientras conducíamos hacia mi antigua casa era un bálsamo para mi estado de ánimo. Después de 30 minutos de viaje, llegamos finalmente a mi destino. Salí del auto y entré apresuradamente en la casa, ansiosa por escapar de la presencia de los guardaespaldas.

Mi madre me recibió con un abrazo cálido y amoroso, lo que me hizo sentir un poco mejor. Sin embargo, noté que mi padre no estaba allí, lo que agradecí en silencio. Seguía disgustada con él por la forma en que me había llevado a casarme con Ares, un hombre que no amaba ni deseaba como esposo. La ambición de mi padre había sido la causa de todo esto, y todavía me dolía pensar en ello.

Me senté con mi madre en el sofá y hablamos un rato, compartiendo historias y risas. Mi madre siempre había sido mi refugio, mi confidente y mi mejor amiga. Me sentí cómoda y segura en su presencia, y por un momento, pude olvidar los problemas y las complicaciones que me rodeaban. Pero sabía que no podía quedarme allí para siempre, y que pronto tendría que regresar a la realidad.

Subí a mi habitación y sentí una sensación de añoranza que me envolvió como una manta cálida. Extrañaba todo de aquí, cada rincón, cada recuerdo, cada momento que había vivido en este lugar que una vez fue mi hogar. La nostalgia me golpeó con fuerza, y por un momento, me permití cerrar los ojos y dejar que los recuerdos me llevaran de vuelta a tiempos más felices.

Pero la realidad me llamó de vuelta, y comencé a empacar lo que necesitaba en una pequeña maleta. Mi celular, que había estado apagado durante un tiempo, ahora estaba en mi mano, y al encenderlo, comenzó a sonar con mensajes y llamadas. Revisé la pantalla y vi que tenía varios mensajes de amigos y conocidos, pero uno en particular llamó mi atención: Esteban.

Mi corazón se apretó al ver su nombre, y una mezcla de emociones se apoderó de mí. Esteban había sido alguien muy especial en mi vida, y su ausencia había sido un golpe duro para mí. Me había escrito varios mensajes, y al ver la cantidad de ellos, mi corazón se llenó de tristeza y nostalgia.

De repente, mi celular sonó de nuevo, y vi que era Esteban quien llamaba. Respondí con voz suave, intentando contener las emociones que bullían en mi interior. —Hola—, dije, tratando de sonar calmada.

—Hola, preciosa— respondió Esteban, —¿Cómo estás? Vi la notificación de que encendiste tu teléfono y por eso te llamé—. Su voz me envolvió como un abrazo y por un momento me sentí transportada de vuelta a los momentos que habíamos compartido juntos.

—¿Dónde estás?— me preguntó, —Estoy en casa—, respondí, intentando ser breve.

—¿Podemos vernos y hablar?—, me preguntó, con su voz llena de esperanza. Me quedé pensativa por un momento, sopesando las opciones y las consecuencias. Pero algo en su voz me hizo aceptar. —Sí, podemos vernos—, le dije finalmente. —Pero ven por la parte trasera—. Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea, y luego Esteban respondió —Estaré allí pronto—. Colgué el teléfono, sintiendo una mezcla de emociones y expectativas.

Baje a la sala con la maleta en mano, y mi madre me sonrió al verme. —Mamá, necesito que no dejes entrar a los hombres—, le dije, refiriéndome a los guardaespaldas de Ares.

—Voy afuera un momento a hablar con Esteban— expliqué, mi madre me miró con una mezcla de angustia y preocupación en sus ojos.

—Pero hija...—, comenzó a decir, pero la interrumpí con un gesto suave. —Mamá, por favor—, le pedí. —Él merece una explicación de mi parte—. Mi madre asintió con la cabeza, aunque pude ver la inquietud en su rostro. —Está bien, hija— dijo finalmente. —Pero no tardes—.

—Está bien, mamá—, respondí, y me dirigí hacia el patio de casa, que daba a otra calle. El patio estaba tranquilo y fresco, y pude sentir el aire cálido en mi piel mientras caminaba hacia la puerta que daba a la calle. La abrí y salí, mirando a mi alrededor para asegurarme de que Esteban estuviera cerca. No tuve que esperar mucho, porque pronto lo vi aparecer en su auto.

Esteban estacionó su auto y apagó el motor, luego salió con su elegancia habitual. Siempre había sido un hombre muy atractivo, con un buen físico y un porte que llamaba la atención. Su cabello castaño y ojos miel eran rasgos que lo hacían ver especialmente guapo, y su sonrisa era capaz de cautivar a cualquiera.

Al verme, su rostro se iluminó con una sonrisa encantadora, esa sonrisa que siempre me había hecho sentir especial. Me abrazó con fuerza, y no pude negarme a este gesto de cariño. Lo abracé tan fuerte como él a mí, pude sentir su calor y su cercanía. Esteban sonrió y dijo, —Te extrañé mucho, preciosa. Pero veo que tú me extrañaste más—. Su voz era suave y cálida, pude sentir su aliento en mi oído. Me sentí cómoda y segura en sus brazos, como si hubiera vuelto a casa después de mucho tiempo.

Cuando me separé de él, me quedé absorta mirándolo, necesitaba verlo porque quizás esta sería mi última vez. Mis pensamientos fueron interrumpidos por sus cálidos labios, Esteban me estaba besando. Sus besos eran tiernos y delicados, como siempre, llenos de mucho amor. Me dejé llevar por la nostalgia y también lo besé, aferrándome a él y deseando que lo que vivía era solo una pesadilla y mi mundo real fuera este.

Nuestro beso se prolongó más de lo que habíamos previsto, y cuando finalmente nos separamos, Esteban me volvió a abrazar. Me aferré a él con fuerza, y mis lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. No pude evitar sollozar, Esteban se dio cuenta de inmediato. Me tomó por la barbilla con sus manos suaves, obligándome a mirarlo a los ojos.

—¿Qué pasa, preciosa?—, me preguntó con preocupación. —¿Por qué lloras?— Su voz era suave y llena de ternura, y pude sentir su mirada intensa sobre mí, buscando respuestas...

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Anonymous
Lo voy a empezar a leer ( aunque no me gusta las que no están completas) porque vi que en los capítulos dice que la autora no ha dejado de actualizar ósea de publicar capítulos diariamente.
KeliindA RojanO C.: Hola, agradezco tu opinión, y claro que sí, estoy actualizando hasta dos capitulos diarios, la novela es nueva por eso no está concluida, espero que igual sea de tu agrado y agradezco tu paciencia, muchas gracias 😊
total 1 replies
Micedith Londono
la historia me gusta lo que no está bien es que la dejen inconclusa.
KeliindA RojanO C.: No lo está, sigo creando la historia hermosa! todos los días habrá actualizaciones
total 1 replies
Anonymous
Y el resto de los capítulos?
KeliindA RojanO C.: ¡La paciencia es nuestra mejor virtud!
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MARCE
🥰🥰🥰
MARCE
me gusta 🤩
MARCE
me encanta tu historia 😍
MARCE
me gusta 🤩
MARCE
me gusta 🤩
MARCE
me gusta ☺️😍
MARCE
me gusta
MARCE
me gusta 😊😍
MARCE
me gusta ☺️
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