La Venganza De Alaia

Mientras Nayana intentaba salir de la casa del Duque, justo cuando cruzaba el umbral del gran salón hacia el pasillo principal, una sombra apareció bruscamente en su camino. Era Cataleya, con el cabello revuelto, el vestido desordenado y sucio, sus manos, aún vendadas, se lanzaron hacia Nayana con una furia desenfrenada.

A diferencia de la ocasión anterior, Nayana estaba preparada. Sus reflejos, le permitieron esquivar el agarre de Cataleya.

- Lady Cataleya nunca pensé verla en este estado. Parece que se le hizo costumbre aparecerse de tal manera, voy hacer clara con usted no permitiré que vuelva agredirme.

-¡No entiendo que le hiciste a Finnian, pero no lograras quitarmelo! - el olor a vino rancio y a una desesperación amarga emanaba de ella.

Anastasia, que caminaba detrás de Nayana, dio un paso adelante, lista para interponerse, pero Nayana la detuvo con una mirada, una orden silenciosa de mantener la distancia. Dos de los guardias del ducado, alertados por el ruido, aparecieron al final del pasillo, pero Nayana sabía que no intervendrían sin una orden directa de Finnian o de ella misma.

- Su estado es deplorable, ahora entiendo porque las damas no la invitan a sus reuniones, es mejor que vaya a su habitación, se de un buen baño y se cambie, quizás ahí pueda pensar con claridad, lo siento, pero no puedo perder más tiempo con usted – Nayana intenta marcharse, pero Cataleya vuelve a gritar.

-¡Como te atreves a darle la espalda a la próxima Duquesa de Seraphina!

- No considero que nadie la considere como la próxima Duquesa, ni siquiera es tomada en cuenta dentro de la sociedad.

-¡Mientes!

- No, es sencillo comprobarlo, si organiza un baile le aseguro que, si alguien viene será por el Duque, en cambio si yo hago un baile nadie faltará.

-Te crees poderosa, pero no tienes ningún titulo noble que te respalde.

- Escuche que la princesa Indira vendrá al Ducado, que tal si dejamos que ella decida que fiesta fue la mejor…, aceptas el reto…

- No es un reto, porque ya gané…

- Muy bien, entonces espero su invitación para ver si sus palabras se convierten en realidad, creo que dos semanas será más que suficiente para que se pueda organizar, permiso.

Sin esperar una respuesta, Nayana se dio la vuelta y continuó su camino, su andar grácil y resuelto. Dejó a Cataleya de pie en el pasillo, los guardias se limitaron a observar, su presencia un mudo testimonio del colapso de la amante del Duque, mientras que el carruaje Nayana era cuestionada por Anastasia.

-Mi lady, ¿Por qué le propuso eso?

-Acaso nosotras no aprendimos a organizar un baile de manera perfecta.

-Claro que sí, mi lady recuerdo que usted no lo deseaba, pero su madre lo puso como condición, debía aprender a organizar un baile de manera adecuada, perfeccionar su baile y modales, todo…- es interrumpida.

-Todo lo que una dama noble debe saber, si no quiere ser humillada en la sociedad, es lo que siempre decía mi madre. Bueno ahora lo pondremos en práctica.

-Esta segura de que la princesa Indira, vendrá…

- Estoy segura que mi prima vendrá, y me ayudara con lady Cataleya, espero que derroche el dinero del Duque, ya que pronto deberán ajustar sus bolsillos.

- Debía suponer que había algo más detrás de aquel reto, bueno no debemos perder el tiempo.

- Concuerdo contigo porque en una 1 semana daremos el baile de bienvenida a la princesa Indira, y que lady Cataleya organice el baile de despedida.

Lo primero que hicieron fue enviar las invitaciones para que las damas tuvieran el tiempo necesario para organizar su vestuario, mientras tanto Nayana se encargaba de gestionar la administración de sus negocios, ya que, por ocuparse de la investigación del Duque los había descuidado.

Cada tarde, Nayana y Anastasia se reunían para organizar el baile de bienvenida con meticulosidad. Discutieron la disposición del gran salón, la lista de invitados para asegurar la presencia de figuras clave, y los protocolos adecuados para la Princesa Indira. Nayana quería que todo fuera impecable, un reflejo de la sofisticación y el poder de su casa.

Sabía que la llegada de Indira sería el detonante, el baile de bienvenida no sería solo una celebración, sino el escenario donde se sentarían las bases para la inevitable caída económica de Finnian Seraphina, todo se había preparado con cuidado, un día antes del baile llego la princesa Indira junto a Leopold a la residencia de Nayana, ella la recibió con alegría, ambas se abrazaron con efusividad, enseguida ingresaron a su residencia.

- Aquí podremos hablar con tranquilidad… - cuestiona Indira mirando a su alrededor.

- Por supuesto.

- Mi padre y hermano nos contaron tus planes - sus ojos se posaron en Nayana, y un matiz de reproche apenas perceptible asomó en su mirada.

- Por tu expresión puedo suponer que no estás de acuerdo.

-No estoy de acuerdo con que desees hacer esto sola Alaia, cuando nos tienes a nosotros, somos tu familia. Entiendo tu dolor, tu ira... pero no debes olvidar que los Elowen y los Cassian, siempre fuimos una fortaleza unida. No una carga individual.

Leopold, que se había mantenido en un respetuoso segundo plano, asintió en silencio, su expresión reflejando la preocupación de Indira.

-La carga de una casa es compartida, Alaia. Especialmente cuando se trata de restaurar el honor de nuestra familia. Lo que Finnian Seraphina hizo... no solo te afectó a ti. Nos afectó a todos. Y debemos enfrentarlo juntos. ¿Por qué insistes en llevar esto tú sola? ¿Acaso no confías en nosotros, o crees que no somos capaces?

-No es falta de confianza, Indira. Es... es el peso de mi promesa. Prometí que haría pagar a Finnian por lo que hizo. Prometí que el nombre Elowen se levantaría de las cenizas. Y creí que debía ser yo quien lo llevara a cabo, cada paso del camino, para que la retribución fuera verdaderamente nuestra. Para que nadie más cargara con las consecuencias de mi dolor.

- Alaia, somos uno. Tus consecuencias son nuestras, y tú victoria será la de todos. Deja que te ayudemos a llevar esta carga. Los documentos que Leopold trajo... son irrefutables. Con ellos, y con nuestra influencia y la de los otros ducados que aún recuerdan la reputación de los Elowen, podemos aplastar a Finnian no solo económicamente, sino también políticamente. ¿Estás dispuesta a permitirlo?

-Si, así lo destruiremos pronto, y extraño a mi hermano, debe regresar con él.

- Con nosotros, reconstruí la casa en el Ducado, te aseguro que te gustara.

- Deben estar cansados, sus habitaciones están preparadas, luego podremos seguir hablando.

-Tienes razón luego seguiremos hablando al respecto.