** Saga Vannecelli **
Rachel Fiore es la mano derecha de Leandro Zanella, jefe de una de las ramas más importantes de la organización italiana. Desde que él la rescató a ella y a su hermana de la calle cuando solo tenía 14 años, ha estado perdidamente enamorada de él. Sin embargo, su temor al rechazo la ha llevado a ocultar este secreto durante seis años. Actualmente, la organización está siendo amenazada por los FGN, lo que obliga a Rachel a viajar a la capital para reunirse con el líder de la organización en busca de su apoyo. sin tener conocimiento de que se cruzaría con un hombre que transformaría por completo su vida.
NovelToon tiene autorización de Daniella cantillo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 13 Marcando territorio
Rachel Fiore
...****************...
-Mientras subimos las escaleras, me sonrío ante las bromas de Gian. La verdad es que este hombre es divertido; me agrada un poco, aunque a veces sea atrevido al intentar robarme un beso. Al llegar al segundo piso, veo a Leandro que se acerca a nosotros. Él me observa fijamente, con una expresión de asombro en su rostro. Al bajar la mirada, me doy cuenta de que no me he puesto mi chaqueta. Me pregunta- Rachel, ¿qué haces vestida así? ¿Dónde has estado y con quién?.
- Él se dirige a Gian, quien con un tono serio le responde- Ella estuvo conmigo. ¿Hay algún problema, señor Leandro?
- Él intenta contestar, pero yo interrumpo; el ambiente se torna tenso. Leandro adopta una expresión seria, y percibo que está molesto, ¿pero por qué? Su mirada está fijada en Gian, y al mirar a Gian, me doy cuenta de que él también está en la misma postura. Aparentemente, Gian me coloca la chaqueta alrededor de mis hombros y se sitúa a mi lado. Yo digo-Estoy vestida de esta manera debido a la misión que me confiaste, la cual ya he cumplido. Por casualidad, me encontré con el joven Gian, y por eso nos encontramos juntos en este momento. Leandro, mañana te proporcionaré más detalles. Que tengas buenas noches.
- Al caminar junto a Leandro, quien me sostiene del brazo, me dice- Necesito hablar contigo de inmediato, te esperaré en el despacho.
-Me despido y camino al lado de Gian, quien me observa con evidente molestia. Lo pierdo de vista al doblar las escaleras y, con un suspiro, me doy cuenta de que ya tengo sueño. Me pregunto si podría esperar hasta mañana para hablar; seguramente será otro encargo. Miro a Gian, que está visiblemente irritado, y me pregunta- ¿Qué quiere hablar contigo a esta hora? ¿Acaso no puede esperar hasta mañana?
-Ladeo la cabeza y le respondo, un poco irritada- No lo sé, debe ser algo importante. Cuanto más rápido vaya, más rápido me lo dirá y podré dormir. Descansa, Gian, mañana hablaremos de ese tema.
-Él permanece en silencio al pasar por su lado y toma mi mano, dirigiéndome hacia mi habitación. Le digo- Suéltame, Gian, debo hablar con él.
-Abre la puerta y entramos; él cierra la puerta y me coloca contra la pared, besándome con desesperación. Yo lo empujo y le digo- ¿Qué te ocurre, Gian? Ya parece que te has acostumbrado a besarme cada vez que quieres.
-Él se acerca a mí, apoyando una mano en la pared, y me dice- Me pasa que no puedo resistirme a besar esos labios que ya son míos y los deseo. Quiero que ellos entiendan que tienen dueño; el que intente, tan solo desearlos, me encargaré de su muerte, y será dolorosa.
-Me toma de la mejilla y me da un beso en los labios con delicadeza. Yo solo observo que este hombre está mal de la cabeza por comportarse de este modo, pero no puedo resistir sus besos y me maldigo por eso. Pero es que sus labios saben a miel, y él ha sido mi Mi profesor, que me ha enseñado a besar, juega con su lengua entrelazada con la mía, provocando una sensación de cosquilleo en mi entrepierna. Continúa besándome mientras su mano acaricia mis piernas y desciende hacia mi cuello, donde me brinda suaves besos y siento cómo succiona mi piel. Repite esta acción en diferentes partes, mientras una intensa calentura se apodera de mí, aumentando con cada instante, lo que me lleva a empujarlo, temiendo perder el control.
Me regaño mentalmente: este hombre es mujeriego. Solo quiere jugar conmigo y yo no quiero eso. Ambos estamos agitados. Él me dice- Perdóname, no quiero que pienses que solo busco sexo contigo. De verdad me encantas y quiero una relación seria contigo, y por eso quiero hacer las cosas bien. Solo que no puedo controlarme contigo, eres mi debilidad.
-Yo le respondo- No quieras jugar conmigo, Gian, porque no me temblará la mano para matarte y que nadie encuentre tu cuerpo.
-Me sonríe y me dice- Si llegara a fallarte, yo mismo me tomaría un veneno. Eres mi fiera y me gustaría demostrarte que estoy muy serio contigo.
-Sus palabras me dejan sin aliento. ¿Serán sinceras o simplemente son promesas vacías? Aunque lo escucho con la mayor sinceridad, quizás debería permitir que las cosas fluyan. Sin embargo, si realmente desea una oportunidad, entonces debe demostrarlo, le respondo- No estoy seguro, Gian. Quiero poner fin a la situación con los malditos que instalaron cámaras en mi recamara. Si me ayudas, te consideraré una oportunidad. Mientras tanto, no permitiré que me beses. Ahora, por favor, sal de mi habitación, ya que debo irme.
-Él me responde- Si te ayudo, ¿seremos novios?
-¿Acabas de decir 'novios'?- me río a carcajadas ante la ocurrencia de un hombre como él. Él me mira con seriedad, mientras cruza los brazos, y le digo- ¿Novios? Obviamente no, pero podría permitirte que me dieras algunos besos, y veremos qué sucede.
-Él me sonríe, se acerca a mi oído y susurra- en voz baja: Está bien, pero no soy un chico de besos, no soy alguien cualquiera, quiero ser tu novio. En cuanto a este asunto, necesitamos apoyo; ambos no podemos marcharnos. Según lo que hemos investigado, hay alrededor de 15 personas en esa base y no podemos arriesgarnos a que informen sobre nuestro ataque.
-Le respondo en voz baja- Puedo organizar un grupo con personas de mi confianza.
-Él me responde-No podemos confiar en nadie de esta rama. Ya tengo en mente quién puede ayudarnos; sé que ellos aceptarían encantados.
- Arquearon una ceja al ver cómo sus ojos se iluminan. Sonríe de una manera sádica. Le digo- Bien, ahora ya te puedes ir. Ya me he demorado mucho.
- Él me toma de la cara y me dice- Ya me iré, pero cambia de ropa.
- Él me besa y luego me muerde el labio y sale de mi habitación mientras yo sonrío, porque carajo sonrío como una estúpida. Me miro en el espejo para peinarme y buscar en mi closet ropa. Cuando miro mi reflejo, abro los ojos como platos. Me acerco a mi espejo para confirmar lo que vi; debe ser mi imaginación, pero no, el muy hijo de perra me había hecho moretones en el cuello. Juro que cuando lo vea, le daré un buen golpe. -