CONSTANTINE

Mamhó, Paulo va a quedarse por un tiempo haciéndote compañía. - le dice a su abuela.

- Siempre es bueno un poco de compañía, tu prima Nathalie trabaja mucho en el hospital y casi no duerme aquí. - le dice la mujer de 77 años, pero fuerte como un roble.

Candace había nacido en Irlanda, pues su padre quiso que así fuera, madre de dos hijos. Gregory y Haidy, la madre de Constantine.

La mujer siempre se caracterizó por ser una mujer noble, pero cuando se enojaba, hasta su difunto esposo huía.

La mujer mayor observaba con detenimiento a la joven con cabeza al ras. Su nieto le había dicho que era un chico, que estaba bajo protección de testigos. Más tarde cuando su nieto se fuera, averiguaría por qué les había mentido a todos.

A lo mejor era una de esos jóvenes raros de hoy en día, que se definían de X manera.

- Muy bien mamhó, debo volver a la ciudad, te encargo a Paulo. - le dice a su abuela, con los ojos puestos en el ''chico'' que juega con el perro de su abuela.

- Por supuesto que lo haré. - dice la mujer que nota una mirada contrariada en su nieto al observar a la joven morena.

Constantine subió a su camioneta para volver a Miami, debía seguir con su cometido de acabar con la pandilla de Zezé y no había tiempo que perder.

Candace se sentó junto a la chica que al parecer ya se había cansado de jugar con Silver, el perro pastor alemán.

- ¿Por qué no le dijiste a mi garmhac que eras una chica?- preguntó la mujer mayor, haciendo que los ojos negros de la chica se abrieran de par en par.

- ¿Co... cómo se dio cu... cuenta? - preguntó la muchacha con notorio miedo.

- No te preocupes, no le diré nada, pero debes confiar en mí. - respondió.

- Soy Irika Bilbao, soy de una ciudad de Brasil llamada Belén de Para, vine a Estados Unidos en busca del famoso sueño americano, - la mujer de cabello blanco escuchaba atentamente - mi ami... - su voz se quebró, las lágrimas amenazaban con salir una vez más, pero no lo permitió - amigo Joao vino conmigo para que juntos cumpliéramos ese sueño. Subí al barco, haciendo creer que era un chico, así era más fácil estar entre hombres, al llegar a Miami, seguí haciéndome pasar por un chico. Su nieto también creyó que yo lo era, al igual que todos en la estación, para mí a sido más fácil, no tengo pervertidos detrás de mí. - concluye.

- Veo, pues bueno, aquí puedes ser Irika, ser tu misma. - le dice la mujer con una sonrisa - Por mis nietos no te preocupes, ellos no vienen muy seguido, así que no descubrirán tu ''secreto''.

- Muchas gracias Señora Candace. - le dice la chica con una leve sonrisa.

- Dime Mamhó, serás una nieta más. - le dijo con una sonrisa - Vamos, te enseñaré tu habitación para que te des una ducha y descanses un poco antes del almuerzo. - se levanta para guiarla a la habitación donde se quedará.

La guió por un pasillo, hasta llegar casi a la última habitación, abrió una de las tres puertas que estaban al final, dejando ver una hermosa habitación con paredes en tonos claros, una cama antigua de hierro, perfectamente arreglada y una ventana que daba hacia un gran árbol.

- Es como la habitación de una princesa. - dijo la chica sorprendida.

- Era la habitación de la madre de Costas. - Iri la miró confundida - Constantine, así le decimos de cariño. - la chica asintió - Bien, date una ducha y descansa.

- Me doy la ducha y mejor la ayudo con la comida, sé cocinar y es algo que disfruto. - dice.

- Está bien, como desees, preciosa. - responde la anciana.

............

En Miami, el ambiente era otro, Zezé tuvo que dejar por el momento la vigilancia del lugar, lo que más le molestaba era no poder ver a la morena de piernas largas que lo hacía fantasear. Estaba frustrado por no poder tomarla de inmediato y tener que descargar esa frustración autocomplaciéndose.

- Dejaré de vigilar unos días, por el momento no irrumpan en el departamento de ese cerdo maldito. - ordenó - Pronto estarás debajo de mí, linda garota. - se dijo así mismo luego de que sus hombres salieran de su oficina.

............

Constantine se había reunido con su primo Luke, quien le enseñó las cámaras cercanas al edificio donde supuestamente los vigilaban, pero esas grabaciones fueron borradas el día que la policía hizo allanamiento.

- Malditos asquerosos. - dijo el griego con severidad.

- Espero que llevar a ese chico amanerado donde Mamhó, no la ponga en peligro. - advierte Luke.

- Sabes que si alguien corre peligro es quien se atreva a entrar en la propiedad de Mamhó sin su permiso. - dice sonreído Costas, recordando como todos huyen de su abuela cuando se enoja.

- Jaja... ya lo creo. - dice el pelirrojo.

- ¿Tienes más nombres? - pregunta, volviendo a la seriedad.

- Arnulfo Domínguez, más conocido como 23, le dicen así porque en sus primeros años como delincuente, mató y violó a 23 adolescentes entre los 14 y 18 años. - informa.

- ¿Cómo es que esta escoria no se encuentra en prisión? - pregunta indignado.

- Hace un año su primo abogado, consiguió que le dieran casa por cárcel en su país, Colombia, al parecer es algo común en ese país. Aprovechó eso y se fugó, llegando a Estados Unidos hace 6 meses. - termina de informar.

- Perfecto, veremos si le gusta que le hagan lo mismo, ¿llamaste a Cheché? A él le gustan estás joyas para sus amigos raros. - indaga Costas.

- Por supuesto, sabes que el muy maldito disfruta haciendo pagar a los violadores. - comenta con una sonrisa macabra, Luke.

Después de cuadrar donde se reunirían para atrapar a 23, se despidieron y cada uno se fue a su oficina correspondiente.

.......

- Capitán, ¿puedo ausentarme por dos horas? - pregunta Evon.

- Por supuesto, ve. - le dice a su hermosa asistente.

Se quedó viendo la puerta por donde salió Evon. Lo cierto es que desde que la vio en la Academia, le pareció hermosa, pero su ética profesional le impedía cortejarla, aunque había notado que no le era indiferente.

Sabía que era madre soltera de un niño de 11 años, que tuvo en su adolescencia. Sabía también que el padre del niño no quiso responder porque estaba casado y además era su profesor en la escuela pública. Entró a la Academia para poder brindarle un mejor futuro a su hijo, se graduó con honores, demostrando que su rendimiento fue superior a los de sus compañeros, es por ello que fue elegida para ser asistente del posible próximo comandante en jefe de la Policía de Miami.

Su madre le ayudaba con el cuidado de su niño, hace años había dejado de lavar ropa ajena, para ayudar a su valiente hija. Evon había tenido muchos pretendientes, pero era muy seria, no le daba cabida a nadie, aunque él no lo supiera, en parte era porque estaba enamorada de él.

CANDACE DUNNE.