irem conoce a un misterioso hombre con el cual comienza a hablar a escondidas de sus padres
¿su familia podrá aceptar una relación con aquel hombre ? ¿ siendo el 6 años mayor que ella ?
Qué hará irem al saber la verdadera identidad de aquel hombre misterioso.
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todo acabo
Irem se sintió destrozada después de la conversación con Enzo. Subió corriendo las escaleras hacia su habitación, sin poder contener las lágrimas. Su madre la siguió y encontró a Irem llorando desconsoladamente en su cama.
"Mamá, Enzo me dijo que nunca me amó", sollozó Irem. "Me dijo que solo me usó porque se sentía solo".
Su madre la abrazó y la consoló, dejándola llorar hasta que se quedó dormida en sus brazos. Los días siguientes, Irem se encerró en su habitación, sin querer salir ni ver a nadie. Su madre y Karina trataron de animarla, pero Irem se sentía vacía y sin esperanza.
Por otro lado, Enzo se sumió en una depresión profunda. Solo iba a la empresa de su padre a trabajar, pero siempre estaba de mal humor. Al final del día, se encerraba en su departamento y bebía hasta quedarse dormido. Así pasó un mes entero, sin poder sacudirse la culpa y la tristeza que lo consumía.
Mientras tanto, Karina intentaba ayudar a Irem a superar su dolor. La visitaba todos los días, tratando de hacerla reír y olvidar a Enzo. Al final, logró convencerla de salir con ella, pero Irem ya no era la misma. Aunque sonreía, había algo en sus ojos que había muerto. La luz y la alegría que antes la caracterizaban habían desaparecido.
Karina se dio cuenta de que Irem necesitaba tiempo para sanar, pero estaba decidida a ayudarla a recuperar su vida. La llevó a lugares nuevos, la presentó a personas nuevas, y trató de hacerla ver que había un mundo más allá de Enzo.
Sin embargo, Irem no podía dejar de pensar en Enzo. Se preguntaba por qué la había lastimado de esa manera, y si alguna vez podría perdonarlo. La herida que Enzo le había infligido era profunda, y Irem no sabía si podría recuperarse alguna vez.
Karina se sentó con Irem en su habitación, mirándola con una sonrisa. "Irem, creo que necesitas un cambio de escenario", dijo. "¿Qué te parece si nos vamos juntas a otro ciudad por un tiempo?"
Irem se sorprendió. "¿Qué ciudad?", preguntó.
"No importa", dijo Karina. "Podemos elegir una ciudad que nos guste a ambas. Lo importante es que nos alejemos de aquí y comencemos de nuevo".
Irem pensó por un momento. La idea de dejar atrás todo lo que la recordaba a Enzo era tentadora. "Sí", dijo finalmente. "Vámonos".
Karina sonrió y abrazó a Irem. "¡Genial!", dijo. "Empecemos a hacer planes".
Así que Irem y Karina se fueron a vivir a una ciudad costera, lejos de la ciudad donde habían crecido. Pasaron dos años allí, disfrutando del sol, la playa y la libertad. Irem comenzó a sanar y a encontrar una nueva razón para vivir. Se inscribió en una universidad y estudió arte, algo que siempre había querido hacer pero nunca había tenido el tiempo.
Karina también encontró su propio camino, trabajando como diseñadora de interiores y creando un negocio exitoso. Las dos amigas se apoyaron mutuamente, y su amistad se fortaleció.
Irem aún pensaba en Enzo de vez en cuando, y sentía un poco de nostalgia al recordar los momentos que habían compartido. Aunque había pasado mucho tiempo, todavía se preguntaba cómo hubiera sido su vida si las cosas hubieran sido diferentes. Si Enzo no la hubiera lastimado de esa manera, si hubieran podido estar juntos y construir una vida feliz.
Se preguntaba si Enzo también pensaba en ella, si alguna vez se había arrepentido de lo que había hecho. Pero sabía que no podía cambiar el pasado, y que debía seguir adelante con su vida.
Irem suspiró y miró hacia el horizonte, sintiendo la brisa del mar en su rostro. Había encontrado una nueva razón para vivir, una nueva pasión en el arte, y había aprendido a valorar la amistad y el apoyo de Karina. Pero una parte de ella siempre recordaría a Enzo, y se preguntaría qué podría haber sido.
Y con eso, Irem sonrió levemente y siguió caminando, sabiendo que la vida seguía adelante, y que siempre había un nuevo capítulo por escribir.
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Irem sonrió al pensar en Santiago, el chico que había conocido en la universidad. Era una gran persona, siempre dispuesto a escuchar y a ayudar. Habían empezado como amigos, pero con el tiempo, Irem había comenzado a sentir algo más por él.
Santiago era paciente y amable, siempre respetando su espacio y sus sentimientos. La había ayudado a superar la herida que Enzo le había causado, y había estado allí para ella en momentos difíciles.
Irem se sentía atraída por su sonrisa y su sentido del humor, y disfrutaba de su compañía. Santiago la hacía sentir segura y valorada, y ella sabía que él sentía lo mismo por ella.
Aunque todavía sentía un poco de nostalgia por Enzo, Irem sabía que Santiago era alguien especial, alguien que la amaba por quién era. Y ella comenzaba a sentir que podría amarlo también.
Santiago había estado esperando pacientemente a que Irem estuviera lista para una relación, y ahora que ella se sentía más segura, él había empezado a hacerle avances. La había invitado a salir varias veces, y Irem había aceptado.
La última vez que habían salido, Santiago le había tomado la mano y le había dicho que la amaba. Irem se había sentido nerviosa, pero también emocionada. Sabía que tenía que tomar una decisión, y pronto.
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Irem se sintió preocupada al escuchar la noticia sobre su padre. Un preinfarto era grave, y ella sabía que debía regresar a Londres lo antes posible. Pero al mismo tiempo, sentía un miedo intenso al pensar en regresar a la ciudad donde había pasado tanto dolor con Enzo.
¿Qué pasaría si se encontraba con él? ¿Todavía sentiría algo por él? ¿O tal vez había conseguido olvidarlo por completo? Irem no sabía qué esperar, y la incertidumbre la angustiaba.
Karina, su amiga fiel, se dio cuenta de su preocupación y la abrazó. "No te preocupes, Irem", dijo. "Regresaré contigo a Londres. Estaré allí para ti, no importa lo que pase".
Irem se sintió agradecida por el apoyo de Karina. Sabía que no podría enfrentar esto sola. Juntas, tomaron un vuelo hacia Londres, y Irem se preparó para enfrentar lo que viniera.
Mientras viajaban, Irem no podía evitar pensar en Enzo. ¿Qué habría pasado con él? ¿Habría cambiado? ¿La recordaría siquiera? La curiosidad la consumía, pero también el miedo.
Al llegar a Londres, Irem se dirigió directamente al hospital para ver a su padre. Estaba ansiosa por saber cómo estaba y qué podía hacer para ayudarlo. Pero también sabía que no podría evitar el pasado por mucho tiempo.
Irem se sintió aliviada al ver que su padre estaba mejor y podría irse a casa. Pero su madre la llamó a un lado y le dijo que tenían que hablar. Irem se preparó para lo peor, pensando que podría ser algo sobre su padre.
Pero su madre le dijo algo que la dejó sin aliento. "Irem, Enzo se va a casar", dijo.
Irem se sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago. No esperaba eso. "¿Con quién?", preguntó, aunque no quería saber la respuesta.
"Con la hija de un amigo de tu padre", dijo su madre. "Es una chica muy buena, y Enzo parece muy feliz".
Irem se sintió confundida. ¿Por qué le importaba? ¿No había superado a Enzo ya? Pero la noticia la había afectado de manera inesperada.
"No me interesa", dijo Irem, tratando de sonar indiferente. "Ya lo olvidé".
Pero su madre la miró con escepticismo. "Irem, no te engañes a ti misma", dijo. "Todavía sientes algo por él. Lo sé".
Irem se sintió incómoda. ¿Cómo podía su madre saber eso? ¿No había logrado ocultar sus sentimientos? Pero su madre siempre había sido perspicaz.
Karina, que estaba en la habitación, se acercó a Irem y la abrazó. "No te preocupes, Irem", dijo. "Estoy aquí para ti. No importa lo que pase".
Irem se sintió agradecida por el apoyo de Karina. Sabía que podía contar con ella, no importa lo que pasara.