Guardian Deluxe

Meily bajó a reunirse con los chicos y, sin previo aviso, les dio un fuerte abrazo.

—¡Ay, chicos, de verdad estoy tan contenta! —exclamó, apretándolos aún más fuerte.

—Gracias, Meily, pero me estás asfixiando —dijo Aka, sintiéndose un poco asfixiado.

—Mmmm, ¡los quiero, los quiero, los quieroooooo! —dijo Meily contenta mientras seguía apretándolos con fuerza.

—Princesa Meily... —dijeron los demás, arrodillándose ante ella.

El príncipe Carlos entró con paso firme, su expresión era de puro enojo.

—¿Ustedes cómo pudieron perder? ¡Esto es una vergüenza total! La princesa Diana de la capital León estará furiosa con ustedes dos —dijo Carlos, con la voz llena de desaprobación.

—Lo sentimos mucho —dijeron los Guardián Deluxe al unísono, mirando al príncipe Carlos con respeto.

—La princesa Diana dio permiso para castigarnos si no cumplíamos, señor —mencionó Kevin, su voz temblorosa.

—La pelea estuvo buena. La verdad, si no hubiera sido por lanzar fuera de la arena, quizás habríamos perdido —agregó Aka, provocando leves sonrisas entre sus compañeros.

Carlos fulminó a Aka con la mirada.

—Ustedes no se metan y el resto, vayan a recuperarse ahora —ordenó Carlos, a lo que los Guardian Deluxe respondieron con un "Sí, señor" antes de salir corriendo.

Meily, Markel y Aka intercambiaron miradas serias y juzgonas, pero disimularon rápidamente cuando Carlos volvió a mirarlos.

—Princesa Meily, también debería castigar a sus Guardian Deluxe. Podrán haber ganado, pero eso no les da derecho a hablar si no se les ordena —dijo Carlos, dirigiéndose a Meily de manera prepotente.

—Sí, sí, claro, lo haré después, pero primero, querido príncipe, vamos a hablar de negocios de apuestas, ¿sí? —respondió Meily, con una mirada sonriente y juguetona.

—Muchachos, vayan arriba para que los sanen y me esperen. Yo me ocupo de lo demás; si los necesito, les aviso, ¿va?

—Sí, está bien, princesa Meily —respondió Markel.

Los enfermeros atendieron a los Guardian Deluxe, enfocándose especialmente en Aka, quien tenía múltiples lesiones. Gracias a la generación muscular que Bonnie le brindó, sus heridas fueron sanadas. Simultáneamente, Meily y Carlos hablaban en privado en el salón.

—Entonces, además de un mejor suministro de armas, me transferirán permanentemente dos Guardian Deluxe, ¿estoy en lo correcto? —preguntó Meily.

—Está usted en lo correcto, Meily, pero los Guardian Deluxe serán escogidos por mí y por la princesa Diana. Ya me comuniqué con ella y mañana el Guardian Deluxe escogido por ella vendrá. Mi Guardian Deluxe estará a tus servicios mañana al mediodía. Hasta entonces, puedes quedarte en mi capital y disfrutar de ella. Firma el acuerdo, por favor.

Meily firmó el acuerdo, burlándose de Carlos con una sonrisa juguetona, lo que provocó que él pusiera una mueca de disgusto.

Era de noche, y Meily se dispuso a ir a dormir en una habitación.

—Bien, chicos, mañana conoceremos a los dos Guardian Deluxe. Entonces podemos descansar. Le di la noticia a mi hermano y se desmayó de la emoción. Jajaja, es tan tierno. Ustedes dos pueden dormir en otro cuarto. Los Guardian Deluxe de la capital Cuervo están protegiendo todo, así que descansen por esta noche, ¿sí? Se lo merecen.

—Bueno, es hora de dormir —dijo Aka.

—Sí. Oye, Aka, ¿qué fue eso de tu brazo? Nunca te había visto haciendo eso —preguntó Markel mientras miraba por el espejo la cálida ciudad.

—Yo no lo sé. Solo sentí que mis emociones se dispararon a lo loco y quería expulsarlo. Debió haber sido por el estrés, pero pensaba que esta marca de nacimiento, como dijo Vanessa, era solo eso, pero creo que es algo más —mencionó Aka, acostado boca arriba mientras alzaba su brazo derecho viendo su infame cicatriz.

—Eso temía. ¿Sabes una cosa? Solo me uní a Guardian Deluxe para cuidarte e intentar descansar un poco de tantos Vorus, pero creo que me he equivocado —Markel se acercó a Aka y se sentó a su lado.

—¿A qué te refieres exactamente? —preguntó Aka, levantándose y sentándose también.

—Mira, esto puede generar controversia y a la vez pienso que es algo delicado. Aka, algo me dice que Meily nos está ocultando algo —en eso, Aka abrió los ojos y la boca, sorprendido por esa afirmación.

—¿Pero por qué lo dices? Nos ha tratado bien desde que nos encontró, nos ha dado comida, refugio, armas y nos ha hecho conocer muchas cosas, incluso quiénes somos. Parece rígida a veces, pero es linda y... —sus palabras fueron cortadas por el tono elevado de Markel.

—Aka —suspiró Markel—. ¿No te parece extraño que todos sepan de nosotros y ella no? Es claro que sabe muchas cosas, pero no las dice hasta que es momento de decirlo. Pero no noto que lo haga por malicia, más bien tal y como afirma, es... inexperta. Todos nos ven como simples animales obedientes que estamos obligados a protegerlos y luchar para ellos y... tienen razón.

—¿Qué dices? El combate te debió haber hecho que se te zafara un tornillo. Estás cansado —Aka trataba de poner fin a las dudas de Markel, pero él no desistió.

—Aka, escúchame. No puedes fiarte de todo como si nada. No digo que vayamos a ir en contra de ella ni nada, pero hasta tú te debiste de dar cuenta. Hay un sentimiento que nos fuerza a obedecer, es como si tuviéramos un pacto con ella, o más bien un pacto con una predecesora de los príncipes... —dijo Markel mientras se paraba para irse a la cama.

—Si me crees o no, da igual, descuida. Igual tampoco estoy muy seguro de lo que digo, pero una cosa sí tengo segura y es que los Vorus no son los únicos enemigos en nuestro camino. Descansa, hermano —apagó las luces y se fue a su cuarto.

A las 11:00 pm, Aka no podía conciliar el sueño. Todo lo que su hermano le dijo podía ser cierto, pero a la vez pensaba en Meily y no creía que fuera capaz de engañarlos. Finalmente, se levantó y salió a tomar aire fresco. La capital del Cuervo era hermosa, con casas de materiales finos y diferentes formas. Había más suelo ancho por donde pisar, y las personas salían sin preocupaciones a reír, jugar, beber, reunirse y pasear. Era algo muy distinto a la capital de Fénix.

—La gente de aquí sí que es muy feliz, ¿eh? Vannesa, ¿qué debo hacer...? —se preguntaba Aka mientras se apoyaba en un balcón y medio cerraba los ojos. En eso, logró observar a lo lejos a una chica que se parecía a Meily, pero con una vestimenta más normal, claramente para no resaltar que era una princesa. Aka no lo dudó y fue a donde ella para averiguar lo que pasaba. La siguió hasta lo que parecía ser una discoteca. Aka se asomó y confirmó que sí era Meily. Se cambió la ropa por la de una persona que cayó borracha en un callejón y entró a la discoteca.

El lugar estaba lleno de personas, y la música era tan fuerte que no se podían escuchar las voces. Aka estaba asustado; tenía miedo porque chocaban con él y parecían moverse de forma extraña. El ambiente le asfixiaba y, por más que tratara de caminar, no podía ver más que personas, hasta que encontró un lugar donde sentarse y descansar.

—Uff, esto es el infierno. ¿Dónde estará Meily y por qué vino a un lugar como este? —pensaba Aka mientras se secaba el sudor. De pronto, la deslumbró entre la multitud, con una camisa verde, pantalón ajustado y botas de tela. Aka se sonrojó al verla, pero sacudió su cabeza y se dirigió hacia ella.

—¡Oye, Meily, ¿Qué haces aquí?! —trató de decirle Aka, pero ella no lo escuchaba y seguía bailando. Aka la tocó en el hombro, y cuando ella volteó y lo reconoció, sonrió.

—Aka, qué maravilla, ¿Qué haces aquí? —le preguntó Meily, pero Aka no escuchaba nada. Trataba de hablarle, pero Meily no parecía escucharlo. De repente, pusieron una música para bailar en parejas, y Meily, pensando que él estaba allí para bailar, lo tomó de las manos y comenzó a moverse con él. Aka, nervioso y avergonzado, solo se dejaba llevar. Él notó que todos tenían su pareja y bailaban en círculos lentamente, así que procedió a imitar, aunque se notaba muy incómodo y no sabía qué hacer. Meily vio que Aka estaba nervioso y hasta asustado; sus manos temblaban y sus movimientos eran muy rígidos. Se acercó a su oreja y le susurró: "Déjate llevar por mí", lo que hizo que Aka prestara atención a lo que hacía. Ella lo guió, bailando al compás de la música, un paso lento y luego otro. No necesitaba imitar tanto lo que los demás hacían; solo necesitaba seguir su propio ritmo. Aka sonreía, no podía creer que estaba bailando. Meily, agarrada de sus manos, las estiró separando un poco la cercanía de sus pechos con Aka pero dejando pegados sus pies. Como si de un trompo se tratara, empezaron a girar. Meily le sonrió a Aka de una manera bellísima; su alegría se podía sentir y la luz del ambiente la hacía ver hermosa. Aka lo vio, y su cara sorprendida se transformó en una sonrisa que reflejaba algo nuevo. Podía escuchar el palpitar de su corazón, nunca había sentido eso; lo único que quería en ese momento era bailar y estar todo el rato posible con Meily. Aka sintió por primera vez amor. Meily no paraba de bailar al lado de Aka, divirtiéndose como nunca, y él solo se movía por moverse, pero no paraba de mirar con cariño a Meily. Hasta que ella notó que cuatro personas quedaron sorprendidas al ver a Aka. Meily lo volteó a ver, confundida, y notó que en su camisa comenzaba a formarse la marca de una línea gruesa diagonal en la mitad, característica de un Guardian Deluxe. Lo agarró de la mano y lo llevó hacia la salida. La acción de tomarle la mano provocó que los labios de Aka temblaran involuntariamente, la lluvia de emociones y sentimientos encontrados eran bastantes.

Lograron salir y corrieron antes de que fueran reconocidos. Luego, en un callejón, se escondieron para reírse por lo sucedido.

—Eso fue una locura, jaja. Hay que hacerlo otro día —dijo Meily.

—Sí, eso fue increíble. Te veías mu... muy hermosa —le dijo Aka, aún recuperando el aliento y nervioso.

—Jajaja, gracias. ¿Verdad que esta ropa me queda bien? Hace años que no me visto así desde que asumí el trono. No sabía que existían estas fiestas tan emocionantes. Mi mamá me enseñaba a bailar a veces, y ahora veo por qué.

—Sí, aunque no deberías haberte ido sin avisar, pudo haber sido peligroso —dijo Aka, recuperando la concentración.

—Lo sé, lo siento. Oye, ¿hacemos un trato? Si prometes no contar nada, tú y yo podríamos salir otra vez. Me hace falta alguien con quien bailar y practicar, ¿qué te parece? —dijo Meily, apenada, acercándose a Aka y sonriendo, provocando que Aka se sonrojara y tragara saliva.

—¿Te sientes bien, Aka? —preguntó Meily, confundida.

—Sí, sí —reaccionó Aka, alejándose un poco por pena—. Digo sí, está bien. La verdad, yo también quisiera repetirlo otra vez —le dijo Aka, sonriendo.

—Es una promesa entonces. Volvamos a casa, que ya son las 12:30 a.m. y ya quiero dormir —dijo Meily mientras se devolvían al palacio.

Al día siguiente, Meily se quedó dormida hasta las 9:40 a.m. Aka y Markel la estaban esperando para poder comer. Al parecer, no pueden irse sin su princesa. Una vez ella se levantó, todavía andaba medio dormida, por lo que necesitó de Aka y Markel para guiarse en sus actividades hasta que finalmente fueron las 12 del mediodía.

—A esta hora se supone que vienen dos Guardian Deluxe. Luego, cuando vayamos a nuestra capital Fénix, nos enviarán muchas más provisiones —mencionó Meily mientras esperaba en la sala. En eso, el príncipe Carlos entró y dijo:

—El Guardian Deluxe escogido está en el pasillo y el Guardian Deluxe que la Capital León escogió ya casi llega. Pueden ir a verla si gustan.

Meily y los demás se dirigieron a verla. En el pasillo, se encontraba una Guardian Deluxe, una joven de pelo corto de color naranja natural, esperando ser recibida. Al ver a Meily, la reconoció como la princesa de la capital Fénix, por lo que hizo una reverencia y se presentó.

—Buenas tardes, princesa Meily. Mi nombre es Ane, tengo 19 años y seré su Guardian Deluxe desde este día. Es un honor estar a su servicio —mencionó la educada joven Ane. Al alzar la mirada para observar a la princesa, vio que frente a ella estaba parado un Guardian Deluxe que la miraba con asombro. No era otro que Aka.

—¡Wooooow, eres una Guardian Deluxe también! ¿Qué armas usas? ¿Qué poder tienes? ¿Saltas mucho? ¿Corres mucho? ¿Golpeas fuerte? ¿Puedo probar tu poder, por favor? —le dijo Aka, acercándose y analizándola de pies a cabeza. Ella solo volteó a ver a Meily, confundida, a lo que esta también se quedó con la boca abierta para luego sonreírle y asentir la cabeza.

—Yo soy una tanque combatiente. Mi poder de alma radica en la explosión abrupta que mi tejido muscular puede soportar sin sufrir un cambio por fuera, solamente un cambio ascendente en mis ataques —mencionó Ane—. ¿No te meterás en problemas por hablar y actuar sin el consentimiento de tu princesa?

—Nah, ¿Cómo crees? No tienes que ser tan rígida, descuida. Pero entonces, ¿sí puedes demostrarme tu poder, por favor? Tengo curiosidad desde que luché contra otros Guardian Deluxe —le rogó Aka.

—Claro, está bien. Si gustas, puedes atacarme con tu mejor golpe... eh...

—Aka. Me llamo Aka, encantado, y prepárate, que no me contendré —le dijo Aka mientras se ponía en guardia, cosa que ella no hizo, pero aun así aguardaba en espera del golpe. Aka se lanzó a golpearla muy fuerte en el pecho, impactando directamente, lo que dejó a todos sorprendidos. Ane salió ilesa, tan así que no la pudo ni mover de su posición.

—Wow, aguantaste el golpe increíblemente —le dijo Aka.

—Jajaja, solo fanfarroneé, lo siento. Como supe dónde golpearías, justo en mi pecho concentré mi habilidad de alma —le dijo Ane.

—Una tanque combatiente... eso quiere decir que además de soportar ataques eres fuerte, ¿no es así? —le preguntó Markel.

—Sí, así es. Soy súper fuerte, capaz de alzar 180 kilos sin problemas —mencionó Ane.

—¿Tienes alguna desventaja, Ane? —le preguntó Meily.

—De hecho, sí. Mi fortaleza y superfuerza me consumen mucha energía que desborda al activar mi habilidad de alma, por lo que... —en eso, sus palabras se interrumpieron al emitir un gruñido desde su estómago, sonrojándola.

—¿Eso fue su estómago? —preguntó Aka, sorprendido.

—Sí... debo consumir mucha comida para poder recuperar energía. Lo siento mucho, princesa. Soy una inútil para combates extensos —le respondió Ane, avergonzada.

—No te preocupes, todos tenemos defectos y encajarás bien aquí —le mencionó Meily—. Ahora, Ane, inclínate —Ane procedió a inclinarse frente a Meily—. A partir de hoy serás parte de la capital del Fénix. Honrarás sus leyes, su gente y, en especial, a tu princesa —le extendió la mano para que la besara. Ane la tomó y le dio un beso en la mano. En ese momento, la marca de Cuervo que tenía sobre su espalda cambió completamente a la del Fénix. Ahora Ane era parte de los Guardian Deluxe de la capital Fénix.

—Muchas gracias, espero poder cumplir sus expectativas —mencionó Ane ya levantándose del piso.

—Ahora estamos esperando otro Guardian Deluxe que viene de la capital León a unirse también. ¿Qué te parece si vas a comer algo? Sé que lo necesitas. Yo te llamo si hay algo —le mencionó Meily a Ane.

—Oh, muchas gracias, princesa —Ane procedió a entregarle su tableta de datos para luego retirarse.

—¿Y qué te parece? —le preguntó Aka a Markel.

—Pues tiene una fuerza impresionante. Sus datos revelan que no es muy veloz, por lo que eso puede ser algo problemático, pero no es mala.

—Es raro —mencionó Meily—. Tiene defectos, cosa que no debería ser así. Se supone que los Guardian Deluxe son perfectos. ¿Cómo es esto posible?

—Ni idea, pero será mejor esperar al otro Guardián Deluxe que no demora en llegar.

Mientras esperaban, entra otro Guardián Deluxe de la capital Cuervo al pasillo a informar que el Guardián Deluxe seleccionado por la capital León ha llegado. En eso, Meily llama a Aka, Markel y Ane para recibirlo. Todos vuelven al pasillo y observan a un chico con pelo castaño y una bufanda naranja, un Guardián Deluxe, quien al notar a Meily sabe que ella es la princesa y hace una reverencia dirigiéndose ante ella.

—Princesa Meily, me llamo Alex, tengo 20 años y seré su nuevo Guardián Deluxe a partir de hoy. Mi tipo de clase es la de un tirador y mi habilidad de alma radica en las poderosas llamas que mi energía emana —menciona Alex.

—Alex, es un placer tenerte a mi servicio. Espero que cumplas tus deberes como mi Guardián Deluxe —responde Meily mientras extiende su mano. Alex toma la mano de Meily y le da un beso. Su espalda, que tenía el logo de la capital León, ahora exhibía un fénix. Un nuevo Guardián Deluxe se ha sumado a la capital Fénix.

Cuando Alex se levanta, ve cómo Aka y Markel lo analizaban de pies a cabeza, lo que lo confunde y mira a Meily.

—Sí, sí, ya te acostumbrarás. Ellos son tus compañeros: Ane, Markel y Aka —dice Meily.

—Es un placer —menciona Ane.

—¿Eres un tirador, eh? ¿Qué arma usas? —pregunta Markel.

—Uso mis pies. No uso armas, considero que la belleza del ser es la fortaleza del alma pura —menciona Alex.

—Interesante —comenta Markel mientras se aleja a una cierta distancia del resto—. Bien, Aka, ahora es mi turno. Alex, quiero poner a prueba la fortaleza de tu alma. Dame con todo.

—Princesa, ¿me permite dar una demostración de mi poder? —le pregunta Alex dirigiéndose con emoción.

—Sí, claro. No te preocupes, no necesitas pedirme permiso para todo. Además, también tengo curiosidad —responde Meily.

—Bien, quiero que todos observen bien —menciona Alex mientras se prepara, al igual que Markel.

Alex da pequeños saltos con un solo pie en su misma posición. Un aura naranja lo envuelve y desciende hasta sus pies, materializándose en una bola de fuego que sostiene con su pie, dejando a todos impactados. La bola de fuego se transforma en lo que parecía ser un balón de fútbol. Alex hace rebotar el balón por su cuerpo hasta que finalmente lo patea apuntando a Markel. El balón sale disparado hacia él a gran velocidad, y Markel no tiene otra opción que cubrirse, recibiendo el ataque de lleno, que explota en el acto.

—¿Qué te pareció, Markel? —le pregunta Alex sonriendo.

—Eso fue increíble —contesta Markel devolviéndole la sonrisa.

Meily corre y agarra a Markel para arrastrarlo, y les dice a todos que se vayan directo a la sala deprisa antes de que alguien los vea. Más tarde, entra el príncipe Carlos para saber si todo estaba en orden y se da cuenta de que su pasillo tenía partes de las paredes destruidas y sus cuadros preciosos también estaban quemados, a lo que solo se desmaya al ver lo que pasó.

—Uff, que cerca estuvo. Tengan cuidado la próxima vez —les dice Meily mientras se encontraban en su habitación.

—Lo sentimos —dijeron los demás.

—La única desventaja de mis balones de fuego es que no puedo cargar varios a la vez; me toma al menos cinco segundos —explica Alex.

—Mmm, ustedes no han tenido mucho contacto en el campo de batalla, ¿cierto? —les pregunta Meily a Ane y Alex.

—Yo solo he peleado dos veces —dijo Alex.

—Yo solo una —dijo Ane.

—Con razón. Carlos y Diana escogieron a los que creyeron más inútiles para transferirme. Oh, bueno, no pasa nada. La verdad, ustedes pueden mejorar con el tiempo. Ahora bien, vamos a descansar. Nos queda una noche aquí y mañana partiremos de regreso a nuestra capital. ¿Está bien?

—Sí señora —respondieron alegres los cuatro, quienes no podían esperar para irse a la capital Fénix.