Sinopsis:
Reon, un joven aventurero, siempre sintió que su vida tenía un propósito mayor. Cuando descubre un amuleto mágico, es transportado a Elaria, un mundo fantástico lleno de misterios y peligros. Acompañado por una poderosa hechicera, un valiente guerrero, y una astuta ladrona, Reon emprende una épica misión para convertirse en el mejor aventurero y proteger a Elaria de una amenaza oscura. Pero en este nuevo mundo, el mayor desafío será descubrir su verdadero poder y enfrentar su destino.
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Capítulo 8: El Portal Oculto
El Bosque de los Susurros se hacía más denso a medida que Reon y Lysandra avanzaban, guiados por el suave brillo de la Llave de los Recuerdos. La luz de la llave cortaba la penumbra del bosque, proyectando sombras que danzaban a su alrededor. Los susurros se habían transformado en un murmullo constante, como si el bosque estuviera preparando algo, una revelación o quizás una advertencia.
Reon caminaba en silencio, sus sentidos agudizados por la tensión del entorno. A cada paso, sentía que el bosque se cerraba más sobre ellos, y aunque el camino parecía no tener fin, confió en la guía de Lysandra, quien caminaba con una seguridad que no dejaba lugar a dudas. Ella sabía adónde iban, y eso le dio a Reon una sensación de calma, aunque pasajera.
Finalmente, llegaron a un claro rodeado por árboles gigantescos, cuyas copas se perdían en la oscuridad del cielo. En el centro del claro, un círculo de piedras antiguas se levantaba del suelo, cubierto de musgo y enredaderas, como si hubiera estado allí desde el inicio de los tiempos. La atmósfera era pesada, cargada de energía latente.
Lysandra se detuvo ante el círculo de piedras y extendió la mano que sostenía la Llave de los Recuerdos. El brillo de la llave se intensificó, irradiando una luz dorada que iluminó todo el claro. Reon sintió una vibración en el aire, como si el bosque mismo estuviera reaccionando a la presencia de la llave.
"Este es el Portal Oculto," dijo Lysandra en un tono reverente, sus ojos fijos en las piedras. "Aquí es donde la magia antigua de Elaria se encuentra con el presente, donde los límites entre los mundos son más delgados. Con la llave, podemos abrir el portal, pero debemos estar preparados para lo que encontraremos al otro lado."
Reon asintió, su corazón latiendo con fuerza. Había oído hablar de portales mágicos en historias, pero estar frente a uno real era algo completamente distinto. La energía en el aire era palpable, y no podía evitar sentir una mezcla de emoción y temor. Lo que sea que se encontraba al otro lado del portal, no era algo que tomarse a la ligera.
Lysandra se adelantó y colocó la llave en una ranura en el centro del círculo de piedras. Por un momento, no sucedió nada, pero luego, el suelo comenzó a temblar ligeramente, y una luz azulada emanó de las piedras, formando un patrón de runas antiguas que resplandecían con intensidad creciente.
El portal se activó con un suave zumbido, y en el centro del círculo apareció una abertura, un vórtice que brillaba con colores cambiantes. Reon observó fascinado cómo el vórtice giraba lentamente, como una espiral infinita que parecía extenderse más allá de la comprensión humana. Podía sentir la atracción del portal, una fuerza que lo llamaba a cruzar, pero también un peso en su pecho, como si al otro lado lo esperara algo más que aventuras.
"Recuerda, Reon," dijo Lysandra con voz firme, volviéndose hacia él, "el portal no solo te llevará a otro lugar, sino también a un momento. Los portales de Elaria conectan diferentes tiempos y espacios. Lo que sea que encontremos allá, es parte de la misma Elaria, pero también algo más... algo antiguo, quizás olvidado."
Reon respiró hondo y asintió, sintiendo la determinación endurecer su corazón. Este era el momento de la verdad, la razón por la cual había comenzado su viaje. No podía retroceder ahora. Con un último vistazo a Lysandra, dio el primer paso hacia el portal, sintiendo una mezcla de frío y calor al cruzar el umbral.
Al atravesar el vórtice, el mundo a su alrededor se desvaneció en un torbellino de luz y sonido. Era como si estuviera siendo arrastrado por una corriente invisible, llevándolo a través de una vasta distancia en un instante, pero al mismo tiempo, sintiendo cada segundo como una eternidad. Reon cerró los ojos, dejándose llevar por la fuerza del portal, confiando en que Lysandra estaba justo detrás de él.
De repente, el torbellino se detuvo, y Reon sintió el suelo firme bajo sus pies nuevamente. Abrió los ojos, esperando ver un paisaje familiar, pero lo que encontró fue algo completamente diferente.
Estaban en una llanura vasta y desolada, bajo un cielo cubierto de nubes grises que se movían rápidamente, como si una tormenta se estuviera formando en la distancia. No había árboles ni vegetación visible, solo una tierra árida que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. El aire estaba cargado de electricidad, y una sensación de soledad invadió a Reon, como si hubieran llegado a un lugar olvidado por el tiempo.
"¿Dónde estamos?" preguntó Reon, su voz resonando en el silencio de la llanura.
Lysandra observó el entorno con una expresión grave. "Este es el Desierto de los Ecos," dijo, su voz apenas un susurro. "Un lugar donde los recuerdos de Elaria se han perdido en el tiempo, donde solo quedan sombras de lo que alguna vez fue. Aquí es donde las historias olvidadas de los aventureros descansan, y donde debemos encontrar la próxima pista en nuestro viaje."
Reon sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Este lugar tenía una presencia inquietante, como si estuviera cargado con el peso de incontables vidas y sueños que se habían desvanecido en el olvido. Sin embargo, sabía que debía seguir adelante. Habían cruzado el portal por una razón, y esa razón debía estar en algún lugar en este desierto.
"¿Qué estamos buscando aquí?" preguntó Reon, mirando a Lysandra en busca de orientación.
"Un fragmento de la historia de Elaria," respondió Lysandra, su mirada fija en el horizonte. "Algo que se ha perdido en el tiempo, pero que es crucial para lo que viene. Debemos encontrarlo antes de que el desierto nos consuma."
Reon asintió, sintiendo el peso de la misión sobre sus hombros. Sabía que el Desierto de los Ecos no era un lugar común, y que lo que sea que los esperaba aquí, sería un desafío mayor que cualquier otro que hubiera enfrentado antes. Pero con Lysandra a su lado y la Llave de los Recuerdos en su poder, se sentía listo para enfrentarlo.
Comenzaron a caminar por la vasta llanura, sus pasos resonando en el silencio absoluto. A medida que avanzaban, Reon sintió que las sombras del pasado los rodeaban, como si el desierto estuviera vivo con los ecos de historias olvidadas. Pero no se dejó distraer. Sabía que debía concentrarse en la misión, que cualquier distracción podría significar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Después de un tiempo que pareció interminable, llegaron a un punto donde el terreno comenzó a cambiar. El suelo, antes árido y duro, se volvió más suave, y pequeños montículos de arena comenzaron a aparecer. En el centro de esos montículos, algo brillaba tenuemente bajo la luz gris del cielo.
"Ahí," dijo Lysandra, señalando el brillo en la distancia. "Eso es lo que estamos buscando."
Se acercaron al montículo, y Reon se arrodilló para examinar lo que había debajo de la arena. Para su sorpresa, descubrió una pequeña caja de metal, oxidada y corroída por el tiempo, pero aún intacta. La caja estaba cerrada, pero sentía que contenía algo importante, algo que había sido olvidado durante mucho tiempo.
Lysandra se inclinó y, con un gesto cuidadoso, abrió la caja. Dentro, encontraron un pergamino enrollado, viejo y frágil, pero aún legible. Reon lo desenrolló con cuidado, y lo que vio lo dejó sin palabras.
El pergamino contenía un mapa, pero no uno común. Era un mapa de Elaria, pero no como él lo conocía. Era un mapa de un tiempo pasado, de un mundo que había cambiado drásticamente. Había lugares en el mapa que ya no existían, y otros que ahora eran diferentes, pero en el centro, había una marca especial: un símbolo antiguo que no reconocía, pero que parecía brillar con una energía propia.
"Este es el Fragmento del Pasado," dijo Lysandra en voz baja, sus ojos fijos en el mapa. "Con esto, podremos entender lo que Elaria solía ser, y lo que debe ser nuevamente. Pero también es una advertencia... el símbolo en el centro, es una señal de lo que vendrá. Debemos estar preparados."
Reon asintió, sintiendo que el peso de su misión se hacía más claro. Este pergamino era la clave para entender el verdadero propósito de su viaje, pero también una advertencia de los peligros que enfrentaría. Sabía que lo que habían encontrado era solo el comienzo, y que aún quedaba mucho por descubrir.
Con el pergamino en mano, Reon y Lysandra se prepararon para regresar al portal, sabiendo que el verdadero desafío apenas comenzaba. El Desierto de los Ecos los había puesto a prueba, pero también les había dado una nueva esperanza. Ahora, con el mapa y la llave en su poder, estaban listos para enfrentar lo que viniera, decididos a desentrañar los secretos de Elaria y a cumplir con su destino. Sabían que su camino los llevaría a lugares aún más peligrosos y desconocidos, pero con cada paso, se acercaban más a la verdad, a la esencia misma de lo que significaba ser un aventurero en un mundo donde los sueños y la realidad se entrelazaban.
Con el pergamino cuidadosamente guardado, comenzaron su regreso hacia el portal, conscientes de que el verdadero viaje estaba apenas comenzando, y que Elaria aún tenía muchos misterios por revelar.