Anabel es una joven hermosa y feliz , llena de esperanzas y sueños que se verán truncados , al verse obligada a contraer matrimonio con un desconocido.
Sumérgete en la maravillosa historia de Anabel , vive con ella sus alegrías y desdichas ...
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Los niños deben ir a la escuela.
Mientras Anabel se despierta feliz y enamorada, Margarita lo hace con ganas de problemas.
Ahora que la hija mayor está prometida y a punto de casarse, sus padres son mucho más atentos con ella, no quieren que se queje al novio y les cierre el grifo.
Margarita está cada vez más rabiosa y no piensa dejar las cosas en paz, solo espera el momento adecuado.
Anabel está en las nubes como cualquier persona enamorada, tiene una sonrisa tonta en los labios y la mente ida Y es que Fran está bien clavado en su cabeza y en su corazón. Nunca imaginó que querría tanto a alguien desde la primera vez que lo ve. Es tan intenso lo que siente por él, que está segura de que si la deja de querer ella se muere.
De rato a rato, va a mirar de nuevo los regalos, son cosas con las que jamás se atrevió a soñar, porque están fuera del alcance de una simple campesina y además pobre.
María pensó en todo, había dos vestidos, un par de zapatos, una cartera a juego, lencería y hasta maquillaje y perfume y un hermoso collar con los pendientes a juego.
Todo le quedó perfecto, así que no tendrían que cambiar nada y era menos molestia para su suegra. Le hubiera gustado conocer a su única cuñada, no sabe por qué no la trajeron con ellos, no quiso preguntar, pero ahora se arrepiente de no hacerlo, espera que no se molesten con ella por su falta de interés, sin duda debió preguntar o al menos enviarle saludos.
Estaba tan contenta que no fue consciente de que en una semana, este ya no sería su hogar, ya no podría estar con sus padres y sus hermanos y solo los vería de vez en cuando. Iba a echar de menos todo esto, sobre todo a los peques y a sus cabras y a los paseos por el bosque en busca de plantas y flores.
No sabía si iba a poder adaptarse a la vida en la ciudad, dicen que hay mucho ruido y bullicio, demasiada gente que no se conocen entre ellos y aire contaminado, que cuando sales a la calle solo hay casas y carreteras. Suena aterrador, pero con tal de vivir con Fran nada de eso importa.
Su vida iba a ser maravillosa, con una suegra como María y un marido como Fran nada podría salir mal. Seguro que Valeria también es encantadora y aunque Fran no le dijo que edad tiene su hermana, seguro que tendrá aproximadamente la misma que ella .
Fran había pensado en los niños, era un hombre muy detallista y eso hace que a ella se le derrita el corazón, además de los libros de cuentos, también les trajo juguetes, lápices de colores y libretas.
Anabel recordó que la comparó con una cabra por no saber leer y eso había calado hondo. No quería que sus hermanos fueran como ella, tenía que convencer a sus padres para que los dejen estudiar.
Durante la cena aprovechó para hablar con su padre- Papá, sé que aquí hay mucho trabajo y toda ayuda es poca. Pero me gustaría que pensaras bien lo de la escuela. Entiendo que a nosotras no nos dejaras ir porque somos mujeres, pero ellos son hombres, son tu futuro y no pueden ir por la vida sin saber leer ni escribir. ¿Hasta cuándo estaremos pidiéndole a extraños que nos lean cualquier papel? Deja que aprendan porque a la larga eso va en beneficio de todos, no firmarán nada sin leerlo antes y nadie les podrá engañar. Imagínate que uno de tus hijos se convierte en doctor o en notario o cualquier otra cosa ¿No sería un orgullo? Quizás a ninguno de ellos les guste estudiar, pero tienes que obligarles al menos, que aprendan a leer y a escribir, eso es lo mínimo.
Si Juan no fuera analfabeto, El señor García no hubiera podido engañarlo haciéndole firmar un contrato que nada tenía que ver con las ventajas que le prometió. Ahora tenía que aguantarse trabajando como un esclavo.
Le entregó una pequeña parcela, como a los demás campesinos y le dijo que era suya de por vida, que todo lo que construyera o plantara allí era completamente de su propiedad y además recibiría un sueldo por trabajar en las tierras del dueño. Juan gastó sus ahorros en construir la cabaña y comprar algunos animales, para crear un hogar próspero para su familia. Pero el contrato que firmó decía otra cosa.
Allí decía que Juan tenía que pagar un arrendamiento por la parcela y la cabaña (Que construyó el mismo, con su propio dinero), además de un 30% anual de todos los beneficios obtenidos de la tierra y de los animales criados en ella También se comprometía a arar, sembrar, cuidar y cosechar todas las hectáreas pertenecientes a la hacienda García. Todo esto por un tiempo de 50 años.
De este modo se encontró trabajando como una mula, totalmente gratis y además obligado a pagar mucho más de lo que podía permitirse.
Todos los demás campesinos cayeron en la trampa al igual que él, porque ninguno sabía leer ni escribir y firmaron todo lo que les pusieron delante.
Juan tuvo que reconocer que su hija tenía razón, estaba muy orgulloso de ella por su sensatez y su facilidad para encontrar soluciones a todo.