Segunda parte de casualidad o destino, en donde se relata lo que paso con Carlos y Liz después de que supimos de ellos, relatando como el pasado puede volver afectándonos, no solo a nosotros, sino a nuestros seres más queridos, además de mostrar, como es obligación de los padres apoyar a sus hijos, para que no paguen los errores cometidos por estos.
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SALDANDO CUENTAS
El contrato es redactado por los abogados presentes, con todos los requisitos necesarios, el cual es firmado por los interesados y por los asistentes como testigos, la pelea, se llevaría a cabo esa misma tarde, ya que el mismo
gimnasio, proporciono los trajes adecuados a los peleadores, el cual consistía en un short, botas especiales y vendas para las manos, para el retador que sería Luis.
Para el peleador de casa serían un pans negro y una playera del mismo color sin mangas, estampada, con el símbolo de la escuela donde aprendió artes marciales además de una cinta roja en su cintura la cual muestra su nivel.
Al anunciar la pelea, las personas que entrenan en el gimnasio, se quedan sorprendidas, ya que no están común las peleas de esa forma, ya que cuando usan el ring, solo es en torneos o sparrings de entrenamiento, al preguntar al gerente del local este les dice que por única ocasión, dos rivales se enfrentarán fuera de torneo, aprovechando que el retador necesitara un secón, pidiendo algún voluntario, lo cual consigue entre aquellos que se ofrecieron para hacerlo.
Mientras
se preparan para la pelea Luis, se pregunta si su secón, será imparcial, ya que después de darse cuenta totalmente que se ha metido en un gran problema, del cual no se puede retractar para salir de él decide tratar de convencer a su hermana y a su hija, de que lo protejan una vez más, pidiendo a su secón que las traiga, lo cual hace de inmediato.
Victoria:
¿Qué quieres Luis?
Kenia:
¿Para qué nos mandaste a llamar papá?
Luis:
Sé que las he tratado mal, por mucho tiempo, pero les ruego que me hagan un último favor, convenzan a Carlos que cancele la pelea, si lo enfrento, aprovechará para desquitarse de todo lo que le hice en el pasado.
Victoria:
¿Por qué lo haríamos? Está en su derecho de desquitarse, precisamente para eso es esta pelea, tú mismo, me dijiste hace años que le dijera que nuestro abuelo fue boxeador y que te había enseñado.
Kenia:
No lo are si tú no te preocupaste por mi felicidad, es muy egoísta que me pidas que te ayude a convencer a mi suegro que cancele, la pelea solo para que no te destroce y te humille.
Luis:
Se los suplico, por última vez ayúdenme, y jamás volverán a saber nada de mí, no habrá necesidad de los abogados, les firmaré lo que quieran y no habrá necesidad de que te mudes, te dejaré la casa para ti sola y jamás volveré a aparecer en tu vida, no tendrás que cuidarme nunca más, y a ti Victoria, te pagaré todo lo que has hecho por mí, incluso le diré a nuestra familia que siempre te hicimos la vida imposible y volverás a tener una relación con ellos
.
Victoria:
Me rehusó, solo quieres salvar tu cuello y aprovecharte de mí una vez más.
Kenia:
No lo are, sigues siendo, narcisista al pedirme ese tipo de ayuda.
Luis:
Por favor se los ruego, somos familia, por nuestras venas corre la misma sangre, además este gimnasio es su territorio, no podemos estar seguros de que no pelee sucio.
Kenia:
No me importa, ya no te reconozco como mi padre y sinceramente, tienes suerte que sea mi suegro y no Aldebaran quien te enfrenté, ya que es más joven que tú, y sus golpes serían más letales.
Victoria:
Carlos es incapaz de eso, lo conozco bien a pesar del tiempo.
Luis:
¿Cómo lo sabes? La gente cambia con el tiempo.
Kenia:
Solo quieres evitar la golpiza de tu vida
Kenia, sale del vestidor, muy enojada con su progenitor, dirigiéndose a los asientos que les tenían preparados para no perderse ningún detalle de la pelea, ya que quiere ver en primera fila, como hacen pagar aquel hombre que solía llamar padre.
En el vestidor, Luis trata de convencer a Victoria de que lo ayude por última vez.
Luis: Vamos, Victoria, no me puedes negar este favor que te estoy suplicando, será lo último que te pida en mi vida, si lo logras evitar, inmediatamente, desapareceré de tu vida y jamás tendrás que preocuparte por que reaparezca y te moleste, te lo ruego como tu hermano.
Victoria:
No lo sé, aunque interceda por ti, Carlos no me hará caso, te guarda mucho rencor y esta es su única oportunidad de saldar cuentas contigo.
Luis: Inténtalo, ya pudiste convencerlo en el pasado, nada te impide volver hacerlo, solían amarse y donde hubo fuego cenizas quedan, incluso podría recuperarlo y esta vez no habrá quien los moleste.
Victoria:
Lo hará como un último favor para ti, pero no para recuperarlo, ya que gracias a ti y a nuestra madre, él sé alejó y ya tiene una vida, con una mujer e hijos que lo aman.
Victoria, sale del vestidor dirigiéndose al vestidor de Carlos, ya que tiene un privado, ya que es socio del gimnasio, al darse cuenta, entra tímidamente para tratarlo de convencer.
Victoria:
Hola, Carlos, ¿Cómo has estado?, me sorprendió saber de ti, después de tantos años.
Carlos:
Hola, a mí también me sorprendió que Kenia fuera tu sobrina, y más aún que Luis fuera su papá, aunque no esperaba que todavía fuera un narcisista cobarde.
Victoria:
Lo sé mi sobrina, también ha sufrido mucho con él, pero ¿crees que esta pelea es necesaria? Ya protegiste la
relación de Aldebaran y Kenia, con los abogados, con eso obtuviste también tu venganza, por favor no pelees con él, tú sabes que le ganaras, por favor no digo que no se lo merezca, pero sigue siendo mi hermano, por favor no pelees con él, si alguna vez sentiste algo por mí, déjalo pasar una última vez.
Carlos:
No lo are, te amé, pero tú lo arruinaste siempre protegiendo a tu querido hermano, pero esta vez no lo dejaré
pasar, lo exterminaré en el ring, dándole posibilidad de demostrar que es un boxeador, como lo dijiste tantas veces.
Liz:
Por favor, señora, no intente chantajear a mi marido emocionalmente, no funcionará esta vez, sé su historia, pero en esta ocasión, Carlos ya no está solo, tiene familia, y no lo hace solo por un ajuste de cuentas, sino porque su hermano, me insulto a mí y a mis hijos.
Victoria:
Lo entiendo disculpen por molestar.
Victoria, sale del vestidor de Carlos y sé dirige a los asientos junto a Kenia, con un dolor en el corazón, ya que viejos sentimientos fueron removidos, en su interior, viendo como el hombre que ella había amado, jamás volvería a su lado.
