Cuando la vida, pone pruebas difíciles de superar y a pesar de todo sonríes ante la adversidad...
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Un claro en el horizonte
Silvana volvió de su viaje, como era domingo y no había nadie en la mansión, optó por descansar y comer algo.
Ya era algo tarde, así que estaba por anochecer, se dio un baño y se relajó, subió a la azotea de la mansión y desde ahí contempló la costa del mar, la brisa y el aire del atardecer, soplaban con fuerza.
Sintió unas terribles ganas de sentarse en la orilla de la azotea, ahí su mente se puso en blanco, se dejó llevar y solo sintió como sus pensamientos se esfumaron.
De pronto unos fuertes brazos la tomaron por la cintura y jalaron hacia atrás, ella gritó y muy asustada comenzó a decir:
Silvana: Qué? Cómo? ¿Quien me hizo esto?
Gibrán: No temas soy yo Gibran, lamento haberte asustado, no era mi intención, es solo que pensé que te encontrabas en peligro.
Silvana: Espera... Creíste que iba a saltar?
Gibrán: Bueno dadas las circunstancias y la forma en la que te vi, observando hacia la nada, sentada en la orilla de la azotea, cualquiera lo hubiera interpretado de esa manera.
Silvana: Pues no Gibran, no iba a saltar, cómo puedes pensar eso?
Gibrán: Te explico como llegue a esa conclusión verás, hable con Don Johnny y con la señora Lucy, ambos me platicaron muchas cosas, el por qué te mudaste para acá, entre otras cuestiones.
Silvana: Me estuviste investigando?
Gibrán: No Silvana, fue mientras, pedía referencias para el trabajo, quería saber que tan confiable eras, hoy ya confirme, no solo eres confiable y hermosa, eres una excelente trabajadora, y cocinas deliciosas recetas. Y puedo añadir grandioso ser humano.
Silvana lo miro en silencio, pero muy sorprendida por sus palabras, le dijo hermosa y grandiosa, no podía creer lo que escucho, su mente colapsaba. De pronto Gibran hablo de nuevo.
Gibrán: Se que tienes enormes deudas y un sin fin de problemas, pero déjame intentar apoyarte, no estás sola aparte de tu hermano, me tienes a mí y al pequeño Samuel. Cásate conmigo. Mi hijo te necesita y yo necesitó una esposa.
Silvana: Repite lo que dijiste.
Gibrán: Mi hijo te necesita y yo necesitó una esposa?
Silvana: No lo otro lo de mmm..
Gibrán: Cásate conmigo?
Silvana: Lo dices en serio?
Gibrán: Totalmente, no te digo que sea por amor, es como un contrato para los 2, tú te casas conmigo y resuelvo tus deudas y tú a cambio cuidas a mi hijo y haces tus labores de esposa.
Silvana lo miro confundida, que quería decir labores de esposa, se dijo así misma que tenía que tomar una decisión, esas oportunidades, no llegas así nada más.
Silvana: Está bien, Gibrán acepto casarme contigo,
Pero no sé si tendremos química.
De pronto Gibran beso a Silvana, fue el beso más dulce y satisfactorio que alguien le hubiera dado, y solo había tenido un novio pero, el la termino por irse con una chica de buena posición económica.
Sintió sus manos por su cuerpo, disfruto la sensación que le producía aquel beso.
Al separarse, Gibrán miro sus ojos y volvió a besarla, disfrutaron de la sensación de sus labios unidos. Gibrán la sintió temblar bajo sus manos y le dijo que no harían nada que ella no quisiera.
Ella le sonrió y juntos bajaron hacia la mansión, fueron a ver al pequeño Samuel y le contaron la buena noticia, este al oírlo brinco de alegría y comentó.
Samuel: Por fin tendré una mamá, que feliz soy.
Silvana: Cuándo nos casaremos?
Gibrán: En un mes, quiero contratar a una planeadora de bodas para que sea una, Linda boda a tu gusto y como tú la soñaste.
Gibrán sabía que ella nunca se había casado, y que en su vida solo hubo un novio , así que pensaba en hacer de ese día el más especial de todos.
Silvana, se sentía feliz, aunque era un contrato, él quería darle la boda más bella que pudiera haber, las deudas no la acecharían más.
Por la mañana iría a contarle a su hermano, por fin en el horizonte se podía apreciar un claro esperaba que pronto se convirtiera en un cielo despejado.
sino es lo mismo de siempre