Introducción En un mundo donde todo está cambiando, debemos enfrentar nuestras virtudes y debilidades, pero sin olvidar el amor. Esta es la historia de Valeria, una abogada dedicada a ayudar a otras mujeres. Después de su trágico rompimiento, se dedicó enteramente a su profesión. Sin esperarlo, conoció de nuevo el amor, ese amor sincero en el que te da estabilidad. Claro no todo lo que brilla es oro, ya que este caballero viene con una sorpresa que le cambiará por completo la vida. El caballero que conquista a Valeria, es un hombre mayor, viudo, que al vivir en constante conflicto con sus hijos, lo hace huir lejos de todo para buscar la tranquilidad que le han arrebatado, la traición viene de quien menos lo esperas. Pero el destino le tenía preparado una recompensa por todo el dolor que había experimentado. Al mismo tiempo disfrutaría de nuevo del amor y la pasión.
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Reflejo
Capítulo 8
Era día de audiencia para Valeria había esperado meses para el juicio, sobre el caso de una pequeña llamada Samira, su madre huyó con la menor hacia España desde Marruecos, para abandonarla a su suerte en las calles de Madrid o al menos eso era lo que parecía.
Valeria tomó el caso al momento, de que la menor se presentó en la cafetería que está junto a su oficina, pidiendo comida. El dueño del lugar y amigo de Valeria fue a buscarla, para pedir su ayuda. Llamaron a las autoridades correspondientes para proteger a la menor, Ashanti sabía un poco de árabe, así pudo saber el nombre de la madre de Samira. La policía la encontró cuando intentaba huir del país. El mismo fiscal le asignó el caso a Valeria. para defender los derechos de la pequeña Samira, se llevo a la madre a juicio por negligencia.
—Señora, ¿podría explicarnos con qué finalidad abandonó a su pequeña hija, en plena calle dejándola expuesta al peligro?.—la interrogaba Valeria
—Por qué quiero dejar a mi esposo, pero en Marruecos mi hija pertenecería a él, y yo perdería la custodia. Pensé abandonarla, ir a divorciarme y volver a buscarla. Estaba desesperada.—respondió la acusada por medio de traductores.
—Lo que verdad quería era buscar y usar a su pequeña, para que a usted se le diera los beneficios sociales y la regularización en este país. Todo eso hubiera sido posible, pero de esta manera no, ahora a cometido un delito.—argumentaba Valeria
El juicio fue difícil, tomó días, pero aún así obtuvieron una resolución favorable, gracias al trabajo de todos.
Valeria observaba en Samira, un reflejo de ella misma, si no hubiera sido por su tía, ella hubiera crecido en uno de los centros de cuidado a los menores. Después de los resultados sobre la evaluación psicológica y física de la mamá de la menor.
Valeria consiguió que solo pagara una fianza por los cargos presentados, que claro pago una de las organizaciones de protección para mujeres y niños en situación de violencia. También logró que el estado protegiera a ambas dándoles asilo para evitar que fueran devueltas a su agresor.
—Usted es nuestra salvadora. Shukran.—le agradecían, Samira se acercó para darle un beso y un fuerte abrazo. Ahora ellas tendrían un futuro mejor.
Era uno de los casos que más había conmovido a Valeria y sobre todo el que más enseñanza le había dejado.
—Felicidades amiga, lograste salvarlas de una muerte segura a ambas.—le decía Ashanti
—Trabajé meses en esto, yo fui Samira alguna vez. Pero tuve a mi tía, ella es mi salvadora, pudo rehusarse a hacerse cargo de mi. Pero tuvo el coraje de no abandonarme y hacer que yo me convertiría en lo que soy.—respondió Valeria
—En eso tienes razón, te admiro. Esto debemos celebrarlo, ¿no crees?.—preguntó Ashanti
—No quiero ir de sujeta velas, mejor iré a casa y prepararé algo especial para mi tía, noche de chicas.—respondió Valeria
Más tarde y agotada, llegó Martha a la casa. Se sorprendió al ver la mesa puesta, y sobre todo un difusor de aroma terapia.
—Valeria, ¿y todo esto?.—preguntó Martha
—Tendremos una noche de chicas, además preparé tu cena favorita, veremos películas y te haré pedicura, un facial, te sentirás como nueva.—respondió Valeria
—¿Qué vas a pedirme?.—preguntó Martha
—Nada tía, quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí estos años.—respondió Valeria
—Créeme lo volvería hacer mil veces más, si fuera necesario. Eres mi única familia.—le decía Martha mientras la abrazaba. Sin duda fue lo mejor que Valeria había decidido, hacer una noche de chicas para estar con su personas favorita.
Mientras tanto en Paris, Ingrid y su padre disfrutaban de su tiempo juntos. Paseaban por las tiendas, fueron al teatro, y también a cenar. Habían regresado de su viaje a Niza, en pocos días su pequeña volvería a México así que disfrutaba de su compañía.
—Me gusta este tiempo de padre e hija, te extrañaba mucho papá.—se expresaba Ingrid
—A mi también, eres la más cercana a mi. Mañana celebraremos tu cumpleaños, te llevaré a uno de los mejores restaurantes de la ciudad. A tu madre le encantaba comer ahí.—le decía Federico
—Papá y después de Paris ¿a donde viajaras?.—preguntó Ingrid
—Pensaba ir a suiza, pero decidí ir a España, conseguí un buen alquiler en la zona centro de Madrid, después viajaré a suiza, para tus siguientes vacaciones estaremos los dos recorriendo Italia, ¿Qué te parece?.—preguntó Federico
—Si, amo comer pasta. Me gusta verte feliz, tranquilo y más joven. Las mujeres parisinas voltean a ver a mi guapo padre.—respondió Ingrid
—Princesa eres tan ocurrente, quien va a voltear a ver a un viejo como yo.—dijo Federico
—Papá no eres viejo, la edad solo importa si eres un queso o un vino.—le daba ánimos Ingrid
—Lo que sucede es que tú me adoras, mi pequeña princesa. Pero si me interesa saber de quien aprendes tanto, la edad importa solo para queso y vino, qué ocurrente. De seguro fue Marbella.—dijo Federico
—Ya casi me voy, y no has mencionado a Damián, ni una sola vez. Ni siquiera has preguntado por él.—le decía Ingrid, él no esperaba ese reproche.
—Lo siento, pero me imagino que está bien como siempre, siendo un completo vago.—respondió Federico
—Si, está bien de salud, pero ahora hace el intento de estar en la empresa. No digo que es constante, pero está esforzándose. Mi tío le dio la vicepresidencia, la verdad Marbella está muy molesta por esa decisión. Papá habla con el, escúchalo. No es tan culpable como tú crees.—decía Ingrid
—Te prometo que hablaré con él, me alegra saber que tú eres lo mejor que me ha dado la vida, te admiro y te adoro. A pesar de tu corta edad eres madura, responsable. No quiero que sigas creciendo.—le decía Federico
El lazo entre ellos era fuerte, tenían mucha afinidad, a decir verdad era su hija favorita, con ella podía hablar de todo y eran los mejores amigos. Se sentía dichoso al tenerla cerca.
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