Mí Otra Oportunidad

Me sentía tan feliz en esos brazos, los latidos de ese hermoso corazón me hacían compañía, era como escuchar una linda melodía, me sentía cálido, cuidado, protegido. Nunca creí poder vivir algo así, ni en mi vida pasada, que estaba olvidando minuto a minuto, ni en esta donde solo el dolor me cubre.

Desde que me acuerdo vamos al médico a qué me hagan exámenes y tratamiento, tantas veces me han pinchado y sacado sangre en estos años que creo ya les puedo enseñar a los médicos y enfermeros donde tengo mis venas más profundas para colocar remedios o sacarme sangre. Lo único bueno de ir al Dr. Cada tanto es que puedo comer aunque sea un plato de comida, claro si no está mi madre, sino que lo come ella, y la dejo, porque sé que ella como yo no siempre tenemos algo para llevar a la boca. Y ya se me hizo costumbre cada 3 a 4 meses mi madre me lleva a alguna clínica, para ayudarme.

alguien quiso sacarme de este lugar pero medio dormido me aferre con toda mí fuerza para que no me alejaran de este gran oso que me abrazaba, cuando sentí que me volvía a abrazar volví s dormirme, no sé cuánto tiempo, porque sentí alguien me agarraba y aunque si voz me resultaba algo conocida, me sentía con frío al alejarme de esos brazos tan grandes y fornidos, nuevamente me aferre y no me alejaron de mí hornito, aunque sentí un pinchazo en mí brazo, no me moví para que no me alejaran. seguí durmiendo.

Sentí una voz que me llamo por mi nombre quise abrir los oj, peroo me sentía más feliz en este lugar, estaba sentado en el regazo de alguien muy cálido, con un abdomen perfecto, su musculatura se sentía sobre su camisa, y su perfume me cubría saliendo de su saco, así que preferí esconderme allí, para que no me encontrarán, pero me llamaron de nuevo, y esa voz ahora dijo cachorrito quieres comer y como un imán atrajo sentándome de golpe, primero vi el rostro propietario de tan majestuoso cuerpo. Un hombre joven de pelo castaño claro, pestañas largas que parecen pintadas por lo bellas que son, ojos azules casi negros, nariz recta y parece esculpida por los griegos y unos labios carnosos bien formados rojos dignos para ser mordidos. Quieres leche me dijo y reaccioné girando a la mesa, vi una taza de leche y un plato con dos donas, sentí que mi felicidad duro poco, vi que éramos tres personas y dos donas, pensé como siempre los grandes comerán y si sobra algo me darán, tomé la taza y como me enseñó mi padre fui al rincón a comer para no molestar, comencé a tomar de sorbitos pequeños así me duraba mucho, ya que no sé cuándo volveré a comer. Les había respondido que les dejaba las donas a ellos por ser más grandes y sé lo que es el hambre creí, pero tenía en mi pensamiento esas donas, y sentía unas ganas de aunque sea lamer su cobertura rosa llena de chispitas de colores, me afirme mi frente en la pared y seguí contando, cada vez que llegaba a 20 daba un sorbo. De pronto el hombre hermoso se colocó tras de mí y me dijo acercando un plato, si no quería comer porque era para mí. De un golpe salte sobre su cuello y le di un beso en su suave mejilla, se sentía como un terciopelo. Luego di una mordida sin pensarlo a la Dona y luego las guarde en un bolsillo, luego de envolverlas en una servilleta. Continúe tomando la leche y degustando la dona que tenía en mi boca.

Los señores de fueron así que seguí en mí lugar tomando la leche, pero mí codicia pudo más y cada tanto sacaba un pedacito de dona y me lo comía, después de una hora ya una de me había acabado, ya a la hora y media se terminó la leche y la mitad de la otra dona, allí me dije alto, si como todo no tendré para después, así que me levanté con cuidado, fui en busca de una cocina y lave la taza, tomé agua, fui al baño y luego busque un lugar para esconderme así no me encontraban y me alejaban de ese sr. Bonito. Vi una cortina que estaba atada al costado de un ventanal, cerca de un sillón, moví el mueble dejándolo dela te de la cortina, que por su tamaño parecía una choza india, y me metí dentro para que nadie me viera, como estaba calentito me dormí, no sé cuánto tiempo, porque de pronto sentí su perfume y sus fuertes brazos que me abrazaba y solo seguí durmiendo soñando con el hombre más perfecto que vi en persona.