Amelia Xhu, es la joven y única sobrina del Patriarca de la familia Xhu, quien la ha criado desde su niñez. Al cumplir los 23 años, Amelia fue obligada por su tío a tener citas a ciegas con hombres que no conocía para que pudiera asentarse y tener algo de vida amorosa, y quien sabe, hasta casarse y tener hijos.
Sin embargo, cada cita a ciegas terminaba en fracaso cuando los hombres escuchaban a que se dedicaba, estos huían inmediatamente con excusas al saber su profesión. Finalmente terminó frustrada y se dio por vencida con su vida amorosa.
Pero lo que no sabía era que un pequeño descuido la llevaría a conocer al hombre con quien había soñado en incontables ocasiones.
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Comandante Liang.
El sonido del hierro chocando retumbó en distintas direcciones junto con el grito de cientos de solados.
Aunque el ejército del Gran General se sentía abrumado por la gran cantidad de enemigos, su moral no disminuyó, pues tenían la ventaja gracias al favorable terreno, además, el apoyo venía en camino.
-¿No te resulta extenuante?- La voz de Mark sonó ligeramente agitada mientras luchaba hombro a hombro con su hija, quien ya estaba entrando en calor, pues el enemigo se centraba más en ellos que en los demás.
Detrás de ellos, el octógono y el teniente Huang se encargaban de cuidar sus espaldas de posibles ataques, pues aquellos hombres bárbaros parecían cucarachas saliendo de una alcantarilla.
Cuando el enemigo lograba ingresar al pasar a otros soldados, los que estaban en las ramas de los árboles caían sobre los bárbaros y los derribaban para luego dejarlos inertes en el suelo.
Sin embargo, a pesar de todo esto, poco a poco fueron perdiendo la ventaja, pues el número de bárbaros solo se volvía cada vez más grande, superando por completo al ejército del Gran General.
-Padre, las cosas... no van muy bien.- Sasha, quien luchaba contra un bárbaro, no pudo evitar decir, dándose cuenta del problema en el que estaban metidos.
Siendo hombres que casi superaban el doble del tamaño de los soldados de su padre, les era más fácil tomar fuerza, sin embargo, sus cuerpos eran más torpes y lentos, lo que les ayudo un poco.
Con un movimiento suave, la Espada de la chica cambió a látigo y se enrollo en el cuello del hombre fornido, quien aunque trato de quitar aquel objeto de su cuello, no pudo hacer nada cuando su cabeza se separó de su cuerpo.
Tanto Lían como el teniente Huang no pudieron evitar prestarle atención a la mujer, pues entre todos, era la que resaltaba más, luciendo elegante y tranquila mientras asesinaba sin problema alguno.
Realmente no hacía ninguna falta de preocuparse por ella.
El número solo se hacía cada vez más abrumador con el paso del tiempo, presionando con gran fuerza al ejército del Gran General del Norte. Fue justo en ese momento que un poderoso grito de batalla vino desde la dirección oeste.
El cuerpo de Sasha sintió un escalofrío cuando aquella sensación recorrió todo su cuerpo, distrayendola. Dos hombres la sostuvieron con fuerza de los brazos mientras corrían en dirección a su ejército.
-¡Una dama hermosa y poderosa como tu debería ser suficiente para satisfacer a nuestro General!- Exclamó uno de ellos, mirando fascinado el hermoso rostro de Sasha, quien por asco, escupió en su cara y sonrió con frialdad -Púdrete...
-¡HIJA!- Mark, quien había sido completamente rodeado, lucho con mucha más ferocidad, tratando de librarse de aquellos hombres para salvar a su hija.
En la distancia, Sasha escucho el grito de su padre, dándose cuenta de que no podía darse el lujo de jugar.
Su ceño se frunció un poco, sus pies se balancearon con rapidez de lado a lado, tomando impulso. Sus manos se sostuvieron con fuerza de los brazos de ambos hombres, usándolos como apoyo, para impulsarse hacia arriba.
Con elegancia, se soltó del agarre de ambos tipos, cayendo sobre la cabeza de uno de ellos, envolvió sus piernas en la cabeza de este y dejó caer su cuerpo hacia un lado.
'Crack' fue lo único que se escuchó cuando la cabeza del hombre fue tirada por tal fuerza. Los ojos del bárbaro más cercano se abrieron con tal sorpresa que hasta quiso salir corriendo.
-Bien, ya no jugaré más.- Dijo la chica en voz baja, levantando su espada de látigo una vez más. Soltando un suspiro, esquivo con gentileza los ataques arremetientes de los bárbaros que parecían haberse afanado con ella.
Los ojos de la chica nunca dejaban de moverse, vigilando cada movimiento del enemigo para evitar ser lastimada.
Llevando su mano hasta su cintura, sacó un objeto extraño de sus bolsillos, levanto su espada látigo y tocó el pequeño mecanismo escondido en la punta de la cuchilla principal.
Un pequeño clic sonó cuando el objeto extraño y la punta de la cuchilla chocaron, conectándose y volviéndose una, dando más alcance y longitud.
Dando un paso adelante, Sasha avanzo lentamente hacia su padre, cortando a los bárbaros que trataban de acercarse a ella. Su expresión, tal y como antes, seguía siendo sería y su aura tranquila.
La joven miró de reojo hacia atrás, viendo como aquellos seres corrían en su dirección como ratas en la alcantarilla en busca de comida. No podía quedarse allí, si era acorralada por tantos, no podría sola.
-¡Han llegado!¡El ejército Oscuro ha llegado!- Exclamó alguien entre la multitud, el grito de alegría de los soldados se volvió muy sonoro, animadolos a luchar con más fiereza.
En la parte oeste de la línea fronteriza, cientos de soldados con túnicas militares de color azul y armaduras negras corrieron en apoyo a los soldados del Ejército del Gran General, alivianando su carga.
Sasha soltó un suspiro de alivio al ver eso, finalmente se sintió más tranquila. Deteniendo su paso, se volvió hacia el frente, de cara al enemigo, una sonrisa llena de intensión de lucha apareció en su rostro.
-Vengan, malditos, divertamonos un poco.- Exclamo la joven, la Espada látigo en su mano se agitó violentamente, volviendo sus ataques más feroces y mortales.
-¡Sasha, regresa!- Mark, quien veía como su hija se adentraba más en el campo enemigo, frunció el ceño con molestia. Gracias a sus palabras, la joven se detuvo y se volvió hacia él.
-Cierto.- Murmuró Sasha, regresando hacia su padre sin detener sus ataques. Sin embargo, a causa de la lejanía, los bárbaros lograron acorralarla, sintiendo lo peligrosa que era, ella se había vuelto uno de sus objetivos principales.
Mark apretó los dientes, pateó con fuerza a un bárbaro, abriendo camino y tratando de avanzar hacia su hija, a la cual, ya no podía ni ver por la multitud que la rodeaba.
-¡Hija!- Grito, cuando de repente, una gran figura negra pasó a su lado, asombrandolo. Un hombre de cabello largo, túnica azul oscuro y armadura negra cabalgaba en dirección hacia Sasha.
-¡Es el Comandante Liang!- Exclamó el guardia Cuart reconociendo inmediatamente la figura del hombre sobre el caballo.
Sasha, quien luchaba ferozmente, soltó un jadeo cansado, alrededor de ella, varios cuerpos yacían apilados en un círculo. Sin embargo, los bárbaros eran incansables y luchaban sin lástima alguna.
Las manos de la joven ya temblaban... Aún así, no se detuvo. Volvió su espada látigo a la normalidad y se lanzó contra el enemigo luchando cuerpo a cuerpo.
Tomando impulso en sus pies, salto sobre la cabeza de uno de los hombres, poniéndose de pie en sus hombros. Estaba tan concentrada que no noto al hombre en caballo que corría en su dirección.
Una sonrisa apareció en el rostro de Sasha cuando saltó y corrió sobre los hombros de los hombres bárbaros, los cuales, se habían colocado en fila a su alrededor.
Sosteniendo su mano con fuerza, cortó sin piedad alguna mientras esquivaba las manos y espadas que volaban hacia sus pies y cuerpo. La joven se sintió abrumada, y aunque lograba matar a muchos a su paso, los bárbaros la superaban.
"Si estoy sobre los hombros de sus compañeros, no tratarán de atacarme." Pensó Sasha con una sonrisa en su rostro, pero, menosprecio el nivel de crueldad de aquellos hombres.
Justo en ese momento, una lluvia de espadas voló hacia ella y el hombre debajo de sus pies, tomándola por sorpresa.
-¡Qué!- Grito Sasha, finalmente perdiendo un poco la compostura, pero se relajo de forma inmediata, con un salto, se lanzó al suelo y tomo de escudo a aquel hombre.
-¡Adiós, idiotas!- Rió con diversión, corriendo hacia el lugar donde estaba su padre, fue hasta entonces que vio al hombre que cabalgaba hacia ella. Pero, antes de que dijere algo, este la tomó por la cintura y la subió al caballo.
Completamente sorprendida, Sasha estaba a punto de luchar para liberarse, cuando vio el pequeño símbolo en el escudo del hombre "Ejército Oscuro", era lo que decía.
Sasha se libero del agarre del hombre, quien la libero sin detenimiento alguno. Con un movimiento elegante, la chica cambió de posición y se puso de pie detrás de él.
A pesar del movimiento del caballo, logró mantener el equilibrio sin problemas. Su espada látigo se estiró una vez más y volvió a atacar.
Las hermosas cejas del hombre se fruncieron, ligeramente impresionado por la ferocidad y persistencia de la mujer. Sus delgados labios color cereza se elevaron un poco.
Aquel hermoso y definido rostro creado por el mismo Dios mostró por primera vez, un pequeño rastro de interés.
Matthew Liang, el comandante del Ejército Oscuro, llevó de regreso a la chica al lado de su padre, quien inmediatamente golpeó sin piedad alguna la cabeza de su hija.
-¡Te lo advertí pero no hiciste caso, eres una niña desobediente!- Regaño el hombre con gran preocupación, pero aún así, suspiro aliviado.
-Comandante Liang, se lo agradezco sinceramente.- Dijo el hombre, volviéndose hacia el joven que parecía tener unos 19 o 20 años de edad.
Con un par de hermosos ojos negros, el joven miró con indiferencia a Mark, asintiendo sin darle ninguna importancia.
Con una nariz recta y bien definida, labios delgados y barbilla delineada, cejas gruesas y con forma de espada. Su largo cabello negro caía como cascada por su espalda, a pesar de estar atado en una cola de caballo.
Alto y con un cuerpo ligeramente corpulento pero bien esculpido, el tipo era el hombre de los sueños de cuales mujer. Con una piel color trigo, y tanto bronceada, lo cual, lo hacía ver realmente encantador.
Pero, gracias a esa aura fría e alienada, el acercarse sería sumamente difícil, pues daba miedo.
La mirada de Matthew Liang cayó sobre Sasha, quien ignoro completamente el regaño de su padre y siguió luchando como si no hubiese mañana, o como si no estuviese cansada.
De alguna manera, se sentía muy extraño...
Matthew dió un cambio drástico por amor a Sasha y viceversa