Hijo De Sangre

Historia desarrollada en la habitación de Ismael

—No se qué voy hacer. Si atrapan a Eliz, ella morirá.—Se torturaba Ismael con esos pensamientos mientras daba vueltas por toda la habitación.—Nunca debí dejarla ir, debí protegerla mejor. Ese vampiro no tiene nobleza, en cuanto la atrape la pobre chica será torturada, es capaz de sacarle el corazón mientras esta despierta, ¿Qué debo hacer?

Se detuvo un momento después de presenciar algunas manchas de sangre en el suelo. Se dió cuenta que la herida en su ojo izquierdo estaba nuevamente activa y que debía atenderse lo antes posible. 

Se dirigió al baño de su habitación donde había un botiquín muy básico pero que tenía lo necesario para atenderse en ese momento. 

A pesar de ser un médico y científico muy habilidoso, sus recursos eran contados. El vampiro había tomado esa decisión tras sospechar que Ismael estaba perdiendo el tiempo fabricando otro tipo de cosas. Pensó que utilizaba el tiempo y sus recursos en algo más que procurar la máquina que lo salvaría. Ese ser era muy celoso y no deseaba que pasara algo más en la vida de su aliado que le hiciera desviar su atención de lo verdaderamente importante. Fue muy cruel con él en todos esos años rompiendo sus sueños.

Agarró un poco de alcohol y mojó un pedazo de algodón con él. Lo pasó alrededor de su ojo para evitar alguna infección. 

Si mano temblaba, estaba muy nervioso. Más allá del daño físico que era evidente y de cuidado, le dolía más el daño emocional que aquel ser provocaba en él. Deseaba con todo su corazón poder irse de ahí pero sabía que la única forma de que se lo permitieran era terminar ese trabajo. Muchas otras veces pensó en abandonar todo y escapar pero sabía que él vampiro lo tenía vigilado. En algunas noches la frustración le llegaba a tal grado que deseaba quitarse su vida, pero no lo hizo, a pesar de todo se sentía interesado en seguir viviendo.

Su mente estaba tan distraída que no se quejó en ningún momento. Después se miró en el espejo para intentar detectar donde estaba la lesión, con delicadeza colocó un cicatrizante y una cinta para que esta se protegiera y pudiera regenerarse.

Historia desarrollada en la habitación de Lor

—¡Miren quien ha llegado para visitarme hoy!—No dejaba de poner las manos en los hombros de su hijo. —Me ha traído una joven para alimentarme nuevamente, me siento muy bien gracias a él.

—Joven Airet, es un honor recibirlo.—Ezequiel la dió la mano.—Espero que su padre ya le haya informado la buena noticia.

—Serán buenas noticias hasta que ese estúpido de Ismael termine el trabajo y cure a mi padre.—Caminaba soberbio ante los demás.—No se debe cantar victoria antes de haber ganado algo, eso se convierte en esperanza y eso distrae, hace que te creas vencedor o que el destino te ayudará. No estoy acostumbrado a dejar esas elecciones al destino, prefiero hacerlo yo mismo.

—Eres tan sabio como yo hijo, pero no dejes que la soberbia te consuma.—Lor se sentó en su silla para descansar.—Los humanos necesitan algo que los aliente para seguir adelante, la esperanza es importante para ellos, sus vidas se basan en eso.

—Por eso son patéticos, este tiempo viviendo con ellos, involucrándome en sus cosas, me ha hecho darme cuenta de lo inferiores que son. Estoy harto de vivir en ese pueblo con personas tan fáciles de engañar y manipular. Necesito regresar a casa.

—Hijo, ahora es el momento más importante de todo este tiempo.—Se agachó Lor para hablarle de cerca y con un tono tranquilo y de convencimiento.—No puedes abandonar el pueblo, te necesito ahí, eres mis ojos y oídos. Sabes perfectamente que mis enemigos me están buscando, tratan de hacer lo posible por deshacerse de mi en estos momentos de debilidad. He resistido mucho tiempo y estoy cerca de lograrlo. Cuando lo haga, podré salir y matarlos a todos, generar un mundo para ti y sobretodo, donde pueda volver a gobernar y ser temido como siempre lo fuí.—Se levantó y caminó a su cama.—Sin contar lo que haces por mí, trayéndome sangre fresca y los demás suministros que envías desde ahí.

—Es un martirio incesante vivir en esa pobre casa con esos dos ancianos que les pediste me cuidarán. Son tan molestos, no pueden hacer nada e incluso me han llegado a llamar hijo. ¿Yo un hijo de esos dos? ¡Es una locura!

—Esos dos ancianos tienen un par de deudas conmigo, eso los convierte en unas personas muy leales y que darán su vida por protegerte. Además, manteniendo ese bajo perfil hace que mis enemigos no sospechen de ti. Es una forma de protegerte ¡Ya te lo he dicho muchas veces!

—Sería mucho más fácil para mí que me dejaras ir y atacarlos directamente.—Le respondía muy enojado a su padre y con un tono de voz bastante elevado.—Tenemos muchos hombres que nos siguen, fuerte armamento, además yo soy un vampiro al cual, el sol no le afecta para nada. Si atacamos nadie se pondrá en nuestro camino ¡Los destruiré a todos! 

—No subestimes a nuestros enemigos ni sus capacidades. También tienen hombres fuertemente armados, saben de nuestra naturaleza y se han estado protegiendo durante mucho tiempo. Si cometemos un error sabrán lo de mi situación actual. Por 17 años solo han sospechado que algo me sucede pero he tratado de mantener mi figura de poder. Si ellos lo descubren atacarán con todo y ni tú nadie podrá detenerlos.

—El que me subestima eres tú.—Replicó aún más molesto.—Yo solo podría contra todos tus enemigos y así no necesitaríamos escondernos nunca más. ¡Te volviste viejo por algo externo, pero por dentro te has vuelto un cobarde!

Todos los ahí reunidos escucharon con horror las palabras que el joven Airet dijo a su padre. Sabían que había tocado el orgullo y que eso no se quedaría así.

—¡Cállate estúpido mocoso!—Gritó el vampiro mientras se abalanzó a él dándole un fuerte golpe.