Transmigrar Para Ser Tu Madre.

Pasaron algunos meses, Alfredo rara vez estaba en la casa, nadie sabía el porque, solo él mismo lo sabía y eso era que le incomodaba estar cerca de Mary.

El cumpleaños número cuatro de Lucas llegó, ese día Alfredo sabía tenía que convivir con esa mujer, se sentía molesto, solo quería estar lo más alejado posible de ella, pero está vez no se iba a poder.

Mary sostuvo las manitas de ambos niños, los tres reían llenos de ánimos.

Alfredo miró está escena, también vio a su hermano que se acercaba hacía ellos, Mary dejó a los niños jugando en el césped, mientras ella se alejaba un poco a hablar con Joaquín, se veía que platicaba algo muy serio, ella le sonrió poco después, para tocarle en hombro enseguida, cómo si con esto tratará de brindarle apoyo, Joaquín asintió para después sonreírle a la mujer.

Alfredo tuvo un mal presentimiento, no podía seguir negando lo que sentía por esa mujer, ella le gustaba, pero su gusto era único y verdadero, ahora se daba cuenta, pero si ella estaba con su hermano, no había nada que él pudiera hacer, tenía que admitir que se había portado como un completo patán y ella no merecía un hombre como lo era él.

Pensando tonterías sin parar comenzó a beber, sin importar lo temprano que era.

Joaquín sabía que a Lucas le incomodaba la presencia de personas desconocidas, por lo que hizo una celebración sencilla con pocos invitados, en los que estaban incluidos su hermano, Mary y Matthias, nada mejor que celebrar con las personas en quienes más confías.

Joaquín compensó a su hijo con montones de regalos, esos que traerían los invitados que no fueron invitados.

Mary cantó la canción de feliz cumpleaños, sonriendo y aplaudiendo, los ojitos de Lucas mostraban lo feliz que estaba.

Alfredo por otro lado, no podía apartar la mirada que tenía puesta en Mary.

Mary tenía puesto un lindo vestido floral, su cabello castaño caía como cascada, Alfredo es un hombre cien porciento recto y podría asegurar que ahora mismo estaba deseando a esa mujer, hacer mil cosas en la cama que haría que ella no pudiera levantarse al día siguiente.

Todos reunidos parecían una familia, era una lastima que el ganador para quedarse con la mujer hubiera sido su hermano, no quería llamar a la mujer que le gusta como cuñada.

Cuando anocheció los niños ya estaban completamente agotados, así que Mary se los llevó a descansar.

Joaquín aprovechó esto para acercarse a su hermano. - ¿Tienes tiempo? - preguntó rascándose la mejilla.

- Por supuesto.

- Quiero hablar contigo de algo importante.

Mary dejó a Lucas en su habitación, después ella se fue a descansar, esperaba que a Joaquín le fuera bien con lo que tenía que decirle a su hermano, sabía que decir ese tipo de cosas era bastante difícil, pero la otra parte era su hermano, tenía que aceptarlo y comprenderlo, por lo menos eso era algo que ella esperaba que pasará.

Hace un tiempo que ella se enteró sobre esto, ella a pesar de no haber entendido al principio, lo aceptó y comprendió después, fue a partir de aquí que Joaquín y ella se acercaron, ambos se consideraron buenos amigos a pesar de no decirlo, de vez en cuando platicaban, él a menudo le pedía consejos, justo como lo había hecho por la tarde.

- Se lo diré a mi hermano. - dijo él.

- ¿Estás seguro?

- Si, estoy cansado de fingir algo que no soy, que no seré y que me es difícil ser.

- Está bien, si no va bien, puedes contar conmigo. - Mary le sonrió, trató de animarlo con una palmadita en el hombro.

Joaquín le devolvió la sonrisa y asintió. - nunca había sido quien quería ser, no podía contarle a nadie, tenía miedo de ser juzgado, Mary era lo que hacía falta para esta casa, Lucas la adoraba, incluso él mismo comenzó a hacerlo.

- Bien ¿Qué tienes que decirme? - preguntó Alfredo imaginándose que era.

Para calmar el ambiente, Joaquín sirvió un par de copas de vino, Alfredo aceptó la suya y ambos bebieron.

- Para mi es muy difícil contarte esto, siempre mostré algo que no era y que no quería ser, desde joven me iba de fiestas, salía con chicas diferentes cada día, pero aunque lo hiciera, yo realmente no deseaba hacerlo, cuando esa mujer me dijo que tendría un hijo, creí que hacer todo esto valía la pena, iba a ser padre, era joven tan solo tenía dieciocho años, pero ya iba a formar mi propia familia.

Alfredo miró a su hermano sin entender.

Joaquín continúo. - Cuando sostuve a Lucas entre mis manos, estaba dispuesto a convertir a esa mujer en mi esposa y serle fiel por el resto de mi vida, entonces ella se fue sin querer saber nada del niño, ni de mi, supongo que ella creía que yo era un don nadie, claro que nunca aclaré mi estatus, dejé de seguir a las mujeres, ya tenía un hijo después de todo, por lo que nadie pensaría que había algo mal en mi.

Alfredo comenzó a tener un mal presentimiento.

A Joaquín se le hacía cada vez más difícil hablar, esto era algo que había ocultado por años, no quería decepcionar a su hermano, el ser que lo cuidó a pesar de ser muy joven y de haber perdido a sus padres. - Solo una vez me he enamorado, pero este amor me causó mucho miedo, decidí alejarme, al hacerlo me llené de tristeza, incluso creí que tenía depresión al no estar con esa persona, le pasé por enfrente con chicas diferentes cada vez que pude, quería que se decepcionará de mí, sabía que era correspondido, pero no podía permitirme estar con esa persona, me sentía tan mal al ver su decepción, mi corazón se partía en mil pedazos. Hermano ¿Sabes a quién me refiero?

Alfredo negó con la cabeza, estaba angustiado por su hermano.

- Era un él, me enamoré de otro hombre, lo amé perdidamente, sabía que él también sentía lo mismo, por eso traté alejarlo una y otra vez, quería que me despreciará para no ir corriendo a sus brazos, tenía miedo de la sociedad, tenía miedo a que me juzgarán y sobre todo, no quería decepcionarte a ti.