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Cruel Esposo Déjame Ir

Cruel Esposo Déjame Ir

Status: Terminada
Genre:Matrimonio arreglado / Síndrome de Estocolmo / Ascenso de clase social / Completas
Popularitas:5.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Miry - C

Luisa escapó de un matrimonio arreglado, pero su prometido la encontró, la llevó de regreso a Grecia y la obligó a contraer matrimonio, sobre todo, a darle un hijo, porque de lo contrario, la herencia familiar pasaría a manos de fundaciones, y Francesco Nikolauo, no estaba dispuesto a perderla.
En un país que ya no siente suyo, encerrada en las cuatros paredes de una mansión, mientras su abuela está en el calabozo, Luisa le súplica a su cruel esposo, la dejé en libertad, pero él, firme en su posición le propone.
"Libertad a cambio de que seas mía, y me des un hijo".

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Capítulo 7

Limpiando sus labios se levantó, subió a su habitación y, estando dentro retiró su traje para luego sumergirse en la ducha. El agua se deslizaba por su cuerpo musculoso, desvaneciendo y llevándose consigo los restos de la espuma. Al salir del baño volvió a colocarse ropa para salir. Una noche larga y llena de lujuria le esperaba. Aún era joven, debía seguir gozando de su vida como soltero, porque él no tenía esposa a la cual amaba, solo una esposa de papel, una incubadora que le daría su heredero y así hacer uso del dinero que su abuelo le dejó.

Ya era medio día y las tripas de Luisa empezaban a crujir. No podía creer que su abuela pudiera dormir con esa hambre que hacía. Se levantó un rato, estuvieron pensando que hacer, pero no encontraban una solución para salir de ahí. La única era, entregarse a Francesco Nikolauo y eso era algo que ninguna de las dos deseaba que pasara.

—Abuela ¿No tienes hambre? —Alondra abrió los ojos, estaban muy pesados, parecía que el sueño que había perdido en su juventud se hubiera acumulado en su vejez para hacerla dormir demasiado.

—Ese hombre debió salir de casa, bajemos a ver que podemos comer.

—¡Tengo miedo, abuela! —le aterraba la idea de que Francesco la agarrara en el pasillo y la metiera a su habitación para abusar de ella. Los recuerdos del momento que Song la iba a abusar, invadieron su cabeza, produciendo más miedo en ella.

—Entonces, podemos esperar que se haga de noche. Quizás hoy salga.

Luisa no sabía si podría aguantar hasta más noche— Vamos ahora abuela y, que pase lo que tenga que pasar.

—¿En serio, cariño? —asintió.

Con miedo abrió la puerta, miró en el pasillo que no hubiera nadie, más que todo que Francesco no se encontrara por ahí.

Al ver que no estaba, procedieron a salir, bajaron precavidamente. Justo cuando llegaban al pie de las gradas, Francesco ingresaba. Al verla asustada enarcó una ceja y le fue imposible no sonreír.

—¿Qué tal dormiste? —preguntó a Luisa que estaba detrás de Alondra.

Luisa no dijo nada, lo que hizo fue seguir su camino hacia la cocina, porque moría de hambre y, no quería ver a ese hombre. Si él la seguía, en la cocina había cuchillos y muchas cosas con que defenderse.

Se sintieron aliviadas cuando Francesco no las siguió—. Les sirvo, señorita —se ofreció la empleada, pero Luisa negó.

No confiaría en nadie de esa casa, todos podrían colocarle alguna droga para que ella buscara en la cama a Francesco. Lo había visto en muchas películas y, no quería ser una de las tantas víctimas.

Luisa devoró la comida que ella mismo preparó. Su abuela también. Cuando Luisa se puso a lavar los trastes, alondra salió de la cocina, fue al salón donde encontró a Francesco bebiendo.

—Usted tiene muchas mujeres que estarían encantadas de parirle un hijo ¿Por qué no elige una de ellas y deja a mi nieta libre?

—Porque es el sacrificio que debe pagar por recibir el dinero. Tiene que ser un hijo de los dos, de lo contrario, lo perdemos todo.

Eliane se sentó frente a Piero, quien rápidamente apagó el cigarro que fumaba—. Estuve esperando ansioso su llamada, señorita Petrucci.

—¿Y por qué esperó mi llamada si sabía perfectamente que no le llamaría para hacer negocios? Debió imaginar que mi esposo me contaría la verdad ¿Cierto? —Piero presionó sus labios.

—¿Y se puede saber que le dijo su esposo de mí?

—Usted lo sabe muy bien. Secuestró a mi esposo, lo llevó a su casa y lo obligó a atender a alguien herido, incluso usted envió esas fotografías que salen ahí —señaló la televisión de fondo— No sé con qué propósito lo hizo.

—No sé de qué habla —se negó, porque no podía aceptar que él lo hizo, pensando que eso los alejaría, pero ya se daba cuenta que, Eliane estaba al tanto de todo, por eso no le afectaba ver esa fotografía, menos escuchar esa nota.

—Solo vine a decirle que no haré negocios con un mafioso, antes de aliarme o ser parte de ellos, prefiero arruinarme —sin decir más, se levantó. Dio dos pasos y se detuvo cuando escuchó decir.

—Le guste o no, usted es parte de uno de ellos —Eliane no se giró, pero continúo parada ahí, escuchando lo que ese hombre decía— ¿Quiere saber quién fue el hombre que su esposo el doctorcito salvó? O más bien, ¿conocerlo? —sobre el hombro miró a ese hombre.

—No me interesa conocer a nadie de su organización —dio otro paso y fue detenida por la mano de Piero.

—¿Ni siquiera por qué esa persona sea su propio padre?

Por otro lado, Francesco tuvo otra discusión con Alondra y Luisa, ambas lo amedrantaron para que las dejara ir. Alondra golpeó la cabeza de Francesco y le pidió a Luisa llamara a los guardaespaldas y solicitara ayuda, mientras estos entraban, ellas planeaban escapar. Y su plan resultó, solo que al correr su abuela se cansó y no pudo seguirla— ¡Vete! ¡Corre antes de que te alcance!

—¡No pienso dejarte abuela! ¡No lo haré!

—No seas tonta Luisa, huye, está es la oportunidad de escapar de ese hombre.

—¿Y dejarte para que te lastime, abuela? Eso sí que no.

Los hombres de Francesco las alcanzaron y, las llevaron de regreso a casa, pero en esta vez las separaron. Francesco miró con odio a las dos mujeres, con voz firme dijo—. ¡A ella enciérrenla en el calabozo!

—¡No, por favor, mi abuela no! —suplicó, pero si había algo que Francesco no haría, era retractarse.

—¡Ahora! —Demandó y sus hombres procedieron a llevar a Alondra a ese sitio. Luisa siguió a los hombres para apartarlos de su abuela, no obstante, Francesco la detuvo y, de un jalón la atrajo a él— Si quieres que ella salga de ahí, cumple con tus obligaciones como esposa y, dame el heredero, de lo contrario tu abuela morirá encerrada en ese lugar —sin más la soltó, se giró para irse, pero Luisa lo detuvo.

—¡Por favor, déjela en otro sitio, pero no en ese lugar! ¡Por favor! —Ante la frialdad de Francesco, Luisa se arrodilló y suplicó en el suelo, su cuerpo sacudido por los desgarradores sollozos. Las lágrimas fluían sin control por sus mejillas, mientras imploraba a Francesco que tuviera piedad y dejara a su abuela en un sitio más seguro que el lúgubre calabozo.

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Martha Ordoñez
interesantes los capítulos que eleido bendiciones
Karina Vazquez Gonzalez
una historia fascinante que desde el.primer capítulo nos llevaste ala imaginación de cada capítulo escritora muchas felicidades gran historia
Karina Vazquez Gonzalez
una historia que leí desde el.primer capítulo y esta llena de retos adversidades intrigas prejuicios emociones encontradas pero sobre todo encontraron el amor verdadero puro..y supieron afrontar las consecuencias de sus actos para ser felices..
gran historia .muchas felicidades escritora
Gloriab Gimenez
Luisa sufre y el no la tiene encuenta para nada
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