Casada Con Un Desconocido

Casada 7

Casada con un desconocido.

Capítulo 7. Segunda cena.

Elsa ISASA

– Dime Borges. ¿Has conseguido el acta matrimonial ? Estoy bastante preocupada y quiero regresar a Buenos Aires y lo más rápido posible-

– Aún no. Lamento decirle Señorita Alcántara que el enlace fue refrendado en El registros de Casamientos de Las Vegas por lo que el casamiento es válido. Los pillos se valieron de sus pasaportes y la Visa permanente que tiene el Señor Fernando Espinosa.

– Pero¿ cómo es eso? No entiendo-

– El Señor Espinosa tiene doble nacionalidad. Su madre era norteamericana. Usted ahora está en la mira de la justicia. Están controlando a todos los que se casan con norteamericanos solo por la visa. Por ello no empecé ningún reclamo en la Embajada. Y tomé un abogado norteamericano para que nos aconseje sobre cómo encarar la nulidad del casamiento. - dijo por teléfono Borges.

–:¡Ah No! ¡Esto es el colmo! Ya no puedo más. –

– Dígame. ¿Cómo le ha ido en la feria?

– De terror. Me han sacado miles de fotos y MAÑANA todo Bs As se enterará de mi matrimonio. La Gorda Grace sacó el primer premio y yo he tenido que subir al estrado para recibir la distinción junto a mi supuesto marido. Hasta tuve que colgarle al cuello de Grace un collar con su escarapela dorada.

– Y esa Señorita Grace, ¿que tiene que ver con su es…con el Señor Espinosa?

– ¡Es una vaca! Una vaca real! Ah…y ya se porque le puso de nombre Grace. Una pelirroja llamada Graciela , con pinta de zorra , llorando se tiró en los brazos de mi supuesto marido reclamando por qué se casó sin avisarle.¿ Puedes creer? Todo este circo delante mío. Estoy cansada Borges. Quiero regresar. Destruí mis botas de marca que están enlodadas de estiércol. Lo único bueno de todo es mi hijo Lucas. Bien… Mi supuesto hijo. Es un chico que parece duro pero tiene alma noble. Le corrió a esa Graciela con estilo. “ ¿Qué hace usted acá Señorita? Su lugar es en el cabaret. No moleste a mi madre”-

–: ¿Cómo? ¿Le llama madre a usted? -

– Solo delante de la gente o sus amigos. Si no me llama Cris. !Y su padre le mira con esa mirada de fuego acerada de desaprobación!-

– Bien. Acá todo normal en la empresa. El Señor Mariano pregunta a diario por usted. Está convencido de que volverá soltera y que todo es un malentendido. Sus padres tranquilos preparando su viaje a París.

– ¿Y el tema de los dólares de sus tarjetas?-

– Arreglamos la situación con nuestro yerno, dijeron.

– ¿Le pidieron a Mariano dinero? Que horror. -

– lamento decirle que creo que se comunicaron con su esposo…perdón…con el Señor Espinosa. -

– Ah No. ¡Esto es el acabose.! Voy a cenar, porque me esperan. Ya verá mi supuesto marido lo que le diré. - la comunicación telefónica se cortó.

María Cristina salió de la recámara recién bañada y con su maravillosa cabellera rubia lisa y brillante. Un traje de cóctel gris y tacos aguja completan su outfit. Caminó con seguridad al comedor.

– Esposa mía. Estás radiante. He recibido hoy desde norteamérica nuestra Acta matrimonial. Así que sin dudas alguna eres mi mujer ante Dios y los hombres. -

– ¡Ajá! ¿Soy tu esposa verdad? Y como tal Señora de esta casa. ¡Matilda, puedes venir por favor !-

Padre e hijo miraban asombrados a esa belleza rubia parada en la puerta del comedor.

– Si Señorita. Que desea. -

– Primero y principal me llamarás Señora Espinosa. Segundo y muy importante no pondrás la mesa hasta tanto los dos caballeros acá presentes no se bañen y vistan adecuadamente. El Señor Espinosa tiene la camisa manchada de pintura de labios y el horrible perfume de su amante. Y el señorito Lucas debe cambiarse la ropa y las zapatillas llenas de estiércol. Mientras eso sucede me sirves por favor el excelente jugo de moras en el living–

– Como ordene Señora Espinosa. - dijo sonriente Matilda.

– ¿Qué pretendes? ¡Quién eres para mandar en mi hogar y en mi persona!- la voz de trueno de Fernando rompió el silencio que se había generado en el ambiente.

– Todo volverá a la normalidad cuando me des el divorcio querido esposo. ¡Y no te metas con mis padres!-

Fernando pensó un momento. Luego dijo:

– Ven hijo. Vamos a bañarnos y cambiarnos. Por lo visto nuestra invitada quiere cumplir el rol de dueña de casa. -

– ¡Pero papá!-

– Son celos hijo por lo de Graciela. Vamos. No la hagamos esperar. - respondió el muy estúpido.

Mientras aguardaba la presencia de los hombres, María Cristina sonreía tomando su refresco de moras silvestres. Sentada en el sillón del living cavilaba sobre lo que haría Espinosa para sacarse de encima a la bruja en la que se había convertido. Fernando tenía doble nacionalidad. Podía hacer todas las gestiones con resguardo legal y estaba segura que a la mañana siguiente le presentaría el pedido de divorcio rubricado y firmado. Su casamiento ya sería historia.

Los hombres regresaron impecables y María Cristina se levantó con una sonrisa en el rostro.

Su esposo con una hermosa camisa que olía a colonia masculina, le apartó la silla con toda educación.

Matilda empezó a traer los platos dignos de un chef.

– Gracias Matilda. La entrada es exquisita. ¿Verdad esposo?

– Así es Matilda. Felicitaciones. Te has lucido como a diario. Mi esposa se siente feliz y eso es lo más importante en este hogar desde ahora. -

– Gracias Señor. Me siento feliz de volver a tener una voz femenina en las indicaciones, como cuando vivía su mamá. - respondió un poco conmovida.

Matilda realmente estaba asombrada y feliz de que la nueva esposa de su jefe dominara a padre e hijo con unas pocas palabras.

Lucas parecía expectante.Mientras comía vestido como un joven obediente. Eso del baño no le hizo gracia pero sabía que su padre no era tan dulce como estaba mostrando ser. Y fue cuando Fernando habló.

– Matilda. Haz el favor. Cambia de inmediato las cosas de la Señora Espinosa a mi habitación. Puedes ocupar la parte que mejor te parezca de mi Placard. Mi querida esposa ya no puede pasar una noche más sin mi presencia. - dijo con voz dulce pero asertiva.

– ¡Genio! - pensó sonriendo Lucas mientras veía la cara asombrada de su nueva madre.