Mário, Mariano y Marisa son tres hermanos que viven en São Paulo. Mário y Mariano son gemelos, lo que hace que uno esté bastante ligado al otro. Mientras uno de ellos tiene su rutina de fiestas y chicas todas las noches, el otro se queda en casa junto con su hermana, que, por la ausencia de los padres que están viajando por trabajo, se ve obligada a cuidar de la casa y de sus dos hermanos.
Los padres de los chicos trabajan con las mayores industrias, productoras de papel higiénico y otras de chocolates y café. En un día común, Mário sale a una de sus fiestas, Mariano se queda en su cuarto acostado en su cama, y en cuanto el hermano regresa con otra de sus chicas, terminan discutiendo. Al día siguiente, los hermanos van a la escuela, y una vez más Mário está con resaca.
En la escuela hay un chico en particular con el que a los dos hermanos les encanta practicar bullying: Erick, un muchacho tierno y dulce, que sufre tanto en su casa como en la escuela. Pero un día su vida cambia de rumbo cuando es invitado a ir a una fiesta.
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Capítulo 7
Mário Narrando
Las clases pasaron normalmente, tenía ganas de fastidiar a Erick, pero no tendría gracia, a la hora del recreo, salí de la escuela y me senté al otro lado de la calle, bajé la cabeza y me quedé mirando al suelo.
Luego alguien aparece y me pregunta qué estaba pasando. Al ver quién era la persona me quedé sorprendido por la valentía, pedí que Erick regresara al salón, y cuando él iba a cruzar la calle casi es atropellado, por suerte fui más rápido y lo jalé.
En ese momento en que nuestros ojos se encontraron me sentí totalmente extraño, no era una sensación mala, se trataba de una sensación buena. Poco a poco empecé a acercar mi rostro al suyo, luego recordé mis sentidos y me levanté rápidamente.
El resto de las clases transcurrieron normal, a la salida seguí hasta mi coche junto con Marisa.
- Vamos a tener que pasar por el centro - dijo la chica llamando mi atención
- ¿Para qué? - pregunté frunciendo el ceño
- Voy a recoger mis invitaciones en la imprenta - dijo la chica con la cara en el celular
- ¿No es más fácil invitar a todos por internet?
- Hasta sería, pero no tengo el número de todo el mundo, entonces opté por las invitaciones - explicó la chica - ¿Será que ya podemos irnos, estoy gastando mi belleza aquí de pie? - dijo ella sonriendo
- Convencida ni un poco - dije riendo a carcajadas
Entré al coche y luego arranqué saliendo del estacionamiento de la escuela. En la acera estaba Erick, el chico probablemente estaba esperando a su hermana, aceleré el coche y pasé por un charco de agua que tenía un poco adelante.
- Joder Mário, sientes placer en torturar al chico - dijo Marisa dando algunos golpes en mi hombro
- Ay, fue solo para no dejar que el día termine aburrido - dije alisando el hombro
- Sabes una cosa, tú torturas a ese chico porque tienes una pasión reprimida, es la única respuesta
- Yo... Er...., estás quitando mi atención Mari - dije enfocando mis ojos en la carretera adelante
- Dime la verdad, verlo sin camisa aquel día te afectó, se nota en tus ojos - dijo la chica dándome toquecitos
- Eso es solo una broma de Mariano, y tú todavía lo crees - dije dando una leve carcajada
- A veces las bromas tienen un puntito de verdad - dijo la chica sonriendo para mí
- Er.. Hum. ¿Esas invitaciones ya fueron impresas? - pregunté para cambiar el tema
- No pienses que no voy a estar vigilando jovencito - dijo la chica entrecerrando los ojos - y respondiendo a tu pregunta, sí, fueron impresas más temprano
Después de algunos minutos conduciendo llegamos frente a la imprenta que mi hermana siempre imprimía las cosas. Luego la chica tomó sus invitaciones y entró al coche.
- ¿A quién vas a invitar a estas fiestas?, ¿va a haber alguna puta? - pregunté frotando las manos
- Solo piensas en coño muchacho, no voy a llamar a ninguna puta, trata de conseguir las tuyas, solo voy a invitar a algunas personas de mi salón - dijo Marisa sonriendo perversamente
- ¿Por qué esa sonrisita, me estás escondiendo algo? - dije encarando a la chica
- Ay muchacho, no te fijes en mí no, mira la carretera - dijo Marisa apuntando hacia adelante
Puse el coche en movimiento y después de algunos minutos llegamos a casa, al abrir la puerta notamos que Mariano estaba sentado en el sofá mirando la televisión, y cuando nos vio apagó la televisión, y se levantó del sofá.
- Hermano, ¿podemos conversar? - pregunté antes de que él subiera las escaleras
- No sé si lo mereces - habló él cruzando los brazos
- Por favor, dame solo dos minutos - hablé viéndolo sentarse nuevamente
- Voy a dejar que ustedes se entiendan, cualquier cosa estoy en mi cuarto - dijo Marisa subiendo las escaleras y desapareciendo luego
Me senté en el sillón que tenía frente al sofá y respiré profundamente.
- Lo siento hermano, yo no debería haber salido a beber, yo sé que soy muy joven para esas cosas. Te agradezco por siempre estar preocupándote por mí, no sé qué sería de mí, si tú no hubieras nacido junto - hablé sin mirarlo
- ¿Qué pasó con el Mário orgulloso que yo conozco? - preguntó mi hermano sonriendo
- El abdomen de Erick es la respuesta para esa pregunta - gritó Marisa del piso de arriba
- Marisa va a dar media hora de trasero- grité de vuelta y escuché a la chica reír a carcajadas
- Yo te disculpo hermano, sabes que no consigo estar con rabia de ti - dijo él levantándose para abrazarme
Sonreí y lo apreté fuertemente en mis brazos.
- Parece que yo soy la mamá - dijo él sonriendo
- Deja ese papel para Marisa - hablé riendo a carcajadas luego
- Yo, madre de dos mocosos, paso ese papel- dijo la chica apareciendo en la escalera
- Ahora quieres contarme sobre el abdomen de tus sueños - dijo Mariano riendo a carcajadas junto con Marisa
- Vayan a buscar qué hacer - dije levantándome del sillón
- Ya percibiste que es solo citar el nombre de Erick él se pone todo estresadito, ¿será que nuestro hermanito es gay? - preguntó Marisa sonriendo
- También estoy queriendo saber - dijo Mariano sonriendo también
- Está amarrado, mi rollo es otro - hablé haciendo gestos obscenos con las manos
Marisa cocinó alguna cosa para que pudiéramos comer, y después del almuerzo nos quedamos en la piscina para poder aprovechar el calor.