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Entre Odios Y Suspiros

Entre Odios Y Suspiros

Status: En proceso
Genre:Reencuentro / Amor-odio / Romance de oficina / Atracción entre enemigos
Popularitas:8.6k
Nilai: 5
nombre de autor: F10r

Rachely Villalobos es una mujer brillante y exitosa, pero también la reina indiscutible del drama y la arrogancia. Consentida desde niña, se ha convertido en una mujer que nadie se atreve a desafiar... excepto Daniel Montenegro. Él, un empresario frío y calculador, regresa a su vida tras años de ausencia, trayendo consigo un pasado compartido y rencores sin resolver.

Lo que comienza como una guerra de egos, constantes discusiones y desencuentros absurdos, poco a poco revela una conexión que ninguno de los dos esperaba. Entre peleas interminables, besos apasionados y recuerdos de una promesa infantil, ambos descubrirán que el amor puede surgir incluso entre las llamas del desprecio.

En esta historia de personalidades explosivas y emociones intensas, Rachely y Daniel aprenderán que el límite entre el odio y el amor es tan delgado como el filo de un cuchillo. ¿Podrán derribar sus muros y aceptar lo que sienten? ¿O permitirán que su orgullo

NovelToon tiene autorización de F10r para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 7

La tormenta no solo estaba afuera

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Narra  Daniel Montenegro

La lluvia arremetía contra las ventanas, el sonido de los truenos resonando por toda la casa de Raúl. Estaba atrapado allí, rodeado de la tormenta tanto fuera como dentro. Enfrentar a Rachely no era lo que más deseaba en ese momento, pero ahí estaba, sin escapatoria.

Raúl y Sofía nos dejaron solos en la sala, retirándose a su habitación. La atmósfera, que había comenzado tensa, se cargó aún más cuando Rachely rompió el silencio, su mirada desafiante clavada en mí.

—¿Te acuerdas del primer beso que nos dimos? —preguntó, una sonrisa traviesa asomando en sus labios.

Me senté, observándola. Mi mente dio un giro instantáneo hacia aquellos recuerdos infantiles, aquellos días que, honestamente, había querido olvidar. Pero Rachely no dejaba de sacar lo peor de mí.

—¿En serio vas a hablar de eso ahora? —respondí, mi tono frío, sin intentar esconder la molestia.

Rachely rió con esa risa arrogante que me ponía de los nervios.

—Oh, vamos, Daniel. Sé que recuerdas. ¡La promesa que hicimos! Dijimos que cuando fuéramos grandes, nos casaríamos. ¿Te olvidas de eso tan fácilmente?

Yo la miraba con incredulidad. No podía creer que estuviera sacando el tema en ese momento. Ya no éramos niños, y la Rachely que conocí no era más que un eco lejano de lo que se había convertido. Ya no podía seguir ignorando lo evidente.

—Eso fue hace años, Rachely. ¿No te das cuenta de que las promesas de niños no tienen valor cuando nos convertimos en adultos? —dije, mi tono más áspero de lo que hubiera querido. Pero el simple hecho de verla con esa actitud tan infantil me hacía perder los estribos.

Rachely se cruzó de brazos y me miró, con su rostro arrogante y una chispa de desafío en sus ojos.

—¿Nunca te has preguntado por qué lo hicimos? —preguntó con una sonrisa cargada de malicia—. Porque, aunque todo haya cambiado, algo en mí siempre ha creído en eso, Daniel. Algo en mí todavía recuerda al niño que conocí, aunque tú te hayas olvidado de todo eso.

Esas palabras me hicieron arder. No podía soportar que ella, con su actitud altiva, me hablara de la niña que había sido, de esa promesa tonta. Esa promesa que ya no tenía sentido.

—Nunca me casaría con alguien como tú —respondí, las palabras saliendo de mi boca antes de poder detenerlas. Y vi cómo sus ojos se llenaban de furia al instante.

El silencio que siguió fue palpable. El ambiente estaba cargado, cada palabra una daga más en nuestra discusión. Las cosas no mejoraron cuando ella me miró y dijo:

—¿Ah, sí? ¿Nunca? —se acercó a mí, su mirada llena de enojo y algo más que no pude identificar—. Pues ojalá tú me quieras, Daniel. Ojalá te casaras conmigo, sería lo mejor que te pasaría.

Las palabras se clavaron como cuchillos en mi ego. ¡¿Qué?! ¿Ahora ella se creía que estaba jugando conmigo?

Me levanté, la rabia burbujeando en mi pecho.

—No te creas tan importante, Rachely —dije con una risa amarga—. Eres solo una máscara. Todo lo que eres ahora es un reflejo vacío de lo que solías ser. Y yo... —me acerqué un paso más—, no quiero a alguien tan superficial en mi vida.

Rachely me miró con una intensidad peligrosa. La tensión en el aire era palpable, tan densa que se podía cortar con un cuchillo. Ambos estábamos tan enfadados, tan heridos por las palabras del otro, que no sabíamos cómo terminar la discusión. Y en ese momento, cuando nos miramos, algo cambió.

Se acercó a mí, tan cerca que pude sentir su respiración sobre mi piel. Mis manos se cerraron con fuerza a los lados, intentando controlar la ira, pero ella no se detenía. Fue como si el mundo se desvaneciera a su alrededor.

Mi brazo se levantó, movido por una furia reprimida, y de repente, la agarré por la cara, mi pulgar acariciando su mandíbula. Su respiración se aceleró al instante, y no pude evitarlo. Me incliné hacia ella, sin poder contenerme, y la besé.

El beso no fue suave ni tierno. Fue una explosión de frustración, de ira contenida, una mezcla de deseo reprimido y resentimiento. Sentí cómo ella respondía, con una fuerza que me sorprendió, como si quisiera devolverme toda la rabia que había acumulado.

Pero al instante, ella me empujó con fuerza y me abofeteó, dejándome atónito.

Nos miramos durante unos segundos, y algo en sus ojos cambió. La rabia se desvaneció, pero algo más brillaba en su mirada. Y antes de que pudiera procesarlo, se acercó de nuevo, tomándome por sorpresa. Volvió a besarme, esta vez con más pasión, como si finalmente hubiera dejado ir todo lo que había estado conteniendo.

El beso fue más suave, pero igual de electrizante. Fue un beso lleno de todo lo que no nos habíamos dicho, de toda la frustración que habíamos acumulado durante años.

Cuando finalmente nos separamos, ninguno de los dos dijo nada. Nos miramos, como si todo el mundo se hubiera detenido a nuestro alrededor, como si, en ese momento, nos hubiéramos entendido sin palabras.

Pero sabía que la pelea no había terminado. Era solo un alto en el camino. Y la tormenta que había comenzado afuera no se comparaba con la que seguía creciendo entre nosotros.

[...]

Narra Rachely Villalobos.

Me desperté temprano, a pesar de que la noche no había sido precisamente tranquila. Los recuerdos de lo sucedido con Daniel seguían rondando mi mente, y no podía evitar sentirme molesta por cómo había terminado todo. Esa lucha absurda entre nosotros, el beso inesperado, y esa mezcla de ira y atracción que, de alguna manera, no lograba comprender. ¿Cómo pudimos llegar tan lejos? ¿Por qué él tenía ese poder de descontrolarme?

Me levanté de la cama, dejando que la luz del día se filtrara a través de la ventana. El sonido de la ciudad me llegaba de fondo, pero nada me distraía de los pensamientos que seguían atormentándome. Fui al baño a darme una ducha rápida y vestirme con lo primero que encontré. No estaba de humor para ponerme a pensar en mi apariencia, aunque sabía que eso era lo último que Daniel podría reprocharme. Siempre era tan... perfecto, con su mirada fría y su actitud calculadora.

Cuando bajé a la cocina, me encontré con Raúl y Sofía, pero mi mente aún estaba ocupada con todo lo que había sucedido con él. No podía dejar de pensar en cómo todo había cambiado entre nosotros, cómo de alguna manera, nos arrastramos hacia este... conflicto extraño. Y no entendía por qué seguía sintiendo esa incomodidad. ¿Por qué me molestaba tanto?

De repente, escuché la puerta abrirse. Un par de pasos resonaron en el pasillo y, como si el universo me estuviera poniendo a prueba, Daniel apareció en el umbral de la sala. Sus ojos fríos me observaron con esa expresión tan suya, impenetrable y distante. Mi corazón dio un pequeño salto, pero lo reprimí rápidamente.

—Vaya, ¿así que sigues con la actitud de niña malcriada? —dijo, en su tono tan característico, como si nada hubiera pasado.

Yo no podía soportarlo. Todo en mí quería saltar hacia él y gritarle lo mucho que me disgustaba, pero, en lugar de eso, simplemente lo miré con un desafiante levantamiento de cejas.

—¿Niña malcriada? —repliqué, con una sonrisa de suficiencia—. Me pregunto qué te hace pensar eso, ¿será la manera en que tú sigues siendo un insípido y aburrido... ¿hombre de negocios? No tienes ni idea de lo que es disfrutar la vida, Daniel.

Mi sarcasmo estaba al máximo, y por alguna razón, me sentía más segura que nunca de no ceder ante sus provocaciones. A pesar de todo, no podía negar que algo de él me atraía, y esa era la parte que más odiaba.

Él dejó escapar un suspiro y su mirada se endureció aún más.

—Tú no entiendes nada, Rachely —dijo, con el mismo tono de siempre—. No es cuestión de "disfrutar la vida", sino de ser responsable y no andar por ahí actuando como si todo fuera un juego. Pero claro, para ti todo esto es una broma.

Me sentí herida, no por sus palabras, sino por la forma en que me las decía. Como si yo fuera solo una niña inmadura e inútil en sus ojos. Eso era algo que me sacaba de quicio. Me acerqué a él, con la mandíbula apretada y las manos en las caderas.

—A ti te encanta pensar que eres superior, ¿verdad? —le respondí, casi en un susurro—. Te crees el único que sabe lo que hace, el único que entiende las cosas. Pero déjame decirte algo: yo también soy capaz de hacer muchas cosas, y no tengo que demostrarte nada. Tampoco necesito que alguien como tú me dé lecciones.

La tensión aumentó en la habitación, como si el aire se volviera más denso con cada palabra que intercambiábamos. Yo no iba a retroceder, y, por supuesto, Daniel tampoco lo haría. Nuestra guerra de egos era una batalla constante.

Sin embargo, en un momento, vi algo en sus ojos, algo que no había visto antes: incertidumbre. Como si mis palabras lo hubieran tocado de alguna manera, aunque no lo admitiera. Mi sonrisa se alzó al ver que, por fin, comenzaba a comprender lo que significaba enfrentarse a alguien que no se dejaba doblegar tan fácilmente.

—No sé por qué sigues tan empeñado en hacerme sentir menos, Daniel —dije, con una mezcla de frustración y desafío—. No soy la niña que conociste antes. Ya no soy esa persona. Y tal vez tú tampoco lo eres.

Las palabras quedaron flotando en el aire, y por un momento, ambos nos miramos fijamente, en silencio. No sabíamos cómo seguir, pero en el fondo, sabíamos que esto no había terminado.

Y entonces, sin previo aviso, el sonido de la puerta sonó. Sofía y Raúl llegaron al comedor, interrumpiendo la tensión que se había formado entre nosotros.

—¿Van a seguir discutiendo? —preguntó Raúl, su voz llena de incredulidad.

—No sé —respondí, con una ligera sonrisa—. No sé qué más hacer con este hombre.

Daniel, por su parte, no dijo nada, pero su mirada me lanzó una última advertencia antes de que todos nos sentáramos a la mesa. Sabíamos que esto solo era el comienzo de algo mucho más complicado.

La batalla continuaba, y ninguno de los dos parecía estar dispuesto a rendirse.

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Vanesa Garcia
al fin lo aceptó 😌 que bueno que se relaje y deje de reprimir lo que siente!!.... gracias autora por tan bonitos capitulos 🤗😊
Vanesa Garcia
está bellísima la historia!! 🥰la empecé para guárdala en mi biblioteca y leerla cuando estuviera terminada, pero no pude parar de leerla, porque me enganchó muchísimo desde el primer capítulo que cortitos se me hicieron todos y de ahí me fui hasta este último y ahora a esperar la actualización🤷🏻‍♀️ojalá y no tarde mucho autora 😊
F10r: Gracias por leer trataré de que los capítulos sean mas largo.☺
total 1 replies
Vanesa Garcia
porque tan cortitos los capítulos autora?? no es justo 🥺
Vanesa Garcia
ay mujer 🤦🏻‍♀️y al ratito vas a andar llorando por Daniel porque no está en tu vida🙄
Vanesa Garcia
lo bueno que no está enamorada 😅
Vanesa Garcia
cómo todo buen hermano protegiendo lo que ama!! aunque me pregunto acaso ellos no pudieron tener hijos por eso quieren tanto a Rachely??
Vanesa Garcia
que bonitoo☺️😍
Vanesa Garcia
😂😂😂😂
Vanesa Garcia
auch eso dolió 🥺
Vanesa Garcia
😅😅😅😅
Vanesa Garcia
cabo su propia tumba con ese comentario 😂😂😂
Vanesa Garcia
ya decía yo que era muy raro que no te acordarás...por un momento pensé que la mamá se había dado cuenta y le había dicho algo de ella que el lo había desilucionado
Vanesa Garcia
no puedo creer que no la recuerde🤔
Vanesa Garcia
se ve que va a estar linda la historia!! 😃
Vanesa Garcia
me lo imaginé 🤭que bonitoo🥰
Ana Garcia
más....por favor 🙏
Yeni Martinez
Excelente
Celina Saucedo
Más capítulos por favor
Maria Isabel Duarte
Excelente
Ernestina Puerto
a defender lo que es suyo🤣🤣🤣🤔🤔🤔🤔🤔☺️ aunque no ha pedido nada😂😂😂
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