Elein, líder de la Tribu Águila, descubre que el símbolo del fénix en su collar guarda el secreto de un antiguo poder que podría cambiar el destino de las Tribus y del Reino del Norte. Mientras enfrenta conspiraciones, traiciones y una conexión inesperada con la familia real, Elein deberá desentrañar la verdad sobre el sacrificio de sus padres.
Acompañame a descubrir la verdad de un pasado, un legado y un enemigo entre las sombras.
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Capítulo 7: "A través del fuego"
El tercer día de los juegos amaneció con un aire tenso que se sentía en todos los rincones del campo de competencia. Las gradas estaban llenas de espectadores ansiosos, mientras las tribus se reunían cerca de la arena para escuchar el anuncio del siguiente desafío. Elein observó con atención al público. Las miradas de algunos espectadores parecían más curiosas que entusiastas, como si estuvieran buscando algo más que un entretenimiento.
El Rey David se levantó de su asiento, su voz resonando en todo el lugar.
—El próximo desafío pondrá a prueba su valentía y su resistencia. Cada tribu debe designar a dos representantes para atravesar la "Prueba de las Llamas". En el centro de este desafío, encontrarán una reliquia que deben recuperar para su tribu.
La multitud estalló en vítores y murmullos mientras los equipos discutían rápidamente a quién enviar. Elein no dudó un momento.
—Yo iré —dijo, su tono firme.
—Voy contigo —respondió Eric sin dudar, ajustando su armadura de cuero.
—¿Están seguros? —preguntó Flora, preocupada—. Esto suena como algo más peligroso de lo que parece.
—Por eso debemos hacerlo nosotros —replicó Elein, mirando a sus amigos con determinación—. No podemos darles la oportunidad de eliminarnos tan fácilmente.
La Prueba de las Llamas
La arena fue transformada en un laberinto lleno de antorchas y barreras. Cada equipo debía atravesarlo mientras esquivaba trampas diseñadas para desorientarlos o, en el peor de los casos, herirlos. Las llamas no eran el único peligro; también había oponentes estratégicamente ubicados para interceptarlos.
Elein y Eric entraron al laberinto tan pronto como sonó la señal. El calor era sofocante, y el sonido del fuego crepitando hacía eco en las paredes de piedra. Eric se adelantó, usando su fuerza para despejar el camino, mientras Elein cubría sus movimientos con su agilidad y rapidez.
—Mantente alerta —advirtió Elein mientras avanzaban—. Esto no es solo un desafío físico; están esperando que cometamos un error.
No tardaron en encontrar a su primer oponente: un miembro de la Tribu Leopardo. Intentó atacarlos por sorpresa, pero Elein lo desarmó con un movimiento preciso antes de que pudiera acercarse demasiado. Eric lo neutralizó con un golpe limpio, dejándolo fuera de combate.
—Eso fue demasiado fácil —murmuró Eric, mirando a su alrededor con desconfianza.
—Porque no es el verdadero problema —respondió Elein, sintiendo que algo más estaba por venir.
La traición revelada
A medida que se adentraban más en el laberinto, las llamas parecían crecer, dificultando su avance. Finalmente, llegaron al centro, donde encontraron la reliquia: una antorcha dorada con grabados intrincados que brillaban bajo la luz del fuego.
—Ahí está —dijo Eric, avanzando hacia ella. Pero antes de que pudiera alcanzarla, una figura emergió de las sombras.
Era Kael, el líder de la Tribu Leopardo. Sostenía una espada curva en la mano y sonreía con arrogancia.
—Sabía que terminaríamos aquí —dijo, apuntando su espada hacia ellos—. Lástima que no saldrán con vida.
—¿Qué esperas lograr con esto? —preguntó Elein, posicionándose para defenderse.
—Cumplir órdenes —respondió Kael, lanzándose al ataque.
El combate fue rápido y brutal. Kael era un luchador formidable, pero Elein y Eric trabajaron en perfecta sincronía. Mientras Eric bloqueaba los ataques directos, Elein se movía con rapidez para encontrar un punto débil. Finalmente, con un movimiento hábil, Elein desarmó a Kael y lo derribó al suelo.
—Habla —exigió, colocando su espada en su cuello—. ¿Quién te dio las órdenes?
Kael rió entre dientes, aunque sus ojos reflejaban miedo.
—No entenderías lo que está en juego. Pero te lo diré: todo esto es solo el comienzo. El Reino del Norte está en peligro, y tú ni siquiera lo sabes.
Antes de que Elein pudiera responder, Kael lanzó una pequeña esfera al suelo, creando una nube de humo que le permitió escapar.
El regreso triunfal
Con la reliquia en mano, Elein y Eric salieron del laberinto justo antes de que el tiempo se agotara. La multitud estalló en aplausos, pero Elein apenas los notó. Su mente estaba fija en las palabras de Kael y en la creciente sensación de que algo mucho más grande estaba en juego.
Cuando se reunieron con el resto del equipo, Elein compartió lo sucedido, incluyendo las crípticas palabras de Kael. Lucas fue el primero en hablar.
—Esto confirma que no estamos enfrentando solo una rivalidad tribal. Hay algo en el Reino del Norte que alguien quiere desestabilizar, y estamos atrapados en el medio.
—Y ese símbolo del fénix sigue apareciendo —añadió Flora—. No es coincidencia que lo hayas encontrado en el laberinto y que Kael estuviera protegiendo esa reliquia.
—No lo es —admitió Elein—. Pero no podemos actuar sin más información. Necesitamos encontrar el origen de estas conspiraciones antes de que sea demasiado tarde.
Mientras la tarde daba paso a la noche, Elein no pudo evitar sentir que el fuego que habían enfrentado en el laberinto era solo un reflejo del caos que se avecinaba. El Reino del Norte no estaba listo para lo que venía, pero ella estaba decidida a descubrir la verdad, sin importar el costo.