Odiada, Amada Por El CEO

Alina salió enfurruñada de la boutique donde trabajaba Daniza. Se sentía muy enojada por haber sido humillada en público.

Durante todo el camino de regreso a casa, seguía insultando a Revan con enojo porque él se quedó callado y no hizo nada para defenderla.

—Ya está ¿Por qué tienes que enojarte allí solo porque Daniza no te quiso atender?— Revan empezó a cansarse de escuchar a Alina quejarse.

—¿Me estás culpando a mí, Rev?— preguntó Alina ofendida.

Revan solo suspiró. Miró a Alina con cara de desinterés.

—¿Sabías tú de antemano que Daniza trabajaba allí?— Alina se calló de inmediato. De hecho, no le había informado a Revan anteriormente que Daniza trabajaba en esa boutique.

Y mucho menos le había dicho de su intención de ir allí solo para humillar a Daniza y mostrar su afecto por Revan.

—¿Para qué hiciste eso?— preguntó Revan de nuevo después de confirmar su suposición correcta.

—¿Y qué? Solo quería devolverle la acción grosera de Daniza hacia mí. Pero ni siquiera me defendiste cuando la dueña de la boutique me echó— Alina agarró el brazo de su novio.

—¿O tal vez ya sientes algo por Daniza y no quieres dejarla ir?!— lo acusó luego.

—¡No busques excusas culpándome buscando problemas!

—¿Busco problemas?— se rió irónicamente.

—Incluso te vi mirando a Daniza antes. ¿Qué más excusas quieres, eh?

—¿Crees que estoy tratando de robar la fortuna de Daniza sino fuera por ti!— Revan miró a Alina con una mirada aguda.

—Sabes. Estoy empezando a cansarme de tu actitud así—

Alina se sintió desorientada. No sabía por qué se sentía temerosa de que Revan algún día se alejara de ella. Después de todo, Revan y Daniza aún tenían un vínculo, que era el niño que Daniza llevaba en su vientre.

—No puedo quedarme quieta. Tengo que deshacerme rápidamente del bebé que lleva Daniza.

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Daniza caminaba de un lado a otro frente a la oficina de su jefa con los dedos entrelazados. El incidente de hace un rato le había dejado un mal sabor de boca, ya que Alina llegó con Revan y causó un alboroto.

Finalmente, Daniza se armó de valor y tocó la puerta.

Solo entró cuando escuchó la respuesta desde adentro.

La jefa parecía estar sentada en el sofá jugando con su teléfono. De inmediato, le indicó a Daniza que se sentara frente a ella.

—Disculpe si he interrumpido, señora— Daniza bajó la cabeza avergonzada.

—Pido disculpas por el incidente de antes.

—No te preocupes. No fue tu culpa— respondió con una leve sonrisa.

Daniza se sintió aliviada. Sin embargo, no pudo deshacerse del sentimiento incómodo que albergaba en su corazón debido al malentendido con Alvin.

—Si la señora no se siente cómoda con mi presencia ... dejaré de trabajar aquí. No quiero ser una molestia para usted.

La señora Elvira colocó el teléfono en la mesa. Ahora estaba enfocada en Daniza.

—¿Por qué tendría que dejar de trabajar?

—¡Pero si la señora no necesita ayuda adicional, verdad?— A Daniza aún le resultaba vívido en la memoria cómo su jefa le dijo esta mañana que su tienda no necesitaba más personal. Fue Alvin quien la obligó a aceptar a Daniza trabajando allí.

—Lo siento si fui grosera con Alvin esta mañana, ya explicó todo y no te culpo. ¡Así que puedes seguir trabajando aquí!

—Gracias, señora— La mujer de mediana edad asintió.

—Oh, ¿puedo hacerte una pregunta un poco personal?— Daniza asintió con la cabeza en respuesta. Ahora el rostro de la señora Elvira parecía seria.

—¿El hombre de antes es tu esposo con su amante?— Los ojos de Daniza se cerraron. Su suspiro se escuchó pesado.

—Sí, señora— respondió un poco indecisa.

Haciendo que su jefa la mirara con compasión. También estaba preocupada por Daniza, que fue abandonada por su propio esposo estando embarazada.

Además, también le quitaron la herencia de su difunto padre. A pesar de todo, todavía estaba indecisa sobre si dar su bendición a la relación de Alvin con Daniza, ya que Daniza sigue casada con otro hombre.

—Me siento preocupada. Que encuentres una solución a ese problema pronto.

—Gracias, señora— Hubo un silencio incómodo por un momento. Todavía había algo que preocupaba a la señora Elvira.

—Oh, en realidad ... hay una cosa más que quisiera preguntarte y espero que respondas honestamente.

—¿Sobre qué, señora?— La señora Elvira guardó silencio un momento como si estuviera pensando en las palabras adecuadas para no herir los sentimientos de la mujer.

—¿Sabes cómo se siente Alvin hacia ti?— Daniza guardó silencio.

Ella tampoco sabía qué sentimientos tenía Alvin hacia ella. Porque sus recuerdos de Alvin estaban llenos de malos recuerdos del pasado.

—El Sr. Alvin es malo, señora— respondió Daniza dudosa.

—¿Malvado de qué manera?— Daniza bajó la cabeza sosteniendo sus manos.

Haciendo que la señora Elvira se moviera y se sentara a su lado. Daniza seguramente tenía miedo de contar todo porque pensaba que no le va a creer.

—No tengas miedo, solo cuéntame todo— Con delicadeza, la señora Elvira acarició la espalda de Daniza.

—Me solía maltratar. El Sr. Alvin solía meter una serpiente de juguete en mi bolso. Una vez puso una cucaracha en mi comida. También solía amenazar a otros compañeros para que se mantuvieran alejados de mí, así que no tenía amigos en la escuela. Y lo peor fue cuando me encerró en el almacén hasta la tarde— La señora Elvira respiró profundamente para satisfacer las necesidades de oxígeno de sus pulmones.

Las acciones de Alvin eran verdaderamente inaceptables para ella.

—¡Alvin se ha pasado, en serio! ¡Esto no es una historia de amor no correspondido! ¡Eres un tonto, Alvin! ¡Nadie demuestra amor torturando a otra persona!