Un Amor No Tan Prohibido

Los días comenzaron a pasar y en total había transcurrido 1 mes, el día de la boda entre Emma y Leonel había llegado 

 La mañana del 15 de julio amaneció radiante en la gran ciudad de Seattle. El sol brillaba y una suave brisa acariciaba las flores y los árboles de la ciudad, Leonel, que se encontraba en el departamento se estaba vistiendo en la habitación, ayudado por su mejor amigo, Maximo.

— Estás nervioso — dijo Máximo, sonriendo mientras ajustaba la corbata de Leonel.

— Poco — mintió Leonel, intentando ocultar su emoción.

— Es normal que te sientas nervioso, no tienes que ocultarmelo a mí, soy tu mejor amigo y te conozco — le dijo Máximo 

— Bueno si, estoy muy nervioso, no se porque, yo se que Emma no me dejara plantado, pero aún así no puedo evitarlo — le responde Leonel 

— Tranquilo, todo va a salir bien, hoy es el gran día para ambos y Emma debe verte seguro y no con miedo — le explica Máximo 

— Lo sé, estoy feliz por este día, no lo van a arruinar mis nervios, tranquilo, se me pasara cuando la vea entrar en la iglesia — dice Leonel sonriendo.

En la villa Navarro, la novia, Emma, se estaba preparando para el gran día. Su madre, su hermana Tamara y su mejor amiga la ayudaban a ponerse el vestido de novia, un elegante modelo de encaje y seda que resaltaba su belleza.

— Emma, eres una princesa — dijo su madre, llorando mientras le colocaba el velo.

Emma sonrió, sintiendo una mezcla de emoción y felicidad. Había soñado con este momento desde que se enamoró de Leonel 

— Gracias mamá, estoy tan feliz que no te das una idea, al fin me casaré con Leonel, siempre lo amé y ahora estaremos juntos por siempre — dice Emma con una felicidad que se desbordaba de su cuerpo 

— Se te nota cariño, y yo estoy feliz por ti, tu mí princesa, la que se aferró a la vida, siempre serás lo más importante para mí, tu felicidad es mí felicidad mí pequeña princesa — le dice Carol con lágrimas en los ojos al recordar su otro bebé 

— A que te refieres con que me aferré a la vida? — pregunta Emma confundida, ya que Carol jamás le había contado sobre su hermano mellizo que no llego a nacer 

— Te contaré. Hace 20 años cuando me enteré que estaba embarazada también me dieron la mejor noticia de mí vida, en mí vientre cargaba a 2 angelitos, 2 pequeñas semillas que crecían poco a poco dentro de mí. Lamentablemente a los 3 meses de embarazo por un accidente perdí a una de esas dos semillitas y 6 meses después naciste tu, mí pequeña por eso digo que te aferraste a la vida — le cuenta Carol llorando 

— Quieres decir que de no haber sido por ese accidente que tuviste hoy tendría un hermano o hermana melliza? — pregunta Emma sorprendida 

— Si, pero bueno, el destino fue cruel y me lo arrebato, pero tu mí princesa te aferraste a la vida y hoy abres tus alas y vuelas de mí nido — le dice Carol con una sonrisa 

— Que accidente tuviste ese día? — pregunta Emma queriendo saber más 

— Ya no importa eso, terminemos de prepararte o llegarás tarde a tu boda — le dice cortando el tema, ya que no quiere que Emma sepa que fue por culpa de Leo que perdió a ese otro bebé, lo que menos quiere es que ella sienta rencor hacia su padre y mucho menos después de 20 años 

— Vamos amiga o Leonel se volverá loco sino te ve llegar pronto — le dice Celeste 

— Jajaja si, él era el más emocionado con esta boda, sino llego es capaz de pegar el grito en el cielo — dice Emma riendo al recordar como Leonel se ponía cada vez más nervioso cuan más se acercaba la fecha de la boda

Después de terminar de prepararse, las 3 salen para la iglesia, donde en la entrada de la misma la esperaba Leo para llevarla hasta el altar.

Las puertas de la iglesia se abrieron y Emma junto a su padre caminaron lentamente hacia Leonel quien con una gran sonrisa la esperaba ansioso en el altar 

El sacerdote comenzó la ceremonia, todos los invitados escuchaban atentamente al igual que los novios que se miraban a cada segundo por la felicidad que sentían 

Leonel y Emma se miraron a los ojos mientras intercambiaban votos y anillos. Sus manos temblaban ligeramente mientras se prometían amor y fidelidad.

— Amor, tantos años espere que llegara este momento en el que hoy te convertirias en mí esposa, que la felicidad que siento en este momento es inexplicable, te amo como jamás podría llegar a amar a nadie en esta vida, sos la luz que ilumina mí camino y deseo que así sea hasta el día de nuestra muerte cuando seamos viejitos — le dice Leonel tomando su mano izquierda y colocándole el anillo 

— Hoy prometo ser siempre tu mayor admiradora. Crearemos una familia juntos, que se basará en la risa, la paciencia, la comprensión y el amor. Prometo no solo hacerme vieja a tu lado, sino también crecer junto a ti. Te amaré cada día a través de los días tranquilos, así como a través de los días tormentosos, ayudándote en los momentos de duda y apoyándote en los momentos de decisión. Así como te di mi mano para que la cogieras, hoy te entrego mi alma, para que hagas con ella lo que más quieras, te amo mi amor, siempre te amé y siempre te amaré por el resto de mi vida — le dice Emma tomando su mano izquierda y colocándole el anillo 

— Te amo — dijo Leonel, besando a Emma.

— Te amo — respondió Emma, sonriendo.

Después de la ceremonia, los invitados se dirigieron al salón de recepción, que se celebraría en un hotel que rentaron por todo el fin de semana, donde una orquesta tocaba música clásica y el champagne fluía. 

Leonel y Emma recorrieron el gran salón, saludando uno a uno a los invitados y sacándose fotos con ellos, luego bailaron su primer baile como marido y mujer, rodeados de todos sus seres queridos.

— Este es el comienzo de nuestra vida juntos — dijo Leonel, mirándola a los ojos.

— Y se que será perfecta — respondió Emma, sonriendo.

La recepción continuó hasta bien entrada la noche, con risas, música y baile. Los invitados se despidieron mientras Leonel y Emma se preparaban para su noche de bodas.

Los novios llegaron a la habitación besándose, y a los besos entraron en ella hasta que Emma vio la decoración de la habitación y se llevó ambas manos hacia la boca sorprendida por lo hermosa que estaba 

— Tu prepárate esto? — preguntó sorprendida y emocionada 

— Si bebé, quería que fuera una noche especial para ti — le responde él feliz 

— Es hermoso amor, gracias, estoy tan pero tan feliz que no te imaginas cuánto — le dice ella girando para quedar frente a él y besarlo 

Entre besos las prendas comenzaron a desaparecer y pocos minutos después ambos habían quedado completamente desnudos 

Leonel la llevó lentamente hacia la cama y con mucha suavidad la recostó y comenzó a recorrer su cuerpo con sus labios haciendo que ella se encienda tanto que con solo esos besos gemía de excitación 

Leonel se posicionó entre sus piernas y de una sola estocada se introdujo en su interior haciendo que ella se arquee de placer 

— Te amo bebé y no me canso de repetirlo a cada momento, quiero que sepas siempre cuan grande es mí amor por ti — le dice Leonel sin dejar de embestirla con fuerza y lujuria 

— Aaahhhh yo también te amo mi amor.. eres.. lo que más.. amo en esta vida — decía Emma entre gemidos

Él se acercó a besarla mientras continuaba embistiendola con fuerza, luego se separa de ella y la gira dejándola boca abajo, le levanta un poco la cintura y se vuelve a introducir en su interior

Varios minutos después ambos llegaron al clímax, pero no todo acababa ahí, Emma lo empujó hacia la cama y luego se montó sobre él, comenzó a besarlo con desesperación mientras se volvía a introducir su miembro en su interior 

Emma gemía con fuerza, era la primera vez que lo hacían en esa posición y sentirlo tan profundo la estaba enloqueciendo por completo, sus movimientos eran cada vez más rápidos y fuertes, ambos estaban completamente perdidos en el placer de sentirse el uno al otro.

Así continuaron por el resto de la noche hasta que ambos quedaron completamente agotados físicamente que en menos de 2 segundos cayeron rendidos a los brazos de morfeo.