Blanca Como La Nieve

Me duché rápidamente. Sequé mi cuerpo y el exceso de agua del pelo con una toalla y me puse la ropa interior. Cuando salí a mi habitación Lina estaba sentada en mi cama.

—¡Lo sabía!, te has metido en la ducha cuando me has escuchado llegar — la morena me miraba con el ceño fruncido.

—Sí, lo siento. Últimamente la fama de impuntual te la voy a quitar yo — dije abriendo el armario y sacando un vestido negro ceñido al cuerpo con tirantes anchos.—

—Bueno,te perdono a cambio de que me cuentes cómo es tu mate. ¿Es guapo?, ¿es bueno en la cama? —mi amiga se acomodó en mi cama.

—¡Lina! —le di un manotazo en el hombro

—¡Oye!, lo he preguntado finamente.—

Me puse el vestido que me llegaba a la mitad del muslo y empecé a secar mi melena castaña con el secador. Cuando ya estaba prácticamente seca la morena se levantó y se puso a mi lado mientras me hacía un sutil maquillaje.

—Bueno,¿ me vas a contestar? — preguntó quitándome el rimmel de la mano y aplicándolo.

—Sí y sí —

—Podrías extenderte un poquito más en tu respuesta —

Me reí por el ceño fruncido de mi amiga por no obtener detalles de como era mi pareja.

—No te rías que voy a pintarte los labios— la morena terminó de maquillarme y me miró de arriba a abajo — ¡Divina como siempre!, ahora empieza a hablar perra—

—Está muy bueno, es alto, rubio, ojos color miel, un cuerpo de infarto. Está bueno nivel dios griego— en nuestra escala de valoración del físico de los chicos, el nivel dios griego era lo máximo.

—¡Joder como me digas que folla bien te voy a envidiar mucho perra! —

— Folla muy muy bien— no pude evitar recordar escenas de nuestro celo — me encanta como a veces es dominante y otras disfruta de que yo sea la que domine. Sabe justo donde y como tocarme y su boca, ¡oh dios!, su lengua sabe hacer cosas que yo ni imaginaba que se podían hacer. Follando también es nivel dios. Y luego es dulce pero a la vez no deja de meterme caña ,es gracioso y tiene una sonrisa que me derrite.—

—Estás coladita por él —se rió mi amiga—parece que te has llevado el premio gordo de los mates. —

—Sí, es.. —me quedé pensando — es una pasada. Todo esto de los mates y las parejas destinadas. Es algo alucinante— guardé mis cosas en mi bolso y entonces lo vi, el blister de mis pastillas anticonceptivas. Pastillas que se habían quedado en mi bolso en el bar del que tuve que salir corriendo.

—Sí, es algo increíble. Espero encontrar pronto a mi mate. Mientras— salimos de mi habitación rumbo a la puerta de la casa— probaré a los papasitos guapos que se me pongan por delante— susurró esta última parte para que no la escucharan mis padres.

—Adiós papá, mamá, nos vemos en el restaurante—

—OK cariño—

Nos montamos en el coche de Lina y tomamos la carretera principal rumbo al único hotel que había en Greenforest.

—Conduce hacia la farmacia—le pedí a mi amiga

—¿Qué?, queda en la otra punta del pueblo—se quejó la morena.

—Necesito ir a la farmacia ¡ahora! — exigí

—¿Pero que mosca te ha picado? ¿Porqué tanta urgencia? —

—¿Ves esto? —le enseñé el blister de la píldora anticonceptiva.

—Sí, claro, tus pastillas, te las he llevado hoy junto con tu bol.. —mi amiga se dio cuenta en ese momento de lo que quería decirle y cambió de dirección —No habéis tomado otro tipo de precauciones supongo—

—Supones bien. No tenía mi mente muy clara para pensar en eso. —

—Es normal, en el celo tu loba quiere aparearse con su pareja a toda costa para procrear, en lo último que te dejaría pensar es en ponerle un condón a su macho—se burló mi amiga.

—Pues lo último que me hacía falta es quedarme embarazada, ya he tenido demasiadas sorpresas en mi vida últimamente —

Lina aparcó al lado de la farmacia, compré la pastilla y me la tomé camino del hotel.

Al llegar, Kai ya estaba en la entrada esperándonos. Estaba guapísimo con un pantalón gris y una camisa negra que se ceñía a su imponente figura. Solo hacía unas horas que nos habíamos separado pero yo tenía la sensación de que había sido mucho más tiempo.

—¡Guau!, ¿ese pivón es tu mate? —

—Sí —una tonta sonrisa se instaló en mi cara.

Paramos el coche y nos bajamos. Empecé a andar en dirección a donde estaba Kai pero mi amiga me detuvo agarrándome del brazo.

—Espera, es un Alfa— dijo la morena olfateando el aire como si yo entendiera a que se refería.

—¿Un qué? —

El rubio venía ya en nuestra dirección.

—¡ Y no cualquier Alfa, tú mate es Alfa Kai, el Alfa de ciudad Amatista!. ¿En serio?, no me lo puedo creer — Lina estaba tan emocionada que pensé que en cualquier momento se iba a desmayar.

—¿Lo conoces? —

— Y ¿quién no?, bueno, por lo menos en el mundo sobrenatural. —

Kai llegó hasta donde estábamos nosotras y estoy segura de que mis mejillas se enrojecieron cuando nuestras miradas se encontraron.

—Hola Kai— dije inhalando el delicioso aroma que desprendían el rubio.

—Hola muñeca — se acercó a mí y me dio un beso en los labios.

—Hola Alfa— mi amiga agitó la mano saludando como si le fuera la vida en ello.

—Hola, tu debes de ser Lina, la prima de Crystal—

—Sí,¡ esa soy yo! —

Hecha las presentaciones nos montamos en el coche de Lina rumbo al restaurante.

En el trayecto la morena no paró de elogiar a Kai. Podría haber juraro que el rubio estaba abrumado por tanto piropo.Llegamos al restaurante y mis padres ya estaban dentro sentados en una mesa.

—Hola papá, hola mamá, él es Kai —

Mi padre le estrechó la mano sin mucho afán, mi madre, sin embargo, le dio un par de besos sonoros en ambos lados de la cara.

—¡Encantados de conocerte Kai!, mi nombre es Gina y él es mi marido Keaton.—

Nos sentamos y pedimos la comida.

—Bueno Kai, háblanos de tí, ¿eres de ciudad Amatista? — mi madre preguntó con una mirada amable.

—No sólo es de ciudad Amatista— interrumpió mi amiga emocionada—¡Es el Alfa de la manada Amatista!, ¡es Alfa Kai! Y Samy ¡va a ser Luna! –

Mis padres se miraron por un segundo y luego fue mi padre el que habló.

—Es un honor conocerle Alfa Kai. —

—Kai, solo dígame Kai—

—Me van a explicar ahora mismo que es eso de luna, alfa, beta y todo el alfabeto griego y ¿Cómo es que vosotros sabéis de eso? — exigí mirando a mis padres.

—Cariño, desde que llegaste a nuestra vida sabíamos que no eras normal. Tu fuerza, lo rápido que te curabas cuando te hacías una herida, tus reflejos...— mi madre bajó su mirada —Mi abuelo fue un lobo , ninguno de sus descendientes heredamos esa cualidad pero conocíamos su historia. No dudamos en mudarnos a la manada de mi abuelo para que te criaras entre los de tu especie. No te hemos contado nunca de la existencia de los lobos pero nosotros sí que conocemos todo sobre ellos. Sabíamos de los mates,la pareja destinada a la que la diosa Luna te une de por vida. Los Betas, la mano derecha del líder de la manada. Mi abuelo fue el Beta de Greenforest durante mucho tiempo hasta que se mudó con mi abuela a una ciudad humana. Y los Alfas, los lobos más fuertes que existen, los líderes de las manadas. Para que lo entiendas mejor, una manada es como una ciudad, el Alfa es como el alcalde y el Beta su teniente de alcalde. —

—Y yo voy a ser la alcaldesa consorte —afirmé con un tono burlón.

—¡Oh, no!, la Luna de una manada es mucho más que eso, es como la primera dama — chilló mi amiga

Al escuchar sus palabras no pude evitar escupir el sorbo de refresco que acababa de tomar.

—Cariño ¿estás bien? — mi madre se apresuró a limpiarme con una servilleta.

—Sí, solo... Necesito tomar el aire, mucha información que procesar— me levanté de la silla y me encaminé hacia la salida del restaurante. La brisa fresca de la noche me golpeó. Era principios de verano y todavía refrescaba en la noche.

En un lateral de la terraza exterior del restaurante había un pequeño muro de piedra. Me senté en él apreciando las preciosas vistas que había de Greenforest desde allí.

Pasaron solo unos minutos antes de que el aroma de mi pareja penetrara en mis fosas nasales.

— Siento que hayas tenido que enterarte así de las cosas. Me gustaría haber tenido más tiempo y poder haberte ido contando poco a poco. — El rubio se sentó a mi lado.

—Así que los mates están destinados a estar juntos por el resto de su vida —

—Sí, bueno, quiero decir, yo quiero estar contigo por el resto de mi vida pero nunca te voy a obligar a nada. Te dije que lo haríamos a la manera humana y lo mantengo. Tendremos una relación y si en algún momento no quieres seguir con ella, por mucho que me duela te dejaré ir—los ojos color miel del rubio irradiaban sinceridad y también dolor en la última parte de la frase.

—Me parece bien—

Kai agarró mi mano con las suyas y la besó.

—Creo que según la manera humana debería preguntarte una cosa— lo miré con cara confundida —¿Quieres ser mi novia?—