Venciendo El Pasado

Maried está sorprendida porque los profesores son muy exigentes, y aunque sólo tengan un (1) alumno, igualmente dan la clase.

Hoy estaba conociendo a una profesora de la materia: Histología, ya le habían dicho que esa docente era terrible como su materia y que aplazaba a todos los estudiantes siempre.

Cuando fue su turno Maried se presentó con la misma sonrisa, alegría y ternura de siempre y la profesora no le dijo nada pero su mirada se vió complacida con la nueva alumna.

La profesora era muy observadora y se dió cuenta de que un grupo de estudiantes no prestaban atención y pasaban gran parte de su tiempo conversando sin importarles su propio aprendizaje.

La docente era muy dinámica en su clase y continuamente hacía preguntas sobre el tema que estaba dando y se fijó que aquella pobre y dulce joven era la única que siempre levantaba la mano para participar. Eso le agradaba mucho a la profesora, ya que tenía tiempo (años) que no tenía a un alumno tan preocupado y participativo en la clase.

Pero la profesora puso en práctica su estrategia de siempre, preguntaba de manera personalizada a cada estudiante. Y ella se sintió muy decepcionada al darse cuenta que ninguno tenía interés de aprender y se decía: "cómo es que ellos quieren ser médicos y velar por la salud de las personas, si ni siquiera estudian y se preparan?".

Cada vez que Maried veía que nadie respondía, rápidamente levantaba la mano para pedir la palabra y participar. Ella lo hacía en primer lugar porque quería demostrar su amor y pasión por su carrera universitaria y en segundo lugar, para que la profesora no les siguiera preguntando a sus compañeros de clase.

Pero pasó algo, en una de sus participaciones el mismo grupo de siempre, y sin ningún tipo de vergüenza con la docente, empezaron a burlarse de ella y a decirle que como ella, siendo tan pobre, maloliente e insignificante pretendía decir que era estudiante de Medicina, y peor aún, cómo ella creía que podría llegar a ser médico. Maried se quedó callada y le preguntó a la profesora si podía continuar, a lo que le respondió la docente: "no quiero que hables más, siéntate". A la joven se le nubló la vida, ella pensaba que los alumnos habían influenciado en la educadora. Pero obedeció... Cerró su boca y se sentó.

La profesora se puso en pie en la parte delantera del aula, allí respiró profundo y mirándolos a todos, se quitó sus anteojos y los colocó en el escritorio.

Ese día todos, sin excepción, tuvieron la mayor lección en sus vidas.

La docente dijo: "quieren hacer escarnio de Maried? Muy bien, vamos a hacerlo, yo les daré permiso".

Y la llamó. Maried se levantó y se puso en medio de todos ellos y la profesora les dijo: "aquí la tienen, es el momento que tienen para decirle a ella todo lo que ustedes quieran ".

La dulce joven estaba aterrada, ya que no sabía que iba a pasarle. Y en ese momento, uno por uno fueron gritándole todo lo que no les gustaba de ella, las únicas que sufrían con todo aquello eran Pili y Wendy, las amigas de Maried. Una de sus compañeras de aula hasta le dijo: "no ves que tú no combinas con la carrera. En mi casa hay un puesto de cachifa vacante, sería bueno para que limpies con tu lengua el piso por donde yo camino".

Maried ya no podía contener tantas humillaciones y maltratos y comenzó a llorar. Ellos, al verla llorar, disfrutaron el momento y se burlaban y el grupo detestable decía: "vencimos a la pobretona".

La dulce joven se había convertido en el centro de atracción y víctima de su clase. Levantó su mirada en busca de la profesora, y la vió allí, parada en una esquina, inmutable, impenetrable y con una mirada firme.

Cuando la profesora Darleny se dió cuenta de que ya nadie decía nada, ya que lo habían dicho todo les dijo: "suficiente, Maried ya terminó tu turno. Ahora voy a escoger a otro para que pase al frente... Hubo un gran silencio y se miraban con asombro los unos a los otros, ya que no esperaban eso, el único objetivo era escarnecer a la zarrapastrosa, pero ahora qué sucedería? ¡Por qué la profesora quería pasar adelante a otra persona!

Atónitos esperaban la decisión de la profesora y en ese momento, dijo: "tú, cómo te llamas?". Le preguntó a la líder del grupito que continuamente se burlaba de Maried. Ella le respondió: "María, mi nombre es María y no entiendo por qué razón pregunta mi nombre?". La docente la miró y le dijo: "María es tu turno de pasar al frente". La estudiante no podía creer lo que escuchaba y con chocancia y autoridad le respondió: "ni loca pasaré al frente, por si no lo sabe mi papá es el decano de la Facultad de Medicina, qué triste por usted, tendré que acusarla".

En ese momento tanto la profesora como Maried y sus amigas entendieron la conducta de abuso de María, porque claro, iba a ser justificada por todas sus malas actitudes y mal comportamiento, ya que su papá tenía un cargo de peso en la universidad.

Maried y sus amigas creían que la educadora estaba humillándola al igual que los otros, pero no fue así; ella quería darle una lección dolorosa al ego y altivez de María, pero para eso, primero debía pasar al frente la dulce y pobre joven.

La profesora respiró profundo nuevamente y le respondió: "Alumna María, lo que menos quiero es incomodarla y perdón por lo que voy a decir pero realmente a mí no me importa si su papá es el decano de la facultad de medicina, o mejor aún, si quiere puede ser hasta el presidente de la República, pero en mi aula de clases mando yo, y así como usted y sus compañeros celebraron cuando le tocó pasar a Maried, ahora usted también tiene que pasar adelante, o seré yo quien entable una conversación seria con su papá".

Ya las cartas estaban jugadas y adivinen qué sucedió?