Mar, es la niña más hermosa de San Diego, inocente, dulce y soñadora, pero todo eso cambió, el día que un monstruo puso sus ojos en Ella, ultrajandola de la manera más cruel e inmoral, quitandole todo su valor y sus ganas de vivir.
Sin embargo, a pesar de estar entre las cenizas, con su vida destruida, Marysol encuentra en su interior la fuerza y valentía para escapar...
El camino no es fácil, salir del dolor tampoco lo es, pero con amor todo es posible...
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Una desicion determinante.
(Mar)
Sé que mi vida, no tiene un rumbo fijo, no tengo un camino por el cual seguir, no tengo una razón para soñar por un futuro mejor; mucho menos una razón que me dé fuerzas para resistir el presente.
Pero tengo a alguien en el pasado, y es increíble, pero quiero dar honor a ese niño, que me amó sin condicion alguna, y si, puede ser que no tenga por quién vivir, pero si tengo a quien recordar.
Así que, este es mi último día en san diego.
No me despediré de nadie, ni siquiera dejaré una nota, porque si dejo algún dato, me encontrarán y me perseguirán, hasta detenerme de nuevo.
Me pregunto, si es necesario que haga esto, si vale la pena, como lo dije antes, no tengo nada ni a nadie.
Pero, si muero aquí, en estas condiciones todos se darán cuenta y le contarán a Rodri como murió la niña que él llamó su tesoro.
Pero si me voy, solo le dirán que un día simplemente, ya no la vieron más y quizá él, se pueda quedar con un buen recuerdo de Sol, la niña feliz que fui, y ya no soy...
Trato de organizar mis pensamientos, debo hacer un plan y debo hacerlo a prisa.
Así que lo primero que hago es ponerme tres mudas de ropa, pongo primero un short y un top de algodón, sobre mí ropa interior, luego de eso un pantalón tipo deportivo y una playera o remera y por último una camisa manga larga a cuadros y un jeans, coloco mis tenis más cómodos y una gorra, decido enrollar mi cabello y cubrirlo totalmente.
Me veo en un viejo espejo que tiene mi abuela, y es justo lo que quiero, tener una apariencia diferente, aquí siempre me han visto con mi castaño y risado cabello suelto, así que si lo oculto bajo la gorra me veo diferente.
Voy a la cocina y preparo un par de sándwich, dos galletas, una botella con agua, una lata de soda y por gracia de Dios encuentro unos cuantos caramelos.
Esto me ayudará, a sobrevivir por este día.
Por último, abro una gabeta donde se que mi abuela guarda dinero para los recibos de luz y allí esta el recibo con el dinero sobre El.
Tomo las monedas y solo un billete, con ese dinero, puedo salir esta cuidad y llegar a la capital de mi país, allá veremos como hacer, para conseguir más dinero, quizá podría llevármelo todo, pero mi abuela lo necesitará.
En una mochila pequeña, perfecta para cargarla en la espalda, guardo la caja de madera con mis tesoros adentro, en este momento desearía que la caja fuera más pequeña, también guardo la provisión de comida y una pequeña libreta de apuntes con su lápiz, me quedo pensando y creo que eso es todo lo que necesitó.
Llevo mi teléfono móvil con su cable para recargar la batería, mis audífonos y eso es todo.
Voy a escapar, si a los 18 años escaparé de esta vida, de esta realidad que me agobia, y la verdad no sé si lo que viene es diferente, pero por lo menos no moriré sin haber intentado cambiar mi realidad.
Veo la puerta, de valcon metalico, esta poco abierta, camino hasta ella, me asomo y veo que Francisco está en el poste de la esquina, su pie está flexionado sobre el poste de concreto, tiene un cigarro encendido en su boca y su mirada fija hacia esta casa.
El pánico vuelve a mi, mi respiración se acelera de tanto miedo, aunque es temprano estoy sudando helado, mi cuerpo empieza a sentir escalofríos y ese incontrolable temblor, en mis manos y piernas se apodera de mí, se que mi cuerpo esta pidiendo una dosis más, para estar tranquilo o por lo menos, para seguir muriendo con tranquilidad.
Quiero ir corriendo, hasta esa esquina donde esta Francisco y suplicar por un poco de droga, se que es fácil conseguirla con Él, pero por primera vez, me digo a mi misma,
"Mar, debes ser Fuerte"
Pienso en lo que acabo de decirme, y no hago más que carcajearme escandalosamente, como loca me carcajeo, de la parodia que es mi vida.
La seriedad me vuelve en un segundo, así están mis emociones, tan cambiantes e incontrolables, en un segundo muerta en risa y al siguiente segundo sería o triste.
Pero quiero ser Fuerte, Yo tendria que ser la fuerte, no El.
Yo la débil Mar, debo ser fuerte, para que el Fuerte no me tenga ni una sola vez más en sus garras.
Vuelvo a carcajearme y vuelvo a quedarme seria en un segundo.
Estoy enloqueciendo...
De nuevo pienso, que ahora tengo mi tesoro y eso me da una chispa de esperanza.
trato de tranquilizarme y cuando la serenidad viene a mi, levanto mi cabeza y aunque lo que veo es el techo, yo imagino el cielo y recuerdo a mi tia Melida.
Asi que me arrodillo, allí detrás de la puerta, con serenidad y en voz alta le digo a ese Dios.
No te conozco, ni siquiera estoy segura que en realidad existes, no se lo que haces, ni lo que puedes hacer, pero si quieres, puedes enseñarme; no sé si me oyes, mi tía dice que a Ella si, así que si me estás oyendo a mí, quiero pedirte dos cosas; la primera es que me quites estas ganas de drogarme, que ayudes a mi cuerpo a estar bien, que yo tenga fuerza de voluntad.
Lo segundo que me ayudes a escapar, ahora mismo y me dirijas a donde ir, porque yo no lo sé.
Eso es todo, gracias, que tengas buen dia... ahhh no, no no... espérame, hay algo mas, no quiero ir sola debo tener compañía, nesecito ir conversando con alguien, así que no te quedes aquí, vente conmigo, se que soy asquerosamente patetica, pero mi tia dice que Tú, no haces acepción de personas, asi que vamonos de aquí.
Me levanto, suspiro y no a pasado nada extraordinario, no apareció un mapa o dos Ángeles que yo pueda ver.
Pero, ya no estoy temblando...
Vuelvo a abrir la puerta y Francisco, sigue allí.
Por una extraña razón, ya no tengo miedo así que, salgo de la casa cierro la puerta y empiezo a caminar, con mi mochila en la espalda.
El Fuerte me esta viendo, así que a lo lejos hago un gesto levantándole la cabeza y bajándola de nuevo.
Ante mis ojos veo, como el maldito hombre sale caminando hacia su casa, que está a unas cuadras de la casa de mi abuela, quizá piensa que voy tras de Él, cuando llego a esa esquina y volteo no hay nadie, así que camino lo más rápido que puedo en dirección contraria, de milagro va un pequeño transporte de 3 ruedas al que le llamamos moto taxi le hago señal de parada y le pido que me lleve a la terminal de buses de la pequeña ciudad San diego...
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Eso de verdad me ayuda mucho... mil gracias.