Dicen que la historia la escriben los vencedores.
Que los héroes son solo villanos que supieron contar mejor su versión.
Yo no crecí con cuentos de hadas.
Crecí con sus sombras.
Mi nombre es Hope Michelson.
Soy la hija de una loba alfa y del híbrido más temido del mundo.
Llevo en la sangre la magia de los brujos, la furia de los licántropos y la sed eterna de los vampiros.
Mi linaje está marcado por la tragedia, la traición… y el poder.
Durante siglos, mi familia fue temida por todos.
Hasta que fueron malditos, encerrados en un sueño del que solo yo puedo liberarlos.
Pero para hacerlo, debo encontrar al Doppelgänger.
Y tomar su sangre.
Esta es mi historia.
La historia de una heredera sin reino,
de una hija sin padre,
de una bestia con corazón humano.
Mi historia… y la de un linaje maldito.
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capítulo 10
Stefan, aún procesando la historia que le acababa de contar, guardó silencio un momento y luego preguntó.
—Pero... si tu familia en su origen eran brujos, ¿cómo es que tu padre se convirtió en un híbrido?
—Mi padre fue fruto de un amorío que mi abuela tuvo con un licántropo. Ella logró ocultarlo a todos, pero cuando mi padre se convirtió, el ansia y su instinto de caza eran más fuertes que en los demás. Descontrolado y eufórico, una noche no tuvo autocontrol y cobró su primera vida...
—¿Así es como se activa la maldición? Creía que los hombres lobo, al llegar a cierta edad, podían transformarse a voluntad.
—No sería una maldición si fuera así... Los hombres lobo nacen con el gen licántropo, pero solo se activa cuando matan por primera vez. Cuando mi padre se transformó frente a los ojos de mi abuelo, éste enfureció. Mi padre era la prueba de la infidelidad de mi abuela, y un símbolo de traición. Furioso, convenció a mi abuela de bloquear con un hechizo el lado licántropo de mi padre, cortando toda conexión con los lobos.
—Tu abuelo parecía ser todo un idiota...
—Lo es. Con los años se convirtió en el verdugo de su propia familia, los aterrorizó por siglos. Tanto fue así, que mi familia optó por abandonarlo y vivir lejos de él.
—¿Él también se convirtió?
—Sí. Pero tras lo que le hizo a mi padre, mis tíos lo abandonaron y se unieron a mi padre en su camino inmortal. Con el tiempo, Niklaus encontró la forma de romper el hechizo y entonces se convirtió en una amenaza para todos.
—¿Por qué dices eso?
—En sus primeros años como híbrido, buscó crear más de su especie, y fue entonces cuando las brujas empezaron a temerlo. Los híbridos de hombre lobo y vampiro son más poderosos que cualquiera de los dos por separado. Además, pueden salir a la luz del día sin anillos, y controlar su transformación a voluntad, incluso en luna llena. Era una especie superior. Temiendo un nuevo orden donde ellas salieran perjudicadas, las brujas intentaron matarlo en varias ocasiones.
—¿Y qué pasó con tu madre?
—Mi padre conoció a mi madre, una loba alfa, quien se enamoró de él a primera vista. De ese amor nací yo. Al romperse el hechizo que bloqueaba su lado licántropo, también desbloqueó su parte humana, y sin saberlo me engendró. Cuando las brujas lo supieron, quisieron matarme antes de nacer. Intentaron varias veces y casi lo logran... Afortunadamente sobreviví, pero mi madre murió al darme a luz. Así comenzó la guerra entre mi familia y las brujas, y en esa lucha perdimos.
Stefan, aún digiriendo todo, añadió:
—¿Dices que la culpa de todo lo que pasó con tu familia es de las brujas?
—No de todas, sino de una en particular... La bruja original.
—¿La bruja original? —preguntó Stefan, intrigado.
—Se llama Esther. Fue la matriarca de las brujas y, aunque en su momento fue sabia y poderosa, su ambición la llevó a decisiones terribles. Creía que los híbridos eran una abominación que debía erradicarse. Su odio hacia mi padre y su deseo de mantener el control la llevó a tramar un plan que destruyó a mi familia.
—¿Y qué pasó con ella? —inquirió Stefan, con la mirada fija en mí.
—Mi padre, desesperado por protegernos, se enfrentó a ella en una batalla épica. Al final, Esther logró escapar, pero su legado de odio y venganza persiste. Las brujas que la siguen creen que deben eliminar a todos los híbridos, y eso incluye a mí.
—Eso suena aterrador. ¿No hay forma de detenerlas? —preguntó Stefan, preocupado.
—He buscado aliados, pero la desconfianza entre las razas es profunda. Los vampiros temen a los híbridos, los hombres lobo desconfían de los vampiros, y las brujas ven a todos como enemigos. Es un ciclo interminable de odio y venganza. Por eso he preferido estar sola, buscando cómo romper el hechizo.
Stefan no dijo más, solo agregó:
—Muy bien... ¿y ahora qué haremos?
—Primero debemos irnos de aquí. Ya tenemos lo que necesitamos del pueblo. Ahora iremos a Roma, Italia. Allí está mi familia y los ingredientes para romper la maldición.
—¿Italia? Vaya... esto sí que es repentino. Debo avisarles a mis padres que me iré...
—¿Tus padres?
—Sí, y más porque anoche no llegué a casa y seguro están preocupados.
—Entiendo. Vamos a tu casa y luego nos iremos.
—Está bien, pero si no te molesta, me gustaría hablar con ellos a solas...