Estoy a punto de casarme con un hombre cruel y sin sentimientos y todo por pagar una deuda familiar, mi nombre es Sofía Gómez y el hombre que me compro se llama Adrik Ivanov, su nombre lo define a la perfección, ya que el es un hombre cuya oscuridad y frialdad te abraza con solo una mirada.
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Capitulo VII El mejor amante del mundo
— Gracias Adrik, sabía que tú nos ayudarías. — dijo Mirian de forma lastimera.
Su yerno solo se limitó a asentir con la cabeza, él era un hombre frío y no le importaba en lo más mínimo la familia de su esposa, él solo los estaba ayudando por el acuerdo que firmó con su esposa.
Sofía estaba en la habitación de su padre, Juan Carlos Gómez, era un hombre de sesenta años, a pesar de ser un hombre frío cuando estaba en presencia de su hija menor su semblante cambiaba, él la había obligado a casarse con Adrik por recomendación de su esposa Mirian, y como había dado su palabra no podía retractarse, pero el día de la boda cuando vio la tristeza en el rostro de su hija quiso parar aquella farsa, solo que Mirian no lo dejo, ofender a los Ivanov era una sentencia de muerte.
— Cómo te trata tu esposo, hija?. — pregunto Juan ya con más fuerza.
— Bien papá, al menos no me maltrata. — respondió la muchacha con una sonrisa fingida.
— Me estás diciendo la verdad?.
— Si papá, no tendría por qué mentirte.
— Veo tus ojos apagados, ya no tienen el mismo brillo que antes.
— Estoy preocupada por ti, eso es todo, ahora descansa, mañana volveré a verte y espero que estés mejor.
Sofía se despidió dándole un beso en la frente a su papá, al salir vio a Alina hablando con su Mirian, las dos tenían una gran sonrisa en sus rostros.
— Pero miren nada más quien está aquí, no es más que la señora Ivanov. — comento Alina de manera burlona.
— No estoy de humor para tus estupideces. — respondió Sofía tratando de ignorarla.
— Me dijeron que tu esposo es, como se diría, bueno que no sabe cómo hacer el amor, dicen que es una bestia salvaje sin sentimientos, ja, ja, ja. — siguió burlándose Alina.
— El que te dijo eso debe ser un resentido social, porque Adrik es el mejor amante del mundo, es atento, es cordial y sabe cómo complacer a una mujer, así que mejor ahórrate tus comentarios.
Esas palabras fueron escuchadas por Adrik, él sonrió de manera natural, pero sabía que esas palabras no eran ciertas pues la primera vez que estuvo con ella la trato muy mal y además lo que decía Alina era cierto a él le gustaba el sexo rudo.
— Ya terminaste de hablar con tu familia. — dijo Adrik muy serio.
— Así es, estoy muy cansada y me gustaría descansar un poco. — respondió Sofía sin emoción.
— Entonces vayamos a casa.
Los dos salieron del hospital agarrados de la mano, si querían que la farsa no se descubriera él tenía que hacer todo lo posible para demostrar que tenía sentimientos por su esposa.
Al llegar al auto, Adrik como todo un caballero abrió la puerta del copiloto para su esposa, ella sorprendida acepto el gesto de amabilidad y se subió al auto, unos segundos después el carro fue puesto en marcha por Adrik.
— Así que soy un buen amante, atento y cordial. — dijo Adrik en tono burlón.
— Solo lo dije por decir, la verdad es que eres una bestia sin sentimientos que sabe cómo lástimar a las mujeres. — respondió tranquila Sofía.
Adrik no dijo nada más, él solo se limitó a conducir, una media hora después llegaron a una enorme casa, Sofía sabía que está no era la mansión Ivanov, donde vivían los padres y abuelo de Adrik.
— Pensé que viviríamos en la mansión. — comento Sofía.
— No voy a arriesgarme a que nos descubran, así que le dije al abuelo que viviríamos en nuestra propia casa.— Explico Sofía.
— Al parecer el abuelo no es fácil de tratar.
— Ni te lo imaginas, él es un hombre frío y arrogante, que le gusta que las cosas se hagan como él dice.
— Si ya lo imaginé.
Sofía bajo del auto sin esperar a que Adrik le abriera la puerta, camino a la entrada de la casa seguida de su esposo.
— La cerradura se abre por medio de huellas digitales. — dijo Adrik abriendo la puerta usando un escaneo a su mano.
— Por qué tanta seguridad?. — pregunto Sofía confundida.
— Somos de la familia Ivanov y créeme cuando te digo que los enemigos nos acechan.
Adrik tomo con delicadeza la mano de Sofía y la coloco en un sensor que estaba dentro de la casa, luego procedió a colocar algunos datos y listo la mano de Sofía quedó registrada para abrir cualquier puerta dentro de la casa.
— Pensé que la seguridad solo sería para entrar.
— No cariño, cada puerta tiene su propio código de seguridad, si alguien logra entrar a la casa, tienes muchas otras habitaciones donde esconderte mientras llega la ayuda.
Tanta seguridad era ilógica, ni que pertenecieran a la mafia rusa o algo así.
Adrik llevo a Sofía a conocer la casa y por último dejo la habitación que compartirían.
— Aquí si hay sofá. — comento Sofía.
— Si, pero ni creas que dormiré ahí. — respondió Adrik.
— No te preocupes, yo puedo dormir ahí.
— Pensé que teníamos un trato.
— Si, pero eso no incluye amanecer juntos en la misma cama.
— Tienes razón, espero que te aproveche el mueble ese.
Adrik entro al baño, estaba molesto, pues Sofía era la primera mujer que no quería dormir en la misma cama que él.
"No entiendo a esa niña, todas las mujeres mueren por estar en mi cama y ella se da el lujo de rechazar mi compañía"
Media hora después salió del baño envuelto en una toalla que solo cubría de la cintura para abajo, dejando al descubierto su escultural figura.
— Realmente es necesario que salgas así?. — dijo Sofía mirando hacia otro lado.
— Deberías acostumbrarte, pues ni modo que hagamos al bebé vestido. — respondió Adrik sonriendo.
— Mejor me voy y te dejo vestir.
Sofía intentó salir de la habitación, pero Adrik la tomo de la mano y la acercó a él, la muchacha para evitar la cercanía coloco las manos frente a ella posándolas sobre el pecho de Adrik, está acción lleno de deseo al hombre, el cual empezó a tener una respiración bastante pesada.
— Qué se supone que estás haciendo?. — pregunto Sofía asustada.
— No es obvio, quiero estar con mi esposa. —
Sofía empezó a temblar bajo el agarre de su esposo, ella no tenía ni idea que cada movimiento que ella realizaba llenaba de deseo a su esposo, cuando Adrik no pudo controlarse más se adueñó de la boca de su esposa dejándola sin aliento.