Llevaba años sufriendo el rechazo del chico que amaba, sin embargo en su corazón albergaba la esperanza de que él tarde o temprano correspondería a sus sentimientos pero una noche tras un desagradable descubrimiento se dará cuenta que necesitará algo más que amor incondicional para conquistarlo, un poco de ayuda de su profesor de confianza.
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La preocupación de Adrián
Dentro de su pequeño grupo de amigos, Natalia era considerada la chica tímida, dulce y hasta insegura; sin embargo, desde que Adrián le había pedido que fuera su novia, ella había tratado con todas sus fuerzas dejar de ser ese tipo de chica, no hasta el punto de cambiar quien era en esencia, pero si buscaba la manera de ser más atractiva, más seductora, esto era solo cuando estaba con él, lo que menos quería era que se aburriera de ella y la cambiara por alguien más. No era el caso porque Adrián la amaba, lo demostraba cada día, era un novio atento y considerado; también cariñoso y detallista y de una personalidad tan agradable que sabía que cualquier chica estaría feliz de estar con él, ella lo estaba y no quería perderlo.
Natalia había ido de compras con su hermana mayor el fin de semana pasado y no había tenido oportunidad de mostrarle a su novio, en primera porque moría de la pena, era ropa demasiado atrevida para ella; segunda porque no había tenido oportunidad, lo había intentado la noche del viernes pero Adrián había bebido mucho y no estaba en condición para “eso”. Pero ahora era un buen momento, sus padres casi nunca estaban en casa y su hermana se había mudado a vivir sola; las tardes las pasaría ella sola en casa, y ya había pasado un mes desde la última vez que habían tenido intimidad, ella lo deseaba y aunque Adrián no lo dijera, estaba segura de que él también lo deseaba; fue por eso que cuando se acercó a él para besar su cuello y buscar sus labios, le pareció raro que su novio estuviera tan poco participativo, ella de ninguna manera seria capaz de proponérselo, opto por ser más osada y mordió sutil pero segura el lóbulo de su oreja, esperando que Adrián entendiera lo que ella quería y se decidiera por fin a proponerlo. La reacción del joven no fue lo que ella esperaba, quizá sería por estar en esa banquita del parque a la vista de la gente que pasaba, aunque si lo pensaba bien, eso era algo que la apenaba a ella, no a él, así que continuo paseando una de sus manos por el abdomen de su novio, rozando con sutileza la cintura del pantalón; pero aun así había algo que mantenía la mente de Adrián lejos de ella. El joven suspiro, pero no por sus besos de la chica.
—¿Qué te pasa amor? —se separó al darse cuenta que no iba a conseguir nada. —hay algo que te molesta.
—Nada es solo que … creo que Alex es un imbécil —dijo apretando ligeramente su puño pero con un tono de voz frustrado más que enojado.
—¿Se pelearon? —preguntó Natalia curiosa dejando de lado sus intenciones.
—No, pero es que … no creo que se dé cuenta de que lastima Dani con lo que hace.
—Ahh, de eso se trata—. Adrián no se dio cuenta de la molestia de la chica y continúo hablando.
—Es que desde que regreso parecía que ahora si quería andar con ella, no me ha dicho nada, pero es algo que se nota; solo que… hoy fuimos al salón de Gael —Natalia lo miro un poco confundida —el amigo de mi primo Liam, el hermano de Dani.
—A ya se el profesor de bioquímica.
—No se si da esa clase ¿tomas clase con él? — Adrián era un poco despistado a veces — bueno el caso es fuimos a esperar a alguien y cuando vi a Dani llegar creí que Alex iba a buscarla a ella, pero resulto que iba por alguien más y Dani se dio cuenta de todo.
—Pobre de tu prima —Natalia y Daniela no eran grandes amigas, su relación se limitaba a saludarse, coincidir en alguna reunión de amigos o en alguna comida familiar, claro que eso no era motivo para no sentirse mal por ella, Natalia ya había sufrido cuando Adrián salía con otras, cuando él ni siquiera sabía que ella estaba enamorada de él, entendía muy bien lo que la prima de su novio podía sentir.
—Pues sí, y me sentí muy mal cuando vi su cara, trato de disimular, pero… —Natalia no podía evitar sentirse un poco celosa por la preocupación que siempre mostraba Adrián por su prima; sin embargo, desecho esos celos antes de que anidaran en su pecho ya que solo eran producto de su propia inseguridad.
—Quisiera poder hacer algo por ella —Natalia era sincera, sabía que Adrián la quería mucho, como a una hermana y por eso se preocupa por ella.
—Solo que le cambiáramos el cerebro a Alex— sonrió, aunque su sonrisa se esfumo muy pronto —Ojalá y Daniela se diera cuenta que Alex no es el hombre que ella necesita, que, aunque se fije en ella y le preste un poco de atención, él no va a poder amarla como ella merece.
—Ni como ayudarla, el corazón no entiende de razones y las personas tendemos a aferrarnos a alguien, aunque nos haga sufrir.
—Eso lo dices por mi —Adrián abrazo a la chica rodeando su cintura y escondiendo su rostro en el cuello de esta. El aliento del joven chocando con su piel, ocasiono un cosquilleo placentero, después de todo si tendría oportunidad de mostrarle su ropa nueva.
