Amores que se volvieron a encontrar, pero todo vuelve a cambiar cuando el Ejército de Benjamín Walton, la Medicina de Diana Santos, Sofía Sandoval y la Mafia que domina Arnaldo Benzema crucen sus límites y sus caminos y se vuelven uno para llegar a Legendaria, aquel cargamento que los hará derramar Sange, sudor y lágrimas que los hará renunciar a sus principios y a sus juramentos.
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CAPÍTULO 7
— Coronel, disculpe la interrupción, ha llegado el General Aponte y solicita de su presencia— Benjamín solo hizo un gesto con la cabeza dedicándole una mirada a sus amigos, estos entendieron conscientes de que esta conversación continuará en otro momento, el Coronel empezó a avanzar hasta llegar al Despacho Militar en donde esperaba por él, el General de las Fuerzas Armadas.
— Walton - Cuándo Benjamín abrió la puerta por detrás del escritorio se observaba la figura masculina con canas visibles sentada - No sabía que el Joven a quien termine de adiestrar estaría alguna vez parado delante de mí como el Coronel, próximo a ocupar el puesto de General - se notaba que el hombre hablaba con cierto orgullo.
Benjamín se acercó a él con una sonrisa estrechando la mano - Una Misión con usted es todo lo que uno necesita para escalar cada vez más cerca de la Jerarquía— Benjamín Walton se mostraba bastante conforme con la presencia del General.
— Me han comentado que llevarás tu la Misión de desbaratar la trata de mujeres cuentas con todo mi apoyo - El General palmeo las manos de Benjamín— No hay nadie más capaz que tú para lograr aquello.
— Agradezco su confianza mi General - Respondió Benjamín.
— Siendo así ya no te quito más tu tiempo que tenga una estadía buena en esta Base - Benjamín luego de aquella conversación salió del despacho dirigiéndose hasta su habitación ya después iría en busca de Santiago y Romina, pero no se esperaba que por el camino se encontraría a Diana, pero entonces alguien más había entrado en el campo de visión del Coronel y era Martín que también estaba viniendo en dirección a Diana, las piernas largas del Coronel fueron más veloces además de que la mujer estaba por entrar en su habitación, la acción de Benjamín solamente apuró aquel proceso su agilidad fue suficiente para que la morena se perdiera del Campo de visión de Martín.
— Suéltame imbécil - Expresó Diana soltándose del agarre de Benjamín— estás mal - La Morena parecía bastante enojada.
— Eres muy valiente - Benjamín se acercó a ella, aquello hizo que Diana por instinto retrocediera.. — ¿Qué quieres? Apártate de mí.
— Te quiero a ti, o más bien quiero tu cuerpo - La vaga respuesta del Coronel estremeció el cuerpo de la morena - Te deseó a ti - Volvió a agregar Benjamín.
— Lamento que tenga aquel problema Coronel, pero no puedo hacer nada por usted debería de buscar a alguien que le haga el favor o mejor aún aquí está su exnovia ella podría ser de gran ayuda y déjeme a solas. — Al momento en que Diana mencionó a la Exnovia de Benjamín, las facciones del Coronel se endurecieron.
— Si no sabes nada, no opines - Benjamín volvió a dar otro paso en dirección a ella.
— No me interesa, es lógico que a usted nunca le importaron los sentimientos de alguna mujer.
— Tienes razón, nunca me han importado los sentimientos de una mujer, lo dije y lo sigo sosteniendo maldito es el hombre que confía en una mujer.
— No todas las mujeres somos iguales - Diana se encogió de hombros - Quizás siempre seguiste siendo un hijo de pu-- y allí está tu recompensa.
— No olvides ante quién estás - Benjamín la acorraló por la pared.
— Cómo podría olvidarte si para mi condena siempre serás aparentemente mi tormento.
— Fui tu primer hombre y seguiré siendo tu hombre.
— ¿Hasta que te canses de usar mi cuerpo?— Diana no tenía miedo de morir estrangulada en manos del Coronel.
— Deja de comportarte así— Sus narices se rozan entre sí, sus fragancias ya estaban combinadas.
— Entonces deja de ser arrogante porque déjame recordarte una vez más tus palabras de hace 6 años.
— Ya no hace falta que me lo recuerdes, sé perfectamente lo que te he llegado a decir en esos tiempos.
— Bien y te he cumplido él deseó, te he olvidado, entonces ya no me vuelas a querer someter a tus encantos sexuales.
— Diana - Las manos del Coronel recorren su rostro - Existía una razón muy poderosa para que yo te dijera que me olvidarás, yo tenía novia desde los 15 años - La confesión de Benjamín había tomado por sorpresa a la Morena— Pero no niego que tenerte a ti era una tentación era una tentación del cual yo no podía escapar ya después de eso tuve mi Karma, pero Victoria ya era mi novia cuando tú apareciste en mi vida.
— Eres un infeliz - Diana se había enfurecido - Sea lo que sea aquello que te hayan hecho, espero que te siga doliendo como la primera vez - Sentenció Diana.
— Por supuesto que duele que una mujer finja estar embarazada, por supuesto que me destrozo pensar que he perdido a un hijo - Benjamín se apartó de Diana - Cuándo Victoria me había dicho que estaba embarazada yo estuve muy interesado en ti aquella tarde ella tenía los ojos brillantes aunque esa misma tarde yo estaba decidido a terminar mi relación con ella, pero ella había cortado los sueños de Raíz cuando me extendió un análisis de sangre y la palabra Positiva resaltaba en ella - Diana dejó escapar un suspiro acercándose a Benjamín - Eres la primera persona que sabrá de esta historia aparte de ella y mis padres, con Victoria habíamos comenzado la relación cuándo ella tenía 15 años aunque la quería también mi madre me había dicho nunca quieras del todo a una desconocida, confieso que no la amaba de hecho creo que nunca ame a ninguna mujer cuando se produjo lo nuestro yo caí, admito que caí, pero fui muy descuidado permitiendo que ella sospechará de que yo tenía otra chica por ahí, nadie de nuestro entorno de preparatoria sabía lo mío con Victoria ya la relación iba de mal en peor aquella tarde yo tenía la intención de terminar, pero en realidad mi Tormento recién empezaría— Las manos de Benjamín subía por los muslos de Diana y aquello no parecía molestar a la morena, tanto que ella se posicionó a horcajadas por encima del Coronel ella sentía la tensión que desprendía Benjamín - No sigas porque no podre contenerme.
— No necesitó que lo hagas - Con aquellas palabras las manos de Diana bajaron la cremallera del Pantalón del Coronel - Quiero que mientras me cuentes también me hagas tuya, tanto como solo tú lo sabes hacer— Aquello había encendido la pasión del Coronel que había cerrado los ojos ante el contacto de la mano de Diana, pero en un movimiento repentino se había levantado le había puesto seguro a la puerta además de dejar que Diana se posicionará en la cama fue cuestión de segundos para que ambos se quedaran desnudos.
Benjamín la beso, un beso lleno de posesividad como queriendo impregnarse en la piel de la morena, mordiendo su cuello, las manos de Coronel viajan en la parte femenina de Diana acariciándola por encima de su prenda íntima aquel tacto la hacía gemir de placer logrando que Diana arqueara su cuerpo - Sigues haciéndome sentir lo mismo que años atrás— susurró Benjamín adentrando una de sus manos en la cavidad de Diana.
— Benjamín - Expresó la morena entre suspiros, el Coronel siempre ha sabido hacer maravillas con el tacto.
Pero todo pensamiento queda corto cuando el Coronel introduce su lengua en la feminidad de Diana, la Morena ya no podía soportarlo empezando a guiar los movimientos de Benjamín hasta que su cuerpo empezó a temblar - Benjamín— Expuso con la voz entrecortada.
— Shhh no podría perderme ver todo este monumento, es una Delicia verte desnuda - Benjamín empezó a subir por las piernas de Diana mientras la mujer tenía la respiración acelerada— Aún recuerdo nuestra primera vez - Aquello si había tomado por sorpresa a Diana - Nunca te he olvidado y nunca lo haría porque me encanta el sexo contigo - Benjamín le había mordido el lóbulo de la oreja.
Segundos después todo el oxígeno abandonó los pulmones de Diana cuándo de una sola embestida, Benjamín la había penetrado, pero lejos de que ella emitiera un quejido de dolor, solamente arqueo más su cuerpo encontrando una compenetración profunda de ambos sexos, hasta que empezaron a moverse el sonido del sexo inundaba la habitación, mientras sus cuerpos colisionan de placer, Gemidos, gruñidos, jadeos aquellos eran el condimento de la pasión que solamente ellos sabían tener.
Benjamín empezó a penetrar a la Morena sin ningún descaro, embestidas profundas, de la cama habían pasado al sofá y por último al baño, las manos de la mujer reposaban por la pared mientras él seguía enloqueciendo a Diana con el ataque su cuerpo, hasta que todo había terminado dos cuerpos totalmente fundidos entre sí, con el cuerpo de ella convirtiéndose en cenizas ante aquella manera de tomarla que el Coronel había empleado.
Ambos habían salido envueltos en una toalla, Diana se había sentado en la cama y Benjamín había imitado su acción, pero agarrando su mano - Aquella tarde ella me dijo que estaba embarazada y fue la misma tarde en la cual tú me habías preguntado - Dime ¿Te espero o te Olvidó? Y tú ya sabes cuál fue mi respuesta, no permitiría Jamás que un hijo mío producto de mi irresponsabilidad sufriera más consecuencias de mis actos, pero aquello había sido una farsa ella había descubierto de mi infidelidad pensando que con un embarazo podría retenerme de hecho lo iba a lograr, pero ella no estaba embarazada solamente tenía miedo de que yo la dejará, así que se inventó un aborto - Benjamín suspiró - yo era joven no dimensionaba todo lo que estaba ocurriendo, pero ella me había hecho creer que si perdió el embarazo y yo le creí, creí en ella ciegamente, hasta que como producto de aquel aborto ella empezó a desarrollar nódulos en su pecho fue allí que ella volvió a mentirme aclaro que aún no sabía que ella había abortado yo pensaba que ella lo había perdido cuando ocurrió o mejor dicho cuando le detectaron los nódulos ambos ya estábamos en la Milicia, pero ella me había dicho que la biopsia luego de que le extrajeran los nódulos habían arrojado un mal resultado y que tenía cáncer sentí que mi mundo se había detenido desde ese día no pasaba ninguna noche en que yo no rezaba por ella, pero aquello era otra vil mentira ella solamente aprovechó que yo la adoraba hasta más no poder y me manipulo es por eso que yo digo que maldito aquel el que confía en una mujer.