La Intrusa

Capítulo 7

He relatado en capítulos anteriores, que había transcurrió tiempo desde que Valeria había ganado su primer caso y a su vez había sufrido la humillación por parte de su ex. Ese fue su comienzo en la búsqueda de justicia, Ashanti y ella eran las abogadas más requeridas en Madrid. Valeria había sanado sus heridas, sin embargo jamás había vuelto a pensar en tener una relación formal. Solo sostenía algo fugaz y sin compromisos, el chico en turno era Efrén, que se dedicaba a ser actuario en los juzgados, pero todo tiene un final.

—Buenos días maja,¿Qué tal tu fin de?.—preguntó Valeria

—Estoy hasta las narices, y es que mi novio se ha pasado tres pueblos con esa manía de andar en bicicleta, agotador, estoy apunto de estirar la pata.¿y tú?—respondió Ashanti

—Tengo la mosca detrás de la oreja, me estoy comiendo el coco y solo había una alternativa. Mande a Efrén a freír espárragos.—respondió Valeria

—Valeria estás dejando ver el plumero, Efrén no es un tipo malo no entiendo ¿por qué quieres darle Morcilla?.—preguntó Ashanti

—Porque no os olvido que los hombres tienen mala leche, y confieso que me cuesta un mogollón confiar en ellos.—respondió Valeria

—Siempre estoy al loro sobre tus miedos y decisiones, y tienes razón es peor darle calabazas a alguien, ahora debes hacer entender a Efrén que debe darle vuelta a la tortilla.—le decía Ashanti

Efrén le había declarado su amor a Valeria, pero ella no sentía lo mismo, a pesar de todo el tiempo y sus encuentros. El definitivamente no cumplía sus expectativas como pareja, más tarde llegó el mensajero para dejar un arreglo de flores para ella.

—Mira lo que te llegó, son muy guay.—le dijo Ashanti

—Pero qué sucede con Efrén, acaso es un melón.—respondió Valeria, tomó las flores y las tiró a la basura.

—Amiga no crees que estás exagerando.—decía Ashanti, Valeria estaba molesta, así que no demoró en llamarlo.

—Eres un tonto o ¿qué sucede contigo?.—preguntó Valeria por el teléfono, Ashanti solo era espectadora.—entiende tu y yo no somos nada, me importa un rábano lo que sientas, no significas nada y te recuerdo que siempre fui honesta contigo. Así que dale vuelta a la tortilla, estás como una cabra, no tires tu blanca en flores, ahórralo.—decía enojada Valeria y colgó

—Necesitarás una orden de restricción.—le sugirió Ashanti

—Definitivamente lo haré, ¡joder! por eso no quiero nada con Efrén es todo un chulo, quiero una relación pero con alguien que sea diferente, no un cutre, y que por supuesto no se le vaya la pinza. Vale, seguiré hincando los codos con el caso de Penelope.—respondió Valeria y se puso a trabajar. Ashanti la dejó sola, ella también tenía trabajo por hacer.

Valeria estaba sufriendo de apego evitativo, se trata de una tendencia a evitar la intimidad emocional y la dependencia en las relaciones interpersonales. Ella pensaba que así es como podía mantener a salvo su estabilidad emocional.

Mientras tanto en Londres, Federico se instalaba en un departamento que había alquilado, salió de México de inmediato, solo su pequeña Ingrid sabía de sus planes. Al parecer estaría una temporada en el país británico.

Él se encargaba de la limpieza, de cocinar y se dedicaba a sus pasatiempos, conocía nuevos amigos cuando salía algún bar. Mantenía un perfil bajo, ya que si la prensa se llegaba a enterar sería perseguido. Después de todo era una imagen pública. Poco a poco tenía días llenos de calma y tranquilidad, estaba preparando su cena cuando sonó su celular.

—Princesa, ¿Cómo estás?.—respondió Federico la videollamada

—Bien papá, extrañándote. Sé que solo han pasado veinte días desde que te fuiste de viaje. Pero yo te extraño mucho.—le decía Ingrid

—También te extraño, cuando salgas de vacaciones vendrás a estar conmigo. Para esa fecha estaré en Francia, así que podemos ir a Niza.—dijo Federico

—Si, me encantaría. Por cierto creo que algo se está quemando.—le avisó Ingrid

—Oh carajo.—corrió a quitar su cena de la estufa.—Creo que tendré que pedir algo a domicilio. Jajaja—se reían ambos por la situación

—Perdón papá por distraerte, pero también te llamé porque Damián no ha vuelto a casa en más de una semana. Marbella me prohibió decírtelo, pero es tu hijo. Siempre nos has pedido decirte la verdad.—dijo Ingrid

—Está bien que me lo hayas dicho, recuerda que no es tu responsabilidad preocuparte por el, ni siquiera mía. El ya es un hombre adulto.—dijo Federico

—Aún no perdonas lo que hizo, ¿verdad?.—preguntó Ingrid

—No es eso, me rendí con el. Tarde o temprano volverá, así que mi princesa usted debe preocuparse solo por comer bien, ir a la escuela y prepararse para sus vacaciones al lado de su padre que la ama tanto. Dale un beso a Marbella de mi parte.—respondió Federico

—Si papá, lo prometo. Cuídate mucho.—dijo Ingrid y terminó la llamada

El saber lo que ocurría con su hijo, le quitó la tranquilidad. Pero sabía que ya era momento de que Damián tocara fondo, o tal vez era que Ingrid tenía razón, aún no superaba el trago amargo de aquella noche. Salió de su departamento para caminar, buscar un lugar donde cenar y así tranquilizarse.

Mientras en la Ciudad de México en el corporativo, Adela fue a buscar a Federico.

—Señora no puede pasar.—decía Rosaura, tratando de evitar que interrumpiera a José Luis, simplemente ella entró a la fuerza a la oficina de la presidencia.

—Esta bien Rosaura, yo la atiendo. Toma asiento Adela.—respondió José Luis

—Gracias, perdón por entrar a la fuerza ¿Dónde está Federico?.—preguntó Adela

—Está de viaje, no tengo idea de cuando vaya a regresar. ¿Para que lo necesitas?.—preguntó José Luis

—No contesta mis llamadas, necesito arreglar las cosas con el, explicarle porque no le conté la verdad, también que no sabía que él era su hijo, además el se hacía llamar Javier. Yo amo a Federico en verdad, sabía que si le decía a lo que me dedicaba, el me rechazaría, después de todo es un caballero y un hombre muy importante, jamás se hubiera fijado en mí. Por favor ayúdame a que me permita explicarle, estoy desesperada.—respondió Adela

—Adela él no quiere volver a verte, no solo a ti, también a su hijo, provocaste una ruptura entre ellos. Yo te creo que no sabías que Damián era su hijo, pero él no. Por cierto ¿has vuelto a ver a Damián?.—preguntó José Luis

—Si, fue a reclamarme. Pero eso fue hace tiempo, me exigió que no me volviera acercar a su padre, o a su familia. Por favor pídele a Federico que me escuche.—respondió Adela

—No te prometo nada, ahora si me disculpas debo entrar a una reunión con todos los ejecutivos.—le dijo José Luis, acompañándola a la salida. Adela caminaba a hacia el elevador cuando coincidió con Marbella

—Pero como te atreves a poner un pie aquí en la empresa. Si vienes a buscar a mi hermano, ya te puedes ir llendo por donde llegaste—le reclamaba Marbella

—A lo que vine no es de tu incumbencia.—respondió y entró al elevador dejando a Marbella ahí sola.

Marbella no podía creer que fuera tan cínica, después de haber provocado el distanciamiento entre su padre y su hermano, era obvio que tenía demasiada osadía de buscarlo y muy poca vergüenza. No dudaba que Damián estuviera viviendo con ella.

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