X-21

En la tarde …

Llegan a la casa de Gardenia; Samuel y Juan.

Samuel saca las llaves de su bolsa del pantalón y abre la puerta mientras Juan dice admirado viendo el afuera de la casa:

—Así que esta es la casa que le compraste a Gardenia; es grandísima.

—así es.—responde mientras le da el pase a Juan y termina por cerrar la puerta.

Camina Juan por el pasillo lentamente mientras observa la casa totalmente admirado.

—es bonita, no crees?—pregunta Samuel mientras llega a la cocina.

—¡¿Bonita?!, es hermosa y se siente un ambiente tan agradable, como la conseguiste?, por que con el adelanto que te dieron por el muertito que nos echamos, dudo que hayas podido pagar esto.—se sienta en unos de los sofás de la sala y comienza a dar pequeños brincos en ella.

—recuerdas a la señora Guzmán.—dice Samuel viniendo a la sala con dos vasos de jugo en sus manos mientras Juan se para y voltea hacia este asentando.

—bueno pues esa señora tiene como tres años queriendo vender esta casa pero no la vendía porque no quería bajar el precio de esta.—se sienta en otro de los sofás con un vaso de jugo; Juan lo escucha mientras le toma a su jugo que Samuel le había entregado.

—cuando trabajamos con el señor Turrubiates acabando con el fiscal Suarez, pude dar el anticipo de esta haciendo un trato con la señora y convenciendo que a ese precio y negada a bajarlo nunca la vendería. Terminó por aceptarlo, con el anticipo ella pudo irse a Estados Unidos con su familia, era lo que quería de ahí su urgencia por venderla. Con el restante de la deuda, se lo deposite cuando me dieron el adelanto.

—vaya quien lo diría, yo con ese adelanto pude por fin pagarle un tratamiento a mi mama.

—Por cierto como lo toma la señora Gabriela, conociéndola debió de haberlo tomado muy mal.

Este recuerda como su mamá lo recibió a bastonazos tras su llegada…—traigo la espalda toda abollada por los golpes…

Samuel suelta una carcajada al escucharlo decir eso y Juan lo ve con desagradó ante sus risa.

—¡No es gracioso Samuel, mi mamá no es como Gardenia que todo te soporta y te celebra!—Samuel detiene su risa al instante de escuchar eso cambiando su semblante a uno serio.—mi Gardenia no me celebra todo, lo que pasa es que ella es tan buena como para enojarse con alguien.

Juan al sentir la intimidación de esta con su semblante deja el vaso lentamente en la mesa de centro mientras lo mira con temor para acomodarse más atrás del sofá.

—okey…—temeroso.

—¡Bien entonces continúa!—cambia su semblante volviendo a su actitud relajada mientras le responde y Juan quedaba totalmente confundido.

—Mi mamá al saber que me iría de la capital se molesto mucho…,mejor dicho se volvió agresiva y negada a que fuera y con justa razón. Ella se preocupa mucho por mi, y la entiendo soy su única familia que le queda y lo que menos quiere es que me pase algo.

—Pero es por trabajo, sabe donde estarás.—Termina y toma de su jugo.

—sip. Bueno, es que no le gusta que me vaya lejos, además siendo fuera de aquí.

—Lo mismo me dijo mi Gardenia, no quería que estuviera tan lejos pero al final termino por aceptar porque sabe que lo estoy haciendo por un bien.

—Eso fue lo mismo que le dijo Lupita a mi mama y lo que la terminó convenciendo y acepto.

—esa Lupe sacándote de apuros siempre.—lo dice con una sonrisa y este se sonroja y contesta nervioso:

—bueno…es que, ella siempre sabe como solucionar los problemas o las situaciones, es tan lista…—sus ojos brillaban cuando hablaba de ella.

—dile lo que sientes…—Juan queda atónito al escucharlo decir eso y exalta:

—¡Queee!..., yo n-ooo…, no puedo hacer eso…—con la cara totalmente roja.

—¿Por qué no, eh?, por favor Juan Daniel se nota a kilómetros que le gustas. O acaso tu no te has dado cuenta.

Este piensa como podría ser su vida con Guadalupe, siendo felices quizá con una familia viviendo en una casa que fuera lo bastante cálida para todos, admirado, sus ojos brillaban con intensidad:

—es tan amable con los demas, tan hermosa. Me encanta como cocina, es tan deliciosa su comida. Cuando me enfermo ella siempre esta ahi, se preocupa mucho. Cuando estoy con ella, cuando hablamos, siempre me hace sentir tan tranquilo y cómodo. Me siento en paz…— Vuelve a la realidad, aterrizando completamente. Sentia tanta importancia al darse cuenta de que lo que soñaba no se cumpliria. Termina por recignarse mostrandolo con un suspiro, sacude la cabeza y voltea hacia Samuel quien le lanza dándole a entender, que era lo que esperaba para decirle sus sentimientos:

—¿Entonces?...—dice Samuel.

—Aunque me duela. No. Quiero que ella sea feliz con alguien decente, con las manos limpias, el hecho de mentirle sobre mi trabajo y a un así hacer que este conmigo, seria muy egoísta de mi parte, no puedo hacerla sufrir de esa manera. Así que tendré que tragarme lo que siento por ella.—sonrie tiernamente:

—al final de cuentas yo me conformo con el simple hecho de que ella es feliz, con eso, yo también sere feliz.

Samuel conmovido por eso, sonríe tiernamente hacia este:

—Eres un buen hombre Juan Daniel, con un gran corazón...—deja el vaso en la mesa de centro para lanzarse a abrazarlo fuertemente y terminar mientras este le correspondía con un gran cariño:

—hermano…—Juan sonríe con un gran cariño al escucharlo; luego de ese momento estos se sueltan; Juan exhala mientras Samuel se sienta en el sofá.

—pero bueno…y ahora por cierto y Gardenia?—Juan cambia de tema.

—se fue a comprar algunas cosas para la casa, si la vieras anda toda emocionada y maravillada por esto, es feliz; y eso me hace sentir tan bien, satisfecho al ver que ya no tendrá más que trabajar en esa fonda. Fue en la mañana a renunciar y de ahí se fue a comprar las cosas.

—Eso es lo que más felicidad da, ver que por fin podremos darle la vida que se merecen a nuestras familias y eso es con lo que uno se conforma.—dice Juan.

Samuel le llega un recuerdo haciendo que suelte una sonrisa simpática y menciona :

—sabes que me dijo que no quiere quejas de nosotros en el trabajo.

Este al igual que Samuel sonríe simpático al escucharlo decir eso y le responde :

—haremos todo lo posible para que no suceda eso.

—mañana será el día en el que comenzará nuestra vida en San Hidalgo. Compartimos el mismo destino. Nunca podremos ser feliz con las personas a las amamos. Pero al igual que tu, nos conformamos con el simple hecho de que ellas sean felices.