Melanie huyó de su país, con un embarazo en secreto y sin un centavo en los bolsillos, Alejandro la corrió sin consideración de su casa y de su vida, sin saber que Melanie se llevó con ella la única oportunidad que tenía de llegar al trono de Tulip Kingdom. Cecilia creyó que con la desaparición de Melanie, ella sería la única mujer en la vida del heredero, pero no consideró que la abuela Mary haría todo por encontrar a la verdadera esposa de Alejandro.
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Embarazada.
Alejandro seguía besando cada rincón del cuerpo de Melanie, pasó por muchas camas, llegó a muchos corazones, pero ninguno como el de esa mujer, era una diosa.
__Si, si, si, eres perfecta Meli...
__¿Ahhhh, siiiii?, su alteza está mintiendo, yo no soy perfecta.__Dijo entre jadeos Melanie.
En un movimiento rápido, puso a su esposa sobre él, al tenerla ahí le mostró una parte de ella que no conocía.
Melanie no sabía de relaciones íntimas, se cubría sus pechos con sus manos y al mismo tiempo trataba de cubrir su rostro, se veía adorable.
__Tengo un tesoro en mi palacio, uno que no quiero que nadie más vea...
Alejandro le mostró todo lo que él sabía hacer y ella aceptó, claro , con un poco de alcohol en su sangre.
Melanie despertó muy adolorida, sentía sus piernas pesadas y sus pechos estaban lejos de pequeños mordiscos, sus recuerdos se veían como si viera a través de un cristal empañado, pero lo poco que recordó fue suficiente para sonrojarse y hacerla querer morir de pena.
__Su alteza, le llaman a desayunar con sus majestades, solo hace falta usted.__La señora Sniff le ayudó a preparar el baño y a escoger su ropa.
Se decidió por un conjunto beige, blusa color rosa y botas, se veía muy elegante y sofisticada.
Bajó pero no había nadie en el comedor.__Quizá estén en el jardín.__Se dijo. Pasó por el estudio, escuchó ruidos , muy extraños , tanto que decidió investigar.
__¡¡Te lo advertí Cecilia, te dije que no te me acerques!!.__Antes de que Melanie pudiera pegar oreja a la puerta, salió del estudio, su esposo discutiendo con una persona que a Melanie no le caía nada bien.
Para su mala suerte, Lord Frederick la encontró.
__Te estaba buscando, mi abuela te quiere junto a ella en el desayuno, vamos...
Y la llevó del brazo, pasando por las narices de Alejandro y Cecilia.
__Melanie cariño, que día mas hermoso, la nieve le da un espectacular brillo al jardín, siéntate acá , junto a mí.__Dijo la reina muy animada.
__Buenos días sus majestades, me honran con su invitación.
Tan educada como siempre .
Apenas se sentó y Alejandro llegó a la mesa, detrás vino Cecilia, con cara de pocos amigos.
__Querida, tu madre no se siente nada bien, pero puedes desayunar con nosotros.__La princesa viuda le invitó a sentarse junto a ella.
__No quiero incomodar, lady Melanie espero y no se disguste.__Sonrió mientras le acariciaba el hombro al príncipe.
__¿Que has dicho?, su alteza Melanie, así debes llamarle, ella es la esposa de un príncipe.__Le corrigió Lord Frederick.
Alejandro solo la veía, las imágenes de apenas unas horas antes, se veía magnífica y deseaba quitar ese vestido. Su hombría despertó, quería sacarla de ahí y llevarla a su habitación y poseerla de nuevo.
El desayuno transcurrió sin incidencias, salvo unas miradas feroces entre Lord Frederick y el príncipe, cada vez que el primero la miraba.
__Nos vamos querida, te llevaré a la fuente de los cisnes.__Le dijo Alejandro, ofreciéndole su brazo.
Cecilia se metió.__No olvide alteza, que me prometió ir a montar, me lo debe.
__¡¡Genial, mi primo va contigo y si alteza irá conmigo.__Dijo Lord Frederick, Melanie movió la cabeza negando.__No soy buena amazona.__Respondió apenada.
__Es normal, con su peso debe tomar precauciones.__Alejandro casi le arranca la lengua a Cecilia.
__Jajaja, nada de eso, la princesa tiene el cuerpo perfecto.
Que afirmación tan directa. El príncipe se le lanzó a los golpes.
En un instante había estallado una guerra en el patio del palacio de Greendellville.
__¡¡Bastaaaa!!, Alejandro ya.__El príncipe Gustav los llegó a separar. Había sangre por todo su rostro y sus puños estaban hinchados.
__Que manera tan desagradable de convivir, somos familia y no pienso tolerar eso.__Dijo la reina.
__Su majestad, Frederick solo quiere conquistar a mi esposa.
__¿Pero está bien que él tenga a su amante aquí, bajo el mismo techo que su esposa?.
Hilda se llevó a Cecilia y le dió una mirada cargada de odio a su nuera.
__Su alteza, venga conmigo, vamos.__La señora Sniff se llevó a Melanie, quién estaba muy asustada.
No supo exactamente que había pasado, pero desde su ventana vió que Dora y Cecilia, abandonaban el palacio.
"¿Que habrá pasado?", se preguntó. No salió de su habitación el resto del día, se disculpó por no cenar, dijo que tenía una fuerte jaqueca.
Alejandro no se sacaba de la cabeza las palabras de Cecilia.
__Estoy embarazada, es tu hijo el que está en mi vientre, me voy ahora, pero resuelve tu situación con esa gorda o les diré a todos que llevo a tu hijo.
¿Es posible que de verdad sea mi hijo?.
Claro que era una posibilidad. Quería salir huyendo, llevarse a Melanie con él y dejar todo atrás. Lamentablemente eso no se podía, conocía cada parte del trato que firmó con sus abuelos, él sería el próximo rey de Tulip Kingdom.
Entró sigilosamente a la habitación, Melanie estaba dormida, se detuvo a admirar cada detalle de su rostro, sus pestañas eran largas y rizadas, sus hoyuelos no se notaban, pero tenía ese hermoso color rosa en sus mejillas, sus labios gruesos y entreabiertos le hicieron acercar más y más su rostro al de ella.
__¿Que haces alteza, por qué está aquí?.__Le dijo Melanie, empujando suavemente y al mismo tiempo tallando sus ojos.
__Eres muy hermosa.
__Estas ebrio de nuevo.
__No, es verdad, eres lo más hermoso que mis ojos vieron...y eso que vi mucho.
__¿Intentas seducirme?, no caeré esta vez, anoche fue por el alcohol.
__Mmm, estaba viendo que tú cuello es lo que más me atrae.__Alejandro le dió besos en esa precisa parte de su cuerpo.
Melanie cedió. "¿Que puede salir mal?. Se irá y al menos me quedaré con el recuerdo de haber hecho el amor con el hombre que siempre amé".__Le dijo a su mente, mientras sentía que su entrepierna palpitaba.
Esa noche se entregaron de nuevo, muchas veces, en la tina, en la alfombra, en la cama, en el gran sofá y en la silla mecedora.
Melanie Humpring fue al cielo y conoció la gloria una y otra vez.
Gracias gracias gracias