Mi Hermoso Vagabundo.

Al otro día......

Llegué diez minutos antes de la hora de entrada a mi trabajo para evitar escuchar el sermón del señor Augusto, quien al verme me ignoró de inmediato. Y a los pocos minutos llegó Addison, quien me saludó como si fuéramos grandes amigas.

Me coloqué mi delantal de servicio y le pregunté al señor Augusto cuáles serían los pisos que debía limpiar ese día.

_Del piso diez hasta el treinta para empezar._ me respondió con cara de burla mientras me daba espalda para enviar a las demás a limpiar otros pisos del edificio.

Yo tomé mi carrito y me fui a limpiar los sanitarios comenzando por el piso diez en adelante, hasta que llegue al piso veintitrés donde ya era la hora del almuerzo y nadie se encontraba en esa oficina porque todos salían a almorzar en exclusivos restaurantes que se encuentran rodeando el edificio.

Yo muy cómoda, dele que dele con la limpieza agachada cerrando una bolsa de basura, sentí que detrás de mí alguien me observaba, donde me di vuelta de inmediato y ví al señor Augusto parado en la puerta.

_Ahora me doy cuenta de tus atributos y por qué el jefe quiere que seas tú la única que limpie su piso todos los días._ me dijo, mientras que yo no entendía muy bien sus palabras.

_¿De qué habla?_ le pregunté.

_Desde hoy tú serás la encargada de limpiar el piso cuarenta y nueve, del señor Warren.

_¿Y por qué yo?_ le volví a preguntar.

_Porque quizás vio que podías hacer algo más que limpiar._ me respondió ese sucio hombre mirándome de pies a cabeza, mientras hacía un gesto con su boca, como saboreando algo muy apetitoso.

Yo, conté hasta un millón para no lanzarme sobre él y dejarlo bien abofeteado por ser un pervertido, pero me contuve lo que más pude y solo le dije: " Termino aquí y voy de inmediato al piso cuarenta y nueve, así que por favor déjeme terminar mi trabajo y no esté de mirón, que para eso el señor Warren no le paga."

(Por suerte ese viejo asqueroso no me dijo nada y se fue, dejándome sola mientras terminaba de limpiar.)

Ese día no quise ir al piso de servicio, ya que no me quería volver a topar con ese viejo, así que sin almorzar subí al piso cuarenta y nueve.

Al llegar no vi a nadie, ya que por la hora seguramente el gran jefe estaría almorzando en algún lujoso restaurante.

Así que comencé por la oficina y al terminar, me fui a su suite privada donde primero limpie el sanitario que era del tamaño de toda mi casa, todo cubierto de mármol.

Mientras terminaba de limpiar el espejo, creí sentir un fuerte ruido por lo que salí inmediatamente a ver qué sucedía, pero no encontré ni vi a nadie. Así que seguí con la limpieza de cada uno de los rincones de esa hermosa suite hasta qué llegué al vestidor, donde habia Miles de trajes de etiqueta y de zapatos.

Pero lo que más me llamó la atención fue un perfume que se encontraba sobre el tocador, donde no pude evitar tomarlo y llevarlo a mi nariz para olerlo.

¡Qué aroma tan exquisito!, digo en voz alta.

_A mí me agrada más el del costado derecho._ escucho decir detrás de mí.

Me volteo, sabiendo que la voz del hombre que habló recién, sería la del gran jefe, dónde al verlo de frente me quedé petrificada, por primera vez no supe qué decir. Solo atiné a devolver el perfume a su lugar.

_Deberías de oler el que te dije, ya que te aseguro que ese te gustará aún más._ me dice el señor Warren.

_Lo siento mucho, señor, fui muy atrevida al tomar sus cosas, mis disculpas y le prometo que no volverá a suceder._ fue lo que le dije, mientras quería salir corriendo de la vergüenza.

_No te preocupes, es normal tener curiosidad, pero ahora yo tengo la curiosidad de que me digas cuál de los dos perfumes te gusta más._ me dice el señor Warren mientras toma mi muñeca y esparce un poco de su perfume sobre ella.

_Huele ahora._ me dice.

_Tiene razón en que le guste más este perfume porque este tiene unos toques cítricos que lo hacen ser inconfundible._ le respondo creyéndome toda una experta en aromas.

_Muy buena acotación señorita. Ahora con permiso, me necesito cambiar._ me dice mientras comienza a quitarse su saco y donde yo muerta de la vergüenza salgo lo más rápido que pude de ahí, para tomar mi carrito y salir pronto de ese piso.

Ya siendo las siete de la tarde y después de haber terminado los pisos que me faltaban por hacer, fui por mis cosas al piso del personal de servicio donde Addison me esperaba para irnos caminando a la parada de autobuses.

Donde platicamos para conocernos mejor y para saber un poco más de la otra, ya que con la única persona que hablo en ese edificio es con ella.

Después de dos horas.....

Me bajo del autobús y veo que el negoció del señor Carlos se encontraba cerrado, me preocupé puesto que él solo cierra cuando su esposa no se encuentra bien de salud y se queda cuidando de ella.

Cómo era temprano decidí ir a su casa para ver si necesitaba algo. A mi desgracia no salió nadie al llamar varias veces a su puerta, hasta que una vecina se me acercó y me dijo que habían internado a la esposa del señor Carlos hoy en el hospital porque habia sufrido una fuerte caída que la dejó inconsciente.

(Fue muy triste escuchar esa noticia, ya que ellos solo se tienen el uno con el otro y si algo le llega a pasar a uno, el otro se queda completamente solo)

Me fui caminando muy triste a mi casa, pensando cómo lo podría hacer el día de mañana para poder ir a visitar al señor Carlos y su esposa al hospital.

Hasta que salí de mis pensamientos al escuchar la voz rasposa de aquel hombre llamado Net.

_Buenas noches, ¿Tienes hoy algo de comer?_ me dice mientras yo camino hacia él.

_Lo siento mucho, pero no tengo nada._ le respondo mientras comienzan a caer mis lágrimas al pensar en el sufrimiento que debe estar sintiendo el señor Carlos.

Que no pude evitar abrazar a ese hombre, ya que sentía la necesidad de sentir un cálido abrazo, que de inmediato ese vagabundo me dio y que olía tan bien o casi similar al primer perfume que olí hoy en el vestidor del señor Warren.