Y que hacer si un día llega un pequeño ser a tu vida y te cambia todos tus planes... Ahora que harás José Luis
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Capítulo 6: Una aventura en el supermercado
Saqué de mi cuenta de ahorros todo el dinero que tenía, no saben como me arrepentí de haber malgastado tanto dinero en licor y en mujeres, si hubiese ahorrado más ahora tendría una forma de darle a mi hija lo que necesita.
Sofía estaba sorprendida por el tamaño del supermercado, miraba todo con mucha emoción, con esto puedo entender que el pueblo en el que vivía era pequeño, tendré que preguntarle muchas cosas a mi hija, tengo que hablar con ella.
Katherine y Sofía empezaron a agarrar productos de los estantes, frutas, verduras, granos, leche, pollo, jamón, huevos, pan, mi hija solo agarro un paquete de dulces, dijo que no quería gastar mucho, me sorprende la forma en la que se comporta ante las situaciones de la vida, es como si supiera la situación en la que me encuentro actualmente.
Más tarde visitamos la sección de ropa infantil, allí le pedí a Katherine que escogiera unos conjuntos y vestidos para Sofía, las dos juntas lo hicieron, la verdad escogieron ropa muy hermosa, aproveche y compre cobijas, almohadas, sábanas y algunos elementos para la cocina, luego pasamos por la sección de juguetes, la niña solo eligió un oso de peluche, me pidió unos cuadernos y colores para dibujar y un libro de cuentos, que son sus favoritos.
Ver la felicidad de Sofía por esas pequeñas cosas me hizo reflexionar de cómo estaba llevando mi vida, al parecer esta niña llegó a transformar mi mundo.
Teníamos varios carros llenos de productos, fuimos a la caja a pagar, la cajera observaba sorprendida, Katherine y Sofía sonreían, yo solo las miraba, en ese momento me sentía feliz, como si tuviera una familia.
-Listo señor, ya empacamos sus cosas, quiere que las llevemos a su auto- pregunta la cajera.
-Si, muchas gracias- respondo.
-Lo felicito señor, tiene una esposa y una hija muy hermosas, que tenga una buena tarde- dice la cajera.
-Gracias- respondo algo sorprendido.
Katherine se sonrojó de inmediato y Sofía no paraba de reír, así volvimos al auto, era el momento de regresar a casa, el auto estaba lleno de cosas, teníamos que intentar organizar un poco el apartamento, para que fuera cómodo para Sofía y yo.
Al llegar a casa las chicas me ayudaron a desempacar las cosas, Katherine y Sofía se encargaron de la cocina, yo intenté reparar unos muebles y armé una cama pequeña que encontré perfecta para la niña, después pedí ayuda para tender las camas, nunca lo había hecho y no sabía.
Luego empecé a limpiar la sala, mientras las chicas preparaban la cena, la casa se veía muchísimo mejor, ya era un sitio limpio para mi hija, ya tenía una cama y unos muebles cómodos, por primera vez me sentí muy bien, ver la sonrisa de Sofía me dio un poco de ánimos para seguir, por ella.
Cenamos una rica pasta que prepararon, la verdad no sabía que Katherine tenía tantas virtudes, la verdad nunca la había visto como una mujer sino como mi empleada.
La noche empezó a llegar, Katherine se despidió de la niña y se fue a su casa, al parecer estudia en las noches, eso tampoco lo sabía, es brillante esa mujer.
Yo me quedé solo con Sofía, ella muy juiciosa tomó un baño y se colocó su pijama, era la hora de dormir y hoy iba a acostar a mi hija en su nueva cama.
-Gracias papá por todo lo que me compraste, sabes hoy fue el día más feliz de mi vida- dice Sofía con una hermosa sonrisa.
-No me agradezcas, sabes ahora no sé cómo hablarte ni como tratarte, pero te prometo que poco a poco iré aprendiendo, tu madre hizo un excelente trabajo contigo y eso me llena de felicidad- le respondo.
-Papá, te puedo dar un abrazo?- pregunta la niña.
-Si pequeña, si puedes- le respondo.
Sofía se acercó a mí y me abrazó, sentía como las lágrimas salían de sus ojos, no alcanzan a imaginar lo que sintió mi corazón en ese momento, era como si eso fuera lo que necesitaba hace mucho tiempo.
-Descansa pequeña, recuerda que mañana vas a ir al parque con Juanita y con David, mientras yo salgo a buscar trabajo, está bien?- pregunto.
-Si papito, hasta mañana, espero que consigas un trabajo para ya no ver tus ojitos tristes- responde la niña.
Yo salgo de la habitación con una sonrisa y un sentimiento extraño, ella es tan parecida a Mariana, tan dulce, tan sincera, me hubiese gustado conocerla antes, me hubiese gustado verla crecer, pero mi padre no lo permitió, creo que la vida me ha dado una oportunidad y esta vez la voy a aprovechar.