En está historia veremos a una joven, dispuesta hacer lo que sea para salvar la vida de su mamá, pero, ¿Qué pasará con ella, si en el proceso se enamora? Los invito a leer.
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Cap. 8
_ Yo me voy con ellas, tú me tienes cansada, te crees mi madre, ¿por qué mejor no busca un hombre para que te quite esa amargura?, tiene veintiún años y aún eres virgen. _ dijo burlona.
Salió de la casa haciendo un fuerte ruido con la puerta, su mamá estaba mirando, muy triste.
_ ¿Mamá que hace ahí parada?
_ Con el escándalo que tenía tu hermana no podía dormir, menos mal que llegaste.
_ ¡Así es ella!, pero ven, vamos a dormir porque que mañana tenemos que ir al hospital, tengo el dinero para las quimioterapias._ dijo emocionada.
_ Sorimar de la Rosa, ¿qué hiciste, de dónde sacaste tanto dinero?_ indagó la señora.
_ Hice lo que tenía que hacer, cuadre unos pagos por adelantados con la señora Cleo.
_ Mi niña, nunca vas a terminar de pagar esa cantidad de dinero._ dijo apenada.
_ No te preocupes, lo más importante es que puedes continuar con tu tratamiento.
No le gusta mentirle a su mamá, pero saber la verdad le rompería el corazón, prefiero inventar una historia falsa a verla sufrir.
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Eykel quedó frutado, esa mujer con un beso a la fuerza logró prender todo mi cuerpo. Fue al apartamento de Paola, se llevaban excelente en la cama, ella lograba satisfacer sus más ardientes deseos, era una mujer sin pudor, siempre estaba dispuesta a tener sexo con él. Mientras estaban en pleno acto sexual, él no dejó de pensar en esa mujer, recordaba esos labios, su piel delicada y como temblaba debajo de él.
Terminaron de darse placer.
_ ¡Maldición!, al besar sus labios sentí una sensación diferente que con las demás._ dijo él en un susurro.
_ ¿Qué dijiste, no escuché?_ pregunto Paola.
_ Nada.
_ ¿Eykel, qué te pasa estás muy extraño?_
_ No pasa nada, me voy a mi casa, te veo mañana en la agencia._ se comenzó a vestir.
_ ¿Por qué no te quedas?_ se acercó a él tratando de convencerlo.
_ Sabes bien que no duermo con ninguna mujer, pasamos un buen rato y nada más.
Él no se aferra ni crea vínculos amorosos, todo se trata de pasarla bien.
Siguiente día
Eran las 6:00 AM, alguien llegó a casa de Sorimar y tocó a la puerta insistentemente. Ella supuso que era Inés y había olvidado sus llaves, se levantó abrir aún entre sueño, al ver a la persona detrás de la puerta no lo podía creer.
_ ¿Es en serio?, ¿qué haces aquí tan temprano?_ preguntó sonriente.
_ No pude dormir, ¿cuenta todo, qué paso?, ¿te trato bien el papacito?, ¿puedes caminar?, ¿fue rudo, salvaje?_ pregunto Luchi con ansias. Entró y se sienta rápidamente.
_ ¡Ja, ja, ja!, eres el final, voy a preparar café porque la conversación promete ser larga.
Se dirigió a la cocina, Luchi detrás de ella, lamentándose de su pasado, se acomodó en la meseta.
_ ¡Ay! Yo me voy a lamentar toda la vida, le di mi virginidad a un desgraciado y gratis, ¡qué horror! _ dijo tocándose la sien con las puntas de los dedos.
_ Luchi, entre ese hombre y yo no paso nada, solo nos besamos, ¿sabes que fue lo peor?, que me gusto muchísimo, cuando nos estamos besando no quería que se detuviera. Lástima que no paso nada, me dio a entender que soy muy poca cosa para él. _ se reflejó cierta tristeza en su rostro.
_ ¡Ay no! ¡Quedé!, qué imbécil ese descarado, pero te pago ¿verdad?
_ Si claro, no pude dormir pensando en él.
_ Amiga, te dejo con las ganas de coger, ¿Qué vas a hacer con todo ese dinero?
_ Ese dinero no es mío, es para la enfermedad de mi mamá, lo único que voy a comprar para mí es un teléfono.
_ ¿Entonces besa rico en cretino?
_ Al principio fue tosco, pero después fue perfecto.
_ Uy, no me lo cuentes, me va a dar algo._ dijo con gestos.
Otro que tampoco pudo dormir fue Eykel, pensando en esa mujer, lo que era muy impropio de él, ya que ninguna mujer le roba el sueño. Bajó al comedor y ahí está su papá, el señor Rodrigo, sentado muy tranquilo, disfrutando del desayuno.
_ Buen día, Eykel._ expresó mirándolo a la cara.
Eykel se sentó, tomó un vaso de jugo, quería decirle tantas cosas que prefiero no hacerlo.
_ Lo serán para ti.
_ ¿Y esa cara, parece que no dormiste anoche?
_ Efectivamente, gracias a ti no pude dormir.
_ ¿Tan bien te fue con la virgencita?
_ No vamos a entrar en detalles.
Esa expresión que uso el señor no le agrado a Eykel, lo miró de mala manera, se tomó el vaso de jugo y se levantó.