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De Sirvienta A Reina

De Sirvienta A Reina

Status: Terminada
Genre:Venganza de la protagonista / El Ascenso de la Reina / Brujas / Reencarnación / Mujer poderosa / Harén Inverso / Completas
Popularitas:92.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Libi 2

Lissa Rosette una joven doctora del siglo XXI cae en coma después de salvar a una niña de ser atropella por un camión. Sin saberlo queda atrapa en una de las mejores novelas de harén inverso y erotismo escrita por su autora favorita. Ahora Lissa es Eyra una extra que muere cuando el príncipe heredero del reino de Eldoria se aburre de ella, al fijar sus ojos en la dulce protagonista. Pero ahora Lissa siendo Eyra cambiará su destino, se vengara del príncipe que jugo con ella como si fuera un objeto y de la protagonista que no le importo arruinar las vidas de las demás para su lograr sus objetivos. Todo esto antes de que la maldición que posee el cuerpo de Eyra la mate. ¿Lograra Lissa cumplir sus objetivos?

NovelToon tiene autorización de Libi 2 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 1

En el fragor de la batalla, Sunna demuestra ser una heroína, superando cada obstáculo y traición. Al final, enfrentada a las declaraciones de amor de Alexander, Oliver y el duque.

Los tres hombres ya se encontraban en el lugar acordado: la Plaza de Rosas, donde la dulce Sunna había entregado una parte de sí a cada uno. Al verla llegar, el primero en hablar fue el joven heredero del marquesado, quien se acercó a ella y la miró con dulzura, tomando gentilmente sus manos.

—Me encantas —le dijo, dejando a Sunna impresionada con su declaración—. Me encanta cada parte de ti y cómo siempre has estado para mí.

El segundo fue el duque, quien no quería perder más tiempo. Adelantándose al príncipe, apartó a Oliver de Sunna y se plantó firme frente a ella, regalándole una de sus más sinceras sonrisas, esas que solo ella había tenido el privilegio de ver en aquel hombre serio y frío.

—Te quiero —dijo sin más—. Sin importarme las consecuencias que esto pueda traer para mí.

El último en hablar fue el príncipe Alexander. Aquel hermoso rubio que había cautivado a Sunna desde el primer momento en que lo vio. Se acercó a ella y, sin aviso, la besó en los labios, demostrándole con ese gesto el deseo y el cariño que sentía por ella.

—Te amo. Eres mi mundo y siempre lo has sido —susurró contra sus labios.

Sunna eligió a su verdadero amor, el príncipe Alexander, quien siempre la defendió y estuvo a su lado. Juntos, enfrentaron los desafíos de un reino en reconstrucción, y Sunna se convirtió en la princesa heredera y, eventualmente, en la reina de Eldoria.

Su reinado fue justo y sabio, y bajo su liderazgo, Eldoria floreció. Sunna y Alexander, unidos en amor y propósito, guiaron a su pueblo hacia una era de prosperidad y paz, demostrando que el verdadero poder reside en el corazón.

**Fin.**

Lissa cerró el libro de golpe y lo lanzó furiosa contra la pared de su habitación. Se levantó de un salto y miró el reloj en la pared, dándose cuenta de que iba a llegar tarde al trabajo. Más aún, tenía programada una cirugía en poco tiempo.

Salió corriendo a toda prisa, aún molesta por el desenlace de la historia. Le disgustaba que Sunna se hubiera aprovechado del amor de los tres protagonistas para lograrlo todo, sin importarle a quién hería o cuántas vidas se perdían en el proceso.

Iba tan absorta en sus pensamientos que casi cruzó una calle sin mirar. Decidió calmarse, sacó su teléfono para terminar de leer el informe de la cirugía que tenía que realizar, pero enseguida lo dejó caer al suelo. Al levantar la mirada, vio a una niña pequeña, de no más de seis años, en medio de la calle. A toda velocidad, un camión se acercaba.

Sin pensarlo, corrió hacia la niña y la empujó bruscamente fuera de la trayectoria del camión, quedando ella atrapada en su camino. Lissa aún estaba consciente cuando llegaron las ambulancias y la policía. Poco a poco, perdió la conciencia, incapaz de resistir el dolor de su cuerpo, hasta que cayó en un mar de oscuridad absoluta.

Eso fue lo último que recordó antes de abrir los ojos y despertarse flotando en un lago. Se puso de pie y caminó sobre el agua hacia la única luz en aquel lugar, llegando hasta un espejo que reflejaba únicamente sombras. De repente, una mano emergió del espejo, sujetándola con fuerza y arrastrándola dentro.

Lissa despertó nuevamente, pero esta vez en una antigua habitación. Las paredes eran viejas y deterioradas, el suelo de madera estaba sucio y húmedo, e incluso en algunas partes crecía moho. Miró a su alrededor y notó un viejo espejo roto a unos pasos de distancia. Se estremeció al verlo, no solo por lo sucedido anteriormente, sino porque el reflejo que mostraba no era el suyo.

Se acercó con cautela y pudo distinguir mejor su nueva apariencia: una niña de no más de siete años, con cabellos de un ardiente tono naranja, ojos morados brillantes y piel clara.

—¡No, no y no! —gritó exasperada, cayendo hacia atrás y llevándose las manos al rostro—. ¿Qué está pasando? ¿Quién es esta niña?

Fuera de control, no podía comprender la situación. Sus gritos resonaron fuera de la habitación y, en cuestión de minutos, dos hombres vestidos como guardias irrumpieron en el cuarto. Lissa seguía aturdida, incapaz de entender lo que ocurría ni por qué le estaba pasando a ella.

Los guardias la sujetaron por los brazos y la arrastraron por largos pasillos hasta detenerse frente a una gran puerta, que parecía llevar a una oficina. De ella salió una joven de cabello rubio claro y ojos dorados, quien la observó con pena.

—La madame dice que pueden pasar —informó antes de retirarse.

Los hombres entraron a la oficina y arrojaron a Lissa al suelo. Ella se quejó de dolor.

《Tal parece que esta niña ha sufrido varios abusos》, pensó, mientras se sentaba en el suelo y detallaba la habitación.

Era lujosa. Las paredes blancas con detalles dorados, una estantería de roble rojo repleta de libros, muebles elegantes en tonos crema y, frente a ella, un escritorio de la misma madera que la estantería. Sentada tras él, una mujer mayor la observaba con frialdad e indiferencia. Su cabello corto y blanco, sus ojos oscuros y sin alma, y su piel arrugada por la edad le daban una apariencia imponente.

La señora hizo un gesto y los guardias se retiraron tras hacer una reverencia.

—Eyra Rosenberg, siete años, huérfana, sin dones mágicos detectados, sin ninguna habilidad artística —leyó de una carpeta sobre su escritorio—. Fuiste enviada desde el convento de Las Hermanas de la Paz —cerró la carpeta y fijó la mirada en Lissa—. Esas monjas malditas nunca mandan nada mejor. Eres bonita para tu edad, pero no me sirves si no tienes magia o alguna habilidad como canto, baile, costura, música o pintura.

Lissa guardó silencio, tratando de procesar la información que la mujer le estaba dando. No entendía nada: cómo había llegado allí, qué estaba ocurriendo. Se sumió en sus pensamientos sin prestar atención a la mujer, hasta que escuchó sus últimas palabras.

—¿Puede repetir dónde estamos? —preguntó con voz firme.

La mujer la miró con desdén. No le gustaba que la interrumpieran, menos aún que le hicieran repetir lo que decía.

—Estamos en el continente de Valdoria, en el pueblo fronterizo de Helka, del reino de Eldoria.

Lissa abrió los ojos con asombro, reconociendo el nombre de aquel lugar. Se dejó caer hacia atrás y varias lágrimas brotaron de sus ojos.

—¿Por qué lloras, mocosa? Eso no te servirá de nada —dijo la mujer, poniéndose de pie y acercándose a Lissa—. No me sirves de nada. No tienes ninguna habilidad, así que no puedes quedarte aquí. Las niñas que me envían esas malditas monjas tienen talentos que yo cultivo hasta que sean lo suficientemente hábiles para ganarse la vida.

La madame sujetó la mejilla de Lissa con brusquedad.

—Pero tú no me sirves, así que tendré que deshacerme de ti.

Se giró hacia la puerta, lista para llamar a los guardias. Pero antes de cruzarla, Lissa se puso de pie y la sujetó con fuerza del brazo.

—Si sale por esa puerta, morirá —afirmó con seguridad—. Soy la única persona que puede salvarla de la enfermedad que la atormenta.

La madame la observó en silencio. Aquellos ojos morados la miraban con determinación.

—Yo sé de medicina y puedo curarla —dio un paso atrás y extendió la mano con una sonrisa—. Déme una oportunidad, Madame, y verá que está haciendo la mejor inversión de su vida.

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Marga Diverio
gracias ☺️
nelida ballesteros
hermosa 😘😍
Libi: Muchas gracias 😘 🥰
total 1 replies
Vero Ramírez
q buen trabajo
Libi: Gracias 🥰
total 1 replies
Josefa Villalta
Excelente
Angel Fonseca
Muy buena
Sabri Nahir Zapata Zini
Hermosa historia
Magdalena Escobar Aranda
maravilloso trabajo felicidades autora y espero poder seguir disfrutando de tus novelas
Libi: Gracias por tus palabras. Espero ver tus comentarios en la nueva novela El Renacer de la Extra Exiliada
total 1 replies
Magdalena Escobar Aranda
muy buena 👍
Magdalena Escobar Aranda
hasta que por fin se decidieron 😍
Magdalena Escobar Aranda
cuando llega el agua al cuello cuidado
Magdalena Escobar Aranda
si que hará Eyra😬
Magdalena Escobar Aranda
hay caray caray 😬
Magdalena Escobar Aranda
hay y ahora que pasará
Magdalena Escobar Aranda
ya es hora que los pongan en su lugar
Magdalena Escobar Aranda
le dieron probada de su propio chocolate
Stella
gracias
Magdalena Escobar Aranda
pues al ataque 😉
Cruz Mejia
La relación del ex emperador con Miranda la vi venir, esa lealtad qué ella daba debía tener una recompensa y que mejor que con un hombre al que ella reparo con dedicación y paciencia y que la ama.
Eyra tuvo su final feliz e hizo a dos hombres felices /Shy//Awkward//Awkward//Facepalm//Facepalm/
Me encanto de principio a fin.
Cruz Mejia
Buena jugada le hizo Silas a Rosalind 🤭 solo así se le quito lo tonta indecisa /Shy//Facepalm//Facepalm/
Una noche de pasión y lujuria desenfrenada para la parejita y el trío /Awkward//Awkward//Awkward//Awkward//Awkward/ años de abstinencia desbordada 🥵🥵🥵🥵🥵
Magdalena Escobar Aranda
así que regreso a su vida real Lisa
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