Natalia es feliz, su familia completa, un maravilloso esposo, algo sobre protector, pero se avecinan grandes desastres que la llevarán al límite junto a sus hijos, los cuales pasarán de ser unos adolescentes vivaces a adultos serios y con muchas responsabilidades, igual que ganas de defender el imperio que se ha formado, tras la alianza de dos grandes familias italianas, lucharán por defender a su Madre de sus enemigos y descubrír, el amor, la traición y el desamor
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La leona
Intento salir de la habitación de Massim pero el me toma por el brazo nuevamente y en un susurro casi inaudible me pregunta.
— ¿Que pasa mamma? — Pregunta curioso
— Quédate aquí y le pones seguro a la puerta, confía en mí, todo va a estar bien — El asiente con su cabeza, creo que me he tardado demasiado con Massim, la puerta está cerrada, trato de escuchar pero nada, deslizó mis dedos suavemente, abro despacio y lo que veo a continuación me deja helada siento mi cuerpo casi inmovil, respiro y la ira me consume.
El le aprisiona las manos con una sola sobre su cabeza, su mano viaja entre las piernas de mi pequeña y su rostro está clavado en su cuello; camino lentamente hacia el con mi arma entre las manos, le estoy apuntando directamente a la cabeza pero no puedo disparar, tampoco quiero hacerle daño a Bianca, la cual tiene sus ojos llenos de lágrimas pero por alguna razón no grita, tampoco emite ningún sonido.
Ella clava sus ojos en mi y se que me súplica, sus lágrimas caen en casada por su rostro, yo pongo el cañón en una de sus piernas, calculando no hacer daño a mi hija y disparo.
El da un grito ensordecedor y se aleja de ella inmediatamente, sangra mucho, el mismo hace presión en su herida.
— Puta loca de mierda— Se levanta y queda de pie, intenta sacar su arma y nuevamente disparo a uno de sus brazos, el me mira fijamente yo solo le agradezco.
— Gracias Ángelo —
— ¿Que te pasa? — ¿Por que me agradeces maldita demente?—
— Por darme el gusto de poderme mirar a los ojos y aclararte que a mis hijos no puedes dañarlos sin recibir un castigo — Y antes de hacer esto le pongo una bala entre sus ojos, con esta son tres los impactos que suenan en mi casa, después de eso rápidamente voy a Bianca y la abrazo ella solo puede llorar y llorar, se siente humillada y no es para menos, pero cuando alzó mi vista veo a Massim mirándome fijamente, en ese momento caigo en cuenta que lo ha visto todo.
Bianca
La verdad es que si me gusta mucho Angelo pero es mayor y tiene hijos, nunca voy a hacer algo que vaya contra los principios con los que me han educado, además tengo claro que por ser quién soy no puedo fijarme en cualquier, podría apostar que me voy a casar con un hombre que apenas conozco, supongo que está bien, aún que tengo claro que mis padres no me van a forzar todos tenemos que poner algo para conservar algo de el mundo donde nosotros vivimos.
Varias veces a intentado poner palabras dulces en mis oídos y no puedo negar que me gusta y mucho pero no es correcto, ya también se lo he dejado muy claro.
Mi madre últimamente me ha tenido alejada de todos, tengo muchas tareas más, además de mis estudios, como el jardín que cada día se vuelve más pesado, particularmente hoy hace mucho calor. Estoy con los jardineros poniendo un poco más de color a todo, me gusta que ella confíe en mi y me de este tipo de tareas porque son importantes.
Traigo un vestido ligero, algo corto, suelto en mis caderas pero las tareas de hoy son un poco más difíciles es entonces cuando voy por un cambio de ropa, tengo el manos libres y suena una canción que me encanta, empiezo a cantarla mientras voy a mi habitación.
Tremendo susto me doy cuando lo veo de pie junto a el cajón de mi ropa interior y tiene varias bragas en sus manos, me acerco despacio no quiero hacer de esto un alboroto aún que me parece asqueroso.
— ¿Que haces aquí?— El me mira, inmediatamente me toma por el cuello muy fuerte y me lanza a la cama después de eso cae sobre mi, escucho sus palabras en mi oído y no lo puedo creer las cosas que me dice empiezan a caer lágrimas de mis ojos.
— No hagas ruido Bianca yo sé que tú lo quieres y yo también pero en caso que se te ocurra gritar, tengo a tu hermano Maximiliano con uno de mis hombres en el piso de abajo — ¿Quieres verlos morir o podemos hacer esto rápido? —No quiero que nada le pase a mi hermano, voy a protegerlo así que solo me limito a llorar.
Aprisiona mis manos y empieza a tocarme por todo lado, mientras muerde fuertemente mi cuello en pocos segundos que para mí son una eternidad, siento que me ha tocado hasta el Alma y siento tanto asco de mi, no puedo evitar pensar que yo soy la culpable.
Yo lo permitió, le di alas, además de coquetear debí correr con mis padres y contarles todo pero no lo hice, así que si estas son las consecuencias de mis actos las asumo lo más responsablemente posible.
Cierro los ojos pero no puedo, su toque se siente peor así voy a concentrarme en la puerta, tal vez alguien pueda entrar, el Jardinero, Massim quien sea y al parecer mis súplicas son escuchadas porque la puerta se abre y veo a mi madre adentrarse, tiene un arma en la mano y le gritó con mis ojos que me ayude.
Ella dispara a su pierna y el se levanta dejándome expuesta a mi madre, rápidamente me levantó, entro en pánico cuando veo que va a sacar su arma pero ella vuelve a dispararle en el brazo; tienen una pequeña conversación y veo a mi madre de pasar a ser la persona más hermosa, tierna y especial a ser una mujer decidida como una leona que cuida a su cachorro y no le tiembla la mano.
Lo que paso después no lo adivinaria nunca; ella simplemente dispara en la cabeza y el cae desplomado.
Llega rápidamente a mi y me abraza solo puedo llorar, pero cuando levantó mi vista, Massim está de pié en la puerta por la que inmediatamente entran todos los demás.
Alessandro
Estamos discutiendo en el estudio, necesitamos solucionar nuestra seguridad y tratar de cerrar algunos negocios, los Ferrero nos la han puesto difícil pero son grandes aliados y necesitamos acabar de negociar, el mayor se excusa y sale mientras sus dos hermanos, siguen con nosotros.
Creo que llegamos a un consenso y necesitamos la firma de el imbécil este que lleva rato sin volver. Máximo está que hecha chispas y no es para menos, algo oprime fuertemente mi pecho hasta que al fin escucho la razón.
Varios disparos de la planta de arriba, seguidos por unos portazos de la puerta principal y muchos gritos.
Ellos sacan sus armas y nosotros respondemos.
Máximo trata de calmarlos pero no está de el mejor humor de el mundo, sumado a nuestra preocupación.
Salimos aún con las armas en las manos pero mis hombres rápidamente los someten, así que voy a la puerta principal mientras Maximo sube las escaleras.