Astrid Morano, hija de la poderosa líder de la mafia italiana, regresa a Estados Unidos con la fachada de estudiar en el exclusivo instituto Blackwood mientras resuelve una misión.
Tres apuestas peligrosas se entrelazan en su vida:
1. Seducción doble: Astrid apuesta con su mejor amiga Nadia seducir a los irresistibles hermanos Escott.
2.Desafío familiar: Su hermano Erick apuesta conquistar a la inalcanzable Nadia, con quién se lleva mal desde la infancia.
3. Amor prohibido: Nadia apuesta que su amiga Meredith no podrá enredarse con el apuesto profesor de matemáticas.
Entre amor, balas y secretos de familia...
Una apuesta que comenzó como un juego, terminó en un amor que cambió todo.
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TORTURA
Pasaron dos horas, el hombre encadenado frente a mí solo me miraba pidiendo acabar con esto de una vez por todas, pero yo no tenía ganas de terminar con esto.
—Sí que eres fuerte, la mayoría solo aguantan unos cuantos minutos — dije mientras pasaba uno de mis cuchillos más filosos por su muslo, para luego apuñarlo profundamente.
El hombre solo abría la boca para gritar ante el dolor que estaba presentando a causa de mis cortes.
—Bien, veo que estás decidió a guardar lealtad a la persona que te envío, veamos a ver qué tanto puedes aguantar —
Tomé de la mesa una navaja, era mediana Pero bien filosa, la calenté por unos minutos con un encendedor y empecé a cortar desde la planta de su pie hasta llegar a su muslo donde ya lo había cortado anteriormente con el cuchillo. Mis manos estaban llenas de sangre.
—Por favor... Solo mátame — dijo el hombre en medio de pequeños sollozos.
—No estoy de humor para matarte y darte el lujo de que tengas una muerte rápida, déjame divertirme un rato… A menos que hables — dije con una sonrisa de psicópata que me caracteriza perfectamente.
— Yo... No puedo —
—Vaya, sí que tienes cojones para meterte con los Morano, ¿Sabes con quiénes te acabas de meter?— el hombre trago saliva y solo asintió. ¿Qué, acaso no tienes lengua para hablar?—
—S-Si—
— Tienes dos opciones, o hablas y mueres a manos de quién te envío, o eres torturado hasta que habrás la boca y me cansé de joderte, ¿Cuál prefieres?—
— Solo mátate de una vez —
— Veo que prefieres ser torturado hasta que me cansé, bien... Tenemos toda la noche—
La piedad es la virtud que nos hace sentir compasión y empatía hacia los demás, especialmente hacia aquellos que están sufriendo. La compasión es el sentimiento de solidaridad hacia alguien que está sufriendo o pasando por un momento difícil.
Esas palabras no existen dentro de mí, no cuando yo había presenciado la muerte de mi padre, no cuando había visto como lo torturaron en frente de mí cuando solo tenía ocho años, no cuando vi como mi madre quién siempre fue una mujer amorosa y compasiva mató a todos los hombres que habían acabado con la vida de mi padre en un instante, mucho menos cuando mi hermano entrenaba duro para ser quién es hoy en día, y mucho menos cuando yo misma me convertí en una hija de puta.
Amor, piedad, y compasión definitivamente no existían en mi mundo.
Existieron cuando era una niña, una niña inocente de tan solo ocho años cuya vida de su padre fue arrebatada en un instante.
Pero esa niña murió el mismo día que mi padre, ahora solo existe esta hija de puta que solo sirve para matar y torturar traidores.
¿Mala?
Me queda pequeña esa palabra
¿Despiadada?
Sí, lo soy
¿Me importa?
Ni una mierda.
Las únicas personas que me importan son mi madre y mi hermano, mi mejor amiga quién siempre estuvo para mí, a pesar de saber lo hija de puta que soy.
En mi mundo solo existen dos palabras: lealtad y traición, donde la lealtad se compra con sangre y la traición se paga con la vida.
—Tienes unas manos lindas, lástima…— el hombre pareció leer mis pensamientos, me quedó mirando con temor, definitivamente esa mirada era una de mis preferidas. —¿Qué, no me digas que ya tienes miedo?—
Tomé nuevamente la navaja, está vez no sería tan blanda. Esto apenas estaba comenzando.
En un movimiento rápido corte uno de los dedos de su mano derecha, el hombre gritaba del dolor, nada comparado cuando cortaba su piel poco a poco, seguí con su otro dedo, hasta llegar al pulgar, antes de poder empezar con su mano izquierda el hombre se dignó a hablar.
— ¡Por favor, para!, te contaré todo—
—Ya me estaba empezando a divertir, que agua fiestas eres, en fin… Te escucho —
— Trabajo para el cartel de las rojas, el jefe quería robar el eclipse, solo quería que le llevará ese cargamento —
— Ese cargamento fue robado hace dos semanas, ¿me ves la cara de idiota?—
— Se lo juro, el jefe no sabía de eso, sino no me hubiera mandado a robarlo—
—¿Quién le dio la información de dónde encontrar el cargamento?—
— No lo sé. Solo sé qué es alguien quien está al tanto de todos sus movimientos, esa persona ha estado planeando robar ese cargamento desde hace tiempo —
Dentro de la organización solo están al tanto y a cargo de todo mi madre y sus socios, pero todos le tienen miedo y respeto a la familia Morano, han servido fielmente a mi madre desde que tomó el poder.
—¿Cómo sabías dónde encontrar la
bodega?—
— La misma persona que está al tanto de todo, le envío la información a mi jefe—
Si a penas lo habían enviado, eso quiere decir que no solo uno sino que varios han estado planeando robar a eclipse desde hace tiempo, por lo tanto, el traidor está dentro de la organización, alguien que sabe todos los pasos de los Morano, ¿Pero quién?.
Me quedé pensando unos minutos, nadie dentro de la organización sería tan pendejo como para traicionar a la familia Morano, mi madre era bien conocida en las mafias no solo por liderar, sino por su capacidad para asesinar a todos en un instante sin ningún remordimiento.
Mi tío le era leal a ella, a tal punto de apoyarla cuando decidió renunciar al poder para estar con mi padre. No podía ser él, no cuando el mismo fue quien le dio el poder a mi madre.
Benjamín era su mano derecha, le debía la vida a toda la familia Morano, definitivamente los Ivanov jamás nos darían la espalda, ¿quién podría ser?.
No podía dejar de pensar en quién sería el traidor, pero solo tenía en claro algo: debía encontrarlo y matarlo con mis propias manos.
—Bien, ya que has hablado no queda más que hacer— tomé un arma y dispare rápidamente directo al corazón del hombre.
—Eso es lo que pasa cuando te metes con los Morano—
Salí rápidamente del sótano, encontrándome con Erick. — el hombre ya no es un problema, lo enviaron el cartel de las rojas por eclipse —
— Siendo así, no sabían nada del robo— dijo Erick un poco pensativo.
—Tenemos un soplón dentro de la organización, hay que dar con el traidor, pero no podemos descartar a los Rojas puede que lo hayan enviado para hacernos creer que no saben del robo de eclipse —
— Puede ser, Astrid—
— Debemos investigar todo con mucho cuidado, me voy a duchar dile a Marco que se encargue del cuerpo de aquel inútil y que le dé los dedos al perro —
— Definitivamente me das miedo pequeña pulga —
—Si no fueras mi hermano te cortó la lengua por llamarme así —